My Hero's Love

C a p í t u l o 18

Verdades inminentes

— ¿Por qué no me dijiste que Todoroki-san estaba enamorado de Midoriya-san? —se quejó Momo después de desahogarse con su amiga Jirou, la cual le dijo que ya lo sabía.

—N-no sabía cómo hacerlo —se quejó la muchacha, que sentía que era un tema en el que prefería no verse involucrada—. Pensé que ya lo sabías, o n-no sé...

—Bueno, ya no importa mucho —dijo Momo con expresión melancólica—. Al menos podemos seguir siendo amigos...

Jirou se sintió un poco mal por el amor imposible de su amiga, se quedaron en silencio un momento en la musical habitación de Kyoka.

Quizás un minuto de silencio por la perecida dignidad de Yaoyorozu.

—Además, no sé por qué pienso esto pero... ¿No te parece que Midoriya-san también siente algo por Todoroki-san? —cuestionó Yaoyorozu.

Ya tenía un tiempo pensando la posibilidad de que pudiera haber algo entre ambos amigos, pero no estaba del todo segura. Sin embargo, saber con certeza que el bicolor tenía sentimientos hacia el de cabellos esmeraldas solo fomentaba más sus teorías.

Kyoka sabía que por alguna razón Momo le diría algo tan serio como eso. Ella no se lo inventaría así como así; a menos que fueran sus celos quienes hablaran por ella.

— ¿Por qué lo dices?

—No lo sé, por eso no se lo he dicho nadie más; ya que sería cruel crear un rumor como ese hacía Midoriya —aclaró Momo—. Pero hay algo, en la forma en que lo mira, o cómo le sonríe... Que me hace pensar eso.

—Ya veo. Ahora que lo pienso, quizás tengas razón —dijo Jirou en retrospectiva—. Pero no te preocupes, no le diré a nadie más sobre eso.

Sin embargo, alguien más estaba en esa conversación. Alguien estaba tras la puerta.

A alguien se le rompió el corazón sin que nadie se diera cuenta.

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Midoriya Izuku tuvo que pasar otro vergonzoso momento. Una despedida algo forzada para quedarse solo en la mesa, tragándose la vergüenza. Y finalmente, emprender solo el camino de vuelta a U. A.

Comenzaba a ponerse molesto todo ese asunto extraño de los shipps, o lo que sea que le haya explicado su amiga Tsuyu.

Y más que todo, estaba completamente intrigado por la aparición de Todoroki Shouto en su cita. Definitivamente no había excusa para negar lo innegable.

Esos solo podían ser celos.

¿Con miedo? ¿Emoción? ¿Felicidad? ¿Indignación? ¿Una mezcla de todo? Izuku no sabía cómo sentirse al respecto.

Midoriya no tenía ni idea de qué hacer al saber que le gustaba a Shouto. No quería llevarlo al desastre, tampoco terminar arruinando la amistad que ambos tenían si al final todo terminaba saliendo mal.

No se dio cuenta de cuando llegó a los dormitorios, mientras seguía murmurando sin cesar. Iida le recibió en la puerta.

— ¿Midoriya-kun? ¿Midoriya-kun? —le llamó el muchacho, para ser ignorado por un aterrador Izuku en su mundo.

El chico estaba raro, cosas extrañas estaban sucediendo e Iida no podía permanecer ignorante a las cosas que cambiaban sin avisar.

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Uraraka Ochako era, definitivamente, la mejor persona para ser la pareja de Midoriya Izuku.

Ella, quien todos esperarían, quien muchos deseaban que estuvieran juntos. Era uno de los shipps más canon, por lo menos hasta donde se podía saber.

Ella sólo quería creer que estaban destinados, en cierta forma. Ser ellos dos, dos héroes valientes, dos padres ejemplares. Era un sueño muy bonito que no dejaría que nadie le quitara.

Sin embargo, en esta historia le estaba saliendo mal. ¿Qué especie de universo era ese, dónde Midoriya podía sentir algo por Todoroki Shouto?

Deku no era gay, ¿verdad?

Y de todas formas, si lo fuera, ¿por qué no había hablado con ella sobre eso?

Mientras él no le dijera que era cierto, ella no lo creería. Ni aunque le haya visto sonriéndole al otro chico de esa forma que rozaba lo extraño, mucho menos cuando parecía estar fuera de una burbuja en el momento que ambos estaban cerca.

Ni siquiera cuando había escuchado a Momo y Jirou hablar sobre eso.

Uraraka no dejaría que su sentimientos murieran ante esa incertidumbre.

Debía ser fuerte y luchar por el amor que sentía, o dejaría de llamarse Uraraka Ochako.

Por eso, ese día estaba sentada junto a Izuku en la mesa del comedor. Todoroki junto a Iida mientras parecía ajeno al mundo.

Esta vez ella ganaría el corazón de Izuku, estaba segura de eso.

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Esa tarde, ya había finalizado el entrenamiento, pero Midoriya Izuku decidió quedarse un rato más practicando sus patadas en el gimnasio mientras pudiera.

Se sentó un momento, agotado, dejando que su ritmo cardíaco se calmara luego del esfuerzo físico. Disfrutaba un poco el estar dominando cada vez un poco más el poder que se le había confiado, y cuando recordaba su avance se sentía orgulloso de sí mismo, como en ese momento.

Se dispuso por fin a marcharse antes de que le reprendieran, pero antes de que pudiera ponerse en marcha, un objeto volador no identificado vino de quién sabe donde y le sacó el aire.

En el suelo, el sobre permaneció flotando, hasta aterrizar suavemente a su lado.

Como si alguien lo hubiera hecho flotar para luego liberarlo.

Era una roca con una nota adherida. Izuku reconoció la caligrafía de su amiga, además, era la única que le decía Deku-kun.

Lo abrió, y contrario a la extensa carta que se esperaba de su amiga parlanchina, solo decía unas cuantas palabras.

«Tenemos que hablar, Deku-kun.
Mañana, en la entrada de U. A., después de clases».

Volteó tratando de buscar a la responsable, pero se encontró solamente con la soledad del gimnasio vacío. Probablemente la chica ya se había ido.

La carta crispó tanto los nervios como la curiosidad del chico, mientras se encaminaba entre una nueva tanda de escalofriantes susurros.

¿Y si se trataba de lo que él creía que se trataba?

No quería, por nada del mundo, romper el corazón de quien consideraba su mejor amiga, así que esa noche se acostó en su cama rezando por no tener que hacerlo.

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