MENTE

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Había sin duda un extraño carácter mecianico en encontrar a Kenny de vez en cuando.
El rubio alto de corazón noble y mirada tranquila.
El caballero de brillante armadura que fantasensaba lo salvaría de sí mismo, del dragón y de todos los demás.
Tenía mucho miedo de contarle todo, aunque el propio joven ya intuía la situación por la que pasaba Tweek al haber recibido una advertencia de Tucker en el pasado.
Pobre Tweek...
Le dolía verlo así, le dedicaba largas y cariñosas miradas a Craig como si su mundo girará en torno a él. Y es que era así en muchísimos aspectos.
Pero no en uno.
Uno había cambiado para siempre cuando su encuentro en la calle se dio.
Tweek comenzó a pensar en lo que Kenny le había dicho.
Quizás todos merecían ser felices y estar en paz.
Quizás la vida no era necesariamente dolor y angustia para alguien como él, cualquier Dios que existiera no debía hacerlo con la intención de lastimarlo, debía haber una razón clara.
Debía haber algo para lo que hubiera nacido, un propósito más allá de sentirse miserable.
La presencia de Kenny y sus clandestinas reuniones iban mermando el sombrío ánimo del rubio, comenzaba a sonreír más, a sentirse más pleno y calmado.
Un día, sin pensárselo más, el muchacho de la cazadora naranja le habló de frente, nervioso en demasía pero feliz de poder ofrecer aquel escape de esa realidad.
–Podriamos ir de vacaciones a algún lugar... En el trabajo me dieron un bono por las fiestas y... –
Casi quedó deslumbrado cuando Tweek con un brillo esperanzado en la mirada lo observo como incrédulo de sus palabras.
–Ire– dijo simplemente con una sonrisa tímida y feliz.
Después de comerse la dona que Kenny había traído para él y beber su café, se despidió con un efusivo abrazo y volvió a su casa.
Craig estaba leyendo sentado en el suelo, mirando con atención.
Aquel libro entre sus manos hablaba de astrología, un tema que poco le importaba pero veía como un entretenimiento divertido.
–¿Sabías que nuestros signos son compatibles? – dijo susurrando para dirigirle una sonrisa sutil, Tweek se sentó a su lado y comenzó a leer junto a él, el pelinegro lo envolvió con su brazo.
–Las estrellas indican que si ascendente es escorpio... Y tu serias virgo– comenzó a mostrarle las constelaciones.
Tweek miró con curiosidad y comenzó a pensar en aquello.
Miro finalmente a Craig con algo de temor.
Tenía que decírselo.
–I-Iré al pueblo con m-mis padres para navidad– dijo susurrando, Craig no se inmutó.
–Que bueno cariño, saludalos de mi parte–
Le estaba diciendo una mentira... ¿Como estaba haciéndole eso?
Nunca considero aquello, la culpa de mentirle, pero consideraba que era mucho mejor que afrontar la verdad.
Los días siguientes comenzó a empacar con dedicación, preparando todo meticulosamente.
Llevó parte de sus ahorros y su toalla de baño.
Craig lo miró con curiosidad.
–¿Por qué llevas una toalla? Iras a casa de tus padres, no a un hostal–
Lo dejo pasar, el rubio era así, igual no le agradaba usar la toalla de otro y prefería tener la propia.
Aunque algo ya le decía que la situación tenía un caracter sospechoso.

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