Caer

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Wen Ruohan miraba la marca en su pecho, un arce dejando caer sus hojas de manera suelta en la base, simplemente bella.

Suspira acariciando la marca, Chao y Xu aún no tienen la suya. Tocan a la puerta levemente.

—¿Padre? te traje tu té—se coloca bien su ropa y abre la puerta, el más pequeño de sus hijos no alza la mirada, trae el cabello suelto y cojea levemente.

—¿Qué te sucedió?—Chao es un omega debe cuidarle más.

—Nada padre—Wen Ruohan espera deje la bandeja de té y revisa al niño, un ojo morado, las mejillas amoratadas, algunos rasguños y raspones en piernas y brazos—Estoy bien padre.

Chasquea los dedos el mayor y pronto hay dos curanderos encargándose del niño.

—Tráiganme a Xu—el pequeño tiembla y centra su atención en los curanderos, la acción no pasa desapercibida para el mayor. Llega el otro niño que tiene un rasguño en la mejilla.

—Padre—pequeña reverencia y mira con enojo a Chao—No le hice nada.

—Nunca dije eso, pero eres el que siempre está con Chao, ¿Por qué Chao está así?

El hijo mayor aprieta los labios, se ha metido solito en la boca del lobo.

...........

Los picotazos claro que le dolieron y le hicieron recordar, no era estúpido, debía ganarse a su padre y si podía a su hermano así como los jóvenes maestros de las otras sectas; no podía ser la basura que fue en su vida pasada, había sufrido demasiado cuando le mataron y tras esta el lugar donde reposaba su alma fue todo menos placentero, revivir por más de veinte años su muerte dejo mella en su ser, incluso ahora poder cambiar un poco las cosas no era tan malo, su padre se mostraba un poco más abierto, sus clases eran sencillas y lo tutores fáciles de complacer, esta vida era la que siempre soñó y no la perdería por terquedad, pero las envidias son el inicio de toda enemistad y eso le pasaba a su hermano Xu, antes los elogios eran para el siguiente líder de secta, ahora eran para él.

—¿Quién te has creído?—las peleas empezaron después de la partida de los Wei, primero solo eran verbales, después empezaron los empujones y las zancadillas—Tú ni siquiera debiste haber nacido—después los golpes.

Todos los días le llevaba el té a su padre que parecía perder su vista en sus papeles sin verle, eso era bueno, no habría más enemistad con su hermano si el mayor no le decía nada.

Hace solo unas horas Xu fue demasiado agresivo, solo podía fingir el caminar bien y cubrir su rostro con su cabello tras los golpes que recibió, solo debía entregar el té y le pediría a Wen Qing le curase como siempre. Nunca se habían negado la niña y no hacía preguntas, era perfecta para este trabajo.

—¿Qué te sucedió?—por que ahora se le ocurría salir de su limbo y ponerle atención por todos los dioses.

(*'ー`*)

Nie Mingjue practicaba con su sable de manera exhaustiva, su padre y hermano le veían entrenar con interés cada uno de sus movimientos.

La marca de alfa era el menor de sus problemas, ahora su problema y motivo de frustración eran el arco envuelto en cadenas con un sable entrelazado, su mayor y único problema, tenía un destinado, podía ser un completo desconocido, ser un Wen.

—Hijo tranquilízate—su padre coloca una mano en su hombro—Respira.

Obedece bajando su sable, se frota los ojos con enojo, apenas había podido que su alma descansase poco antes de que el idiota Jin se le ocurriese pedir otra oportunidad, ¡solo quería descansar con un carajo!

AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora