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Cada año zarpaba un barco hacia "La isla de las aves no voladoras". En los costados de la maquina blanca y roja se leía su nombre: "Flightless", en un tono azul viejo gracias al deterioro que provocaba el choque de las olas a través de los años.

La función que cumplía el viaje hasta la isla era el de terminar con la vida de los pasajeros.

En el puerto del continente, esperando a los pasajeros, se encontraban los ángeles revoloteando por las cabezas de las vidas que se creían a sí mismas inservibles. El objetivo de los ángeles era hacer cambiar de opinión a esas vidas trayéndoles sus recuerdos más felices de vuelta a sus conciencias, a veces teniendo suerte de cambiar la mentalidad de una o dos vidas.

Durante el camino, los viajantes se exponían a diversos sentimientos. Se podía escuchar el silencio de las mentes aturdidas, a excepción de algunas veces que uno de los tripulantes cantaba la historia de lo que ocurría en aquel lugar; sentían también el frío del viento azotar contra sus caras, que a pesar de ser fuerte dejaba el agua calma.

Al llegar a la isla, los esperaba un camino de huesos bordeado de esqueletos y cuerpos enteros de aves que morían a causa de los cohetes que los demonios que se encontraban en la isla -también revoloteando pero gritando insultos a las personas para incrementar sus ganas de suicidarse- lanzaban para festejar la difícil decisión que los humanos habían tomado, decisión que no podían revertir, ya que una vez que llegaban a la isla no había otra escapatoria más que concluir con el ritual que los seres malignos preparaban para los futuros nuevos demonios.

El ritual consistía en saltar por un acantilado que se encontraba en el medio de la isla, si el humano tenía miedo o se retractaba, a su lado se encontraba su "padrino demonio" que lo empujaba para así terminar con su vida de humano y continuar con la vida de demonio.

La ironía de la historia es que las personas no pueden ser convertidas en ángeles a menos que éste salve a otra persona de tomar la decisión de ir a la isla de las aves no voladoras. Ésta buena acción es compensada con el reconocimiento del ángel sabio, quien invita a la persona salvadora a decidir entre convertirse en ángel salvador o seguir con su vida normal de humano.

La Muerte y Las AvesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora