Reconforte
Midoriya Izuku solo tenía ganas de gritar. No tanto por el indescriptible dolor en su brazo derecho, sino por el enredo en su mente gracias al causante de su lesión.
Había estado practicando patadas hasta que llegó Todoroki Shouto, con una propuesta algo inquietante.
¿De qué tendrían que hablar?
Y ahí el de ojos heterocromáticos preguntó sobre un tema que no podía seguirse eludiendo.
«Estos días has estado muy extraño, Izuku. ¿Estás bien?».
Esas fueron exactamente sus palabras.
Y el pecoso intentó negar, de nuevo, que nada había sucedido, echándole la culpa a las tareas y responsabilidades cualquiera de un joven alumno atareado.
Todoroki no pareció creérselo, pero dejó de insistir. A lo que propuso un entrenamiento juntos.
Midoriya Izuku intentó negarlo, pero la decepción camuflada en el semblante estoico de su amigo fue suficiente para convencerlo de lo contrario.
Y así decidieron entrenar lucha cuerpo a cuerpo; sin quirks, solo la fuerza de cada uno. No era la primera vez que entrenaban de esa forma, pero sí era la primera desde que ambos era tan conscientes de sus propios sentimientos.
Para Izuku era imposible sostenerle la mirada al joven de cabellos bicolores, y por lo menos sus sonrojos se camuflajeaban con el esfuerzo de la lucha.
En cambio, Todoroki Shouto se sentía incapaz de herirlo, aunque fuera un combate de entrenamiento.
Izuku era su debilidad, y saber eso no era alentador.
Las cosas no eran como antes. Ya nada era igual que esos tiempos, y ambos podían notarlo.
Entonces, en una oportunidad, Todoroki aplicó una llave al brazo derecho de Izuku. Claro que él no era consciente de las recientes molestias que el de cabellos verdes estaba sufriendo con respecto a sus manos.
Así que, tratando de superar un poco el miedo a lastimar a Midoriya, acabó por sacarle algunas lágrimas.
Ahora se sentía peor.
—Hey, ¿estás bien?
Izuku se incorporó ignorando la mano que el mayor le ofrecía, más concentrado en el malestar creciente de su brazo. No pudo evitar soltar un gruñido de dolor.
La culpabilidad de Shouto crecía, inclemente en su pecho, así que optó por usar su quirk para aplicar frío sobre el brazo lesionado.
—Lo siento.
Izuku negó, tratando de sonreír para él.
—N-no pasa nada, e-es solo un entrenamiento...
Un lágrima descendió por su mejilla, y Todoroki no podía negarlo ya. La culpa continuaba ganando terreno en su interior; y es que ver a Izuku herido era incluso peor que herirse a sí mismo.
Mucho más si él era la causa.
Entonces su mirada cayó sobre las cicatrices en la mano del de cabellos verdes; cómo surcaban su brazo de forma irregular, un camino lleno de dolorosas imperfecciones que él mismo causó en su pelea hacía ya tanto tiempo.
Pasó sus dedos helados sobre las marcas, ensimismado por completo en la contemplación. Midoriya se sentía más incómodo que nunca por el momento íntimo, pero sin duda el frío aliviaba un poco el dolor.
—También lo siento, por eso —añadió el bicolor, clavando sus ojos sobre los verdes huidizos de Izuku.
Midoriya quería decir que no fue nada, pero era incapaz de formular una frase coherente bajo la mirada grave del mayor. Su corazón iba a una velocidad preocupante, y solo quería huir de esa situación.
Así que, se levantó volviendo a sentir el dolor punzante en su mano, se despidió y fue directo a la enfermería; ignorando a Todoroki y dejándolo con las palabras en la boca.
No dejaba de sentirse como un estúpido, pero su adolorido brazo requería toda su atención, así que tocó la puerta de la enfermería.
—Ah, tú otra vez —le recriminó la anciana, acercándose a él.
Midoriya le dedicó una sonrisa incómoda por el regaño de la señora, y Recovery Girl observó la mano del muchacho.
Hizo su trabajo tan bien como siempre, recordándole que debía descansar.
—Muchacho, recuerda lo peligroso que es esto —le advirtió—. Si tu mano sigue lastimándose, tal vez no pueda hacer nada para ayudarte.
El de cabellos verdes asintió distraído, y le agradeció.
Pero la mujer podía notar que el muchacho estaba decaído, y no creía que fuera por el efecto soporífero de su recuperación.
—¿Sucede algo, joven?
Izuku suspiró exasperado, murmurando una y otra vez que era un idiota. Recovery Girl asumió que eso era un sí.
—E-es que me gusta alguien y no sé si debería decírselo —admitió Izuku en un susurro veloz.
—¿Cómo? —La anciana pidió que lo repitiera, para mayor azoramiento de Midoriya, el cual repitió la frase de forma más entendible.
La mujer lo vio con sus pequeños ojos, analizando la situación.
—¡Ah, la juventud! Que se enredan hasta con las cosas más sencillas... Muchacho, ¿qué cosa esperas que te diga esta vieja? —sin esperar respuesta prosiguió —. Dícelo si lo crees necesario, muchacho. O por lo menos si crees que no vas a salir tan mal parado. Total, no tienes nada que perder, más que el estrés por el que te angustias ahora...
Midoriya pensó en sus palabras, escuchándola atentamente. Y la mujer prosiguió dándole un golpe amistoso.
—¡Pero yo soy doctora, pero no del corazón, hijo! Tú has lo que creas mejor. De todas formas, estás aquí para convertirte en un héroe, no para buscarte un embarazo.
Izuku no comprendió la última frase, pero lo dejó pasar.
—Así que deja de estresarte por eso, joven, que te vas a arrugar más que yo —finalizó Recovery Girl, dándole una paletita para reconfortarlo—. Y más vale que no te vea tan seguido por aquí —amenazó.
Midoriya asintió con vehemencia, y agradeció a la señora por sus consejos y atenciones. Pero aún le quedaba una duda acerca de su charla.
—Y... ¿no me va a preguntar quién me gusta, verdad? —cuestionó casi que con miedo.
—Como si me importara, muchacho —se rio la mujer.
Midoriya suspiró con alivio, y por fin se marchó antes de que Recovery Girl lo corriera de su despacho.
Sin duda, se sentía mucho más aliviado desde hace un tiempo. Y estaba decidido a decir la verdad para sacarse ese peso de encima.
Aunque la idea volvió a llenarlo de incertidumbre.
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My Hero's Love
FanficMidoriya Izuku anhelaba ser un héroe. Más específicamente, él quería ser el héroe número uno. Quería ayudar a las personas, ser el próximo Símbolo de la Paz, no sólo en Japón, ¡si no de todo el mundo, si eso era posible! Él deseaba enfrentar a los v...