Love Me Again ||| [RSxT/N]

•⇨XXVI⇦•

Después de un rato lanzándonos agua comienzo a sentirme algo cansada así que me siento en una esquina de la piscina dejando solo mis pies dentro de esta. Reiji se acerca a mi sin salir del lugar y se coloca entre mis piernas, rodea mi cintura con una mano y con la otra me quita la cola dejando mi cabello suelto, me mira a los ojos y luego muerde una de mis piernas, siento un dolor combinado con una sensación algo placentera, Reiji se separa.
—Espero, no te moleste que tu novio vampiro te muerda un poco —niego con la cabeza y por puro instinto miro hacia la derecha, mi sonrisa se borra al ver una silueta detrás de unos arbustos, alza su mano dejando ver sus garras y me saluda.
Decido ignorarlo y vuelvo a mirar a Reiji con una sonrisa que intente ocultar el miedo que siento.
—Qué dices si tu y yo terminamos lo de ayer... aquí? Aprovechando que no hay nadie más en la mansión —Reiji acaricia mis muslos con las palmas de sus manos y luego besa una de mis piernas hasta subir poco a poco hasta mi entrepierna me mira unos segundos y luego pasa su lengua por la entrada de mi vagina haciendo que suelte un gemido de la sorpresa
Miro hacia los arbustos para asegurarme de que lo que ví fue solo mi imaginación y si, así fue.
La lengua de Reiji comienza a moverse mas rápido haciendo que mis gemidos aumenten, pongo mis manos sobre su cabeza y lo atraigo más hacia esa zona sintiendo mucho más placer.
—Me parece que estás muy mojada, humana
Reiji presiona más mi cintura y me alza haciendo que rodee sus caderas con mis piernas. Me sostiene con sus manos y yo con dificultad saco su miembro de la pantaloneta y luego él se encarga de meterlo en mi haciendo que ambos soltemos un gemido al mismo tiempo. Él comienza a moverse haciendo que mis gemidos sean altos y frecuentes, Reiji acerca sus labios a mi cuello y después de besarme unas cuántas veces en esa zona, me muerde.
—Tu sangre es la más deliciosa que he probado y me alegra saber que solo yo la puedo tener
Después de decir aquello acelera sus penetraciones y me muerde del otro lado del cuello. El placer que siento no me deja concentrarme en el dolor de sus mordidas, al succionar mi sangre, Reiji creaba placer en mi lo cuál me hacía considerar que era una maldita masoquista.