Si Thomas no hubiera jalado el gatillo. (Newt FanFiction)

Capítulo 3: Sal de mi vista.

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Jacob me despierta con un golpe en la pierna.

-¡Shuck! En esa pierna no.

Me levanto y a la orilla de la cama masajeo mi pierna. La renguera...

-Vamos, Newt, debemos salir con los otros cranks. Tú estás en el equipo que sale a caminar y rondar el palacio.

-Quisiera no estarlo. No se en que ni porque me metí.

-Dijiste, y lo cito "Debo hacer algo, la desesperación me está matando. Debo salir de este mirtero lugar".

-No "mirtero" es Miertero. Y me arrepiento realmente, me recuerda.al laberinto.

-Si, si. Lo que digas, no es momento de hablar. Tenemos responsabilidades antes de... Ya sabes...

-¿Sucumbir lentamente en la locura?

-Si, sucumbir lentamente en la locura.

Sólo nos alistamos con varias cosas y nos vamos.

Los otros cranks nos están esperando en la puerta de entrada. Algunos tenían sólo días o semanas de ser detectados, algunos otros un poco más fuertes, tenían máximo dos meses. Pero sus ataques de ira eran innumerables y violentos.

Quienes dirigían hicieron planes, y luego, cada grupo marchó por su camino.

Si bien muchos eran amigables, había otros que me ponían el cabello de punta. Como el caso de Harry.

Está en mi grupo, su carácter, aparte del que debería un crank tener, es detestable.

Parece que vive sólo para molestar a las personas. Como Gally con Thomas...

Gally... Thomas...

No, ahora no.

Dejo mi mente en blanco hasta llegar a no se donde a hacer quién sabe que.

-¡Vamos cranks, mientras su cerebro esté funcional estaremos rondando aquí! -Gritó el líder grupal.

¿Para que? Según ellos, logramos "derrotar" a los munis que cuidaban la entrada, y logramos conquistar Denver, y, debíamos protegerlo de CRUEL, alguna otra miertera organización, o incluso más estúpidos cranks que nos lo quisieran quitar.

Así que aquí estoy yo, caminando otra vez. Parece tanto el laberinto. Esté lugar tiene sus propias paredes, sus propios Penitentes, pero no creo que aquí haiga una fosa de los penitentes. No la hay, jamás la habrá.

Así que quizá estaba volviendo al laberinto. Aunque prefiero estar aquí ah allí.

Estoy sentado en la arena pensando en todo lo que puedo llegar a pensar cuando una piedra golpea mi espalda. Volteo y es Jim, un seguidor y adulador de Harry.

-¿Que quieres?

-Oh, nada rubiesito. ¿Que acaso no puedo venir a decir hola?

-No. Largo.

-¿Porque la apatía, rubiesito?, ¿Estás de mal humor? -Su boca se torció en una sonrisa demente.

-No te importa. Vete de aquí. -Yo aún estoy mirando hacia la nada. El toma mi hombro bruscamente, quito su mano al instante.

-Lárgate de aquí, shank.

-¿Cual Shank? Yo me llamo Jim.

Éste idiota...

-Te lo digo por última vez... Sal de mi vista... -Dije esto último con la mandíbula apretada. Mi enojo creciendo y quemando mi pecho.

-¿Muy rudito? Párate, vamos a jugar para ver tus músculos, rubiesito.

Me estaba cansando de el, así que me puse de pie.

-Por última vez. Vete... De... Aquí...

-¿Y si no que?

-No estoy jugando.

-Yo si.

Seguido de esto siento su puño en el rostro. El golpe me hace temblar.

Mi cable cerebro-brazos se desconectó.

Primero fue uno. Luego otro. Y otro más. Seguido de otro, y otro, y otro...

Mis manos en su cabeza, estampandola en la arena.

Quizá fue el olor a arena ensangrentada lo que hizo que volviera a pensar.

Mis pupilas moviéndose de un lado a otro. Mis manos temblando por la rabia dentro de mi. La sangre por todos lados.

Jim sólo daba gemidos leves.

¿Fui... yo?

No, no, ¿Fui capaz de esto?

El ¿Miedo? invade mis adentros, lo único en lo que puedo pensar es en regresar. Así que regreso.

En el camino, igual que ayer, mi cabeza va pensando de más. Siento que va a explotar.

El olor metálico de la sangre en mis manos, junto con la peste de el palacio son un lento detonante.

¿Que quieren que haga? Yo sabía ya que esté sería mi hogar a partir de ahora.

Un. Dos. Tres. Un. Dos. Tres. Un. Dos. Tres.

Los pasos son interminables. No entiendo para que sigo yendo a esa cosa si ya van dos días seguidos que no término la jornada de cuidado. Pero bueno... La vida de crank es un lujo.