Again

Burial Mounds

Se escuchaban los pasos apresurados y un dificultoso respirar, pronto se abrió de golpe la puerta al estudio de Wen Ruohan, era el espía que mandó seguir a Cangse y ahora estaba ahí ensangrentado en su suelo.

—Necesitan ayuda, se han llevado al niño, los padres están demasiado heridos, no pude detenerlos—el líder de secta al instante se levanta—venían hacia aquí.

Llama al médico junto con veinte de sus cultivadores a gritos y salen a volando sobre sus espadas solo minutos después, el espía herido dio la dirección precisa en que fueron atacados.

Al llegar hay sólo cuatro cadáveres y sangre perdiéndose en una muy mala dirección.

Suben sobre sus espadas siguiendo el rastro hacia Burial Mounds, ahí ven a Changze y Sanren enfrascados en una refriega, aún siendo solo ellos dos van ganando pero se detienen al ver como están tomando a su hijo del cuello en el borde de la colina, si le suelta caerá en la zona más peligrosa de todas.

—Solo bajen sus armas y su hijo no caerá en el valle de la muerte—la retorcida sonrisa hace que el Wen gruña y baje en picada.

A la llegada de los Wen los ladrones tiemblan, pero no retroceden, incluso llegan más.

Después de largo rato Wen Ruohan apunta con su espada al líder que sigue sosteniendo al niño cerca del borde, Changze tiene una fea herida en su costado impidiéndole levantarse, Sanren se desmayó por la pérdida de sangre y es tratada por uno de los cultivadores que trajo Ruohan.

—Baja al niño y te dejaré vivir.—El ladrón sonríe.

—Claro que lo bajaré—le suelta.

—¡WEI YING!—grita Changze al ver caer la pequeña figura y escuchando el grito de horror de su hijo, Wen Ruohan se lanza tras este, después de unos segundo sale volando el Líder de secta de regreso sin el niño, incluso perdió el conocimiento.

El antes lugar lleno de gritos de dolor o pena quedó en completo silencio dejando escuchar un golpe resonar, como el caer de una gota.

—El maestro—se escucha con varias voces, cada vez más y más emocionadas hasta que algunas rompen en risas estridentes—¡El maestro, el maestro es nuestro!

Las risas cada vez se vuelven tan fuertes así como los gritos de dolor de Wei Ying.

(*'-')

Lágrimas, eso era lo que rodaba por sus mejillas en medio de una junta de su secta, su hermano a su lado así como los ancianos a su alrededor no se dan cuenta hasta que el toca su cara, está llorando sin razón.

—¿Qiren?—escucha su nombre y siente un fuerte dolor en el pecho, las lágrimas son más grandes y nublan su vista, no sabe esta doblándose de dolor hasta que su hermano gritó por un curandero.

—Papá, algo le pasa a mi DiDi—escucha entrar corriendo a A-Huan seguro con la cara llena de preocupación y su hermano sobre su espalda llorando.

Lan Xuan se levanta y revisa a su hijo que llora con la mirada perdida, le pasa de su energía espiritual y el niño parece reaccionar dejando de llorar.

—Algo malo pasó—su madre la abraza arrullándole hasta dormirle.

Todavía siente el gran dolor en el pecho y las lagrimas no se detiene por más que lo intente, algo muy malo ha pasado.

（'-'）.｡oO

Wei Ying despierta en el fondo, su cuerpo duele después de recibir toda esa energía negativa, el tener aún su núcleo dorado le ayudó a que la caída que no fue tan dura como la vez pasada, sabia había gritado por la energía de resentimientos que entró en su cuerpo, pero fue menos tiempo ahora; los cadáveres a su alrededor le miran con ojos vacíos, esperaban su siguiente orden, la cual no daría.