16 misisipí

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Destino.

¿Creen en el destino?
En la posibilidad de que todo pase porque tiene que pasar, como si una entidad externa se divierta creando escenarios en nuestras míseras vidas.

Algo realmente extraño y curioso.

_____

— !¡Vaamos, abreté!¡— se quejaba el chico de cabello rojo mientras tironeaba de la manija de la puerta.

Las palmas de sus manos se encontraban rojas de tanto esfuerzo, y los treinta minutos que llevaba allí encerrado, comenzaban a parecerle eternidades.

Se había prometido a sí mismo que no lloraría. Pero le fue casi imposible aguantar sus lágrimas por un segundo más, quienes lentamente, comenzaron a mezclarse con el agua de la piscina, el sudor y el cloro, empezando a empapar el mojado rostro de Seungmin.
Finalmente, soltó el picaporte y se frotó los ojos, soltando pequeños sollozos que comenzaban a escucharse débilmente en el lugar.
Pero como si el mismo espacio se hubiera artado de ese constante gimoteo, lo hizo callar.

El chico de cabello rojo volteó asustado con los ojos colorados y bien abiertos en dirección a la ventana; cuando ese estruendoso ruido lo sobresaltó y le hizo pensar que había estallado el vidrio.
Pero ahora, del lado contrario de la pileta se hallaba de espaldas a él un muchacho alto y de tez pálida.

Seungmin no tardó mucho mas que una fracción de segundo en reconocer de quien se trataba. Y al cruzar miradas, ambos pudieron sentir aquel escalofrío que los recorrió de pies a cabeza.

Porque así era, se trataba del mismísimo Hwang Hyunjin.

Las mejillas de este se tornaron rápidamente de un color carmesí. Había olvidado lo rápido que podía llegar a latir su corazón cuando se encontraba en compañía del menor.
Se veía tan delicado, que temía que con tan solo un simple hola, pudiera llegar a quebrantar aquella pureza que lo rodeaba. Y no identifico bien si los ojos colorados se debían al cloro de la piscina, o a algo más.
Sus piernas comenzaron a moverse de forma casi inconsciente, rodeando, sin aún despegar la vista del chico de pelo rojo, la gran fuente de agua que lograba separarlos.

Pero vamos, Hyunjin no era Hyunjin si no hacía algo vergonzoso frente a su pequeño amor. Y tan embobado se encontraba admirando los ojos oscuros del contrario, que no noto que el piso bajo sus pies estaba claramente empapado. Haciendo que de un momento a otro su vista, ya no sean dos hermosas y brillantes semillas de café, sino, un frío y áspero bloque de cemento.

El castaño se maldijo internamente al rededor de un millón de veces antes de que una tímida risilla lo saque de sus pensamientos.
Levantó la cabeza con sorpresa y no espero encontrarse con el rostro de Seungmin a menos de siete centímetros del suyo.

— ¿Te hiciste daño?

Under water || HyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora