Let's Forget (The Walking Dead ff)

Capítulo 4

Llevábamos caminando una semana más o menos. Hace unos días habíamos encontrado la carretera llena de coches, en uno de ellos había un mensaje a una tal 'Sofía', ni idea de quién era, pero no tenía pinta de pudiese pasarse a saludar.

Era de noche y estábamos acampadas en el bosque, Sarah se había ido a dormir hace un rato y a mi me tocaba guardia. Disfrutaba haciéndola, me daba tiempo a estar sola y pensar, pero sin quitarle ojo al perímetro eso siempre. Habíamos perdido el rastro hacía mucho tiempo, pero seguíamos moviéndose y buscando a ciegas, nos habíamos separado durante un día entero debido a una horda que nos acorraló y después de eso decidimos que debíamos escoger un lugar de encuentro si eso volvía a suceder. Elegimos una zona del bosque que tenia una gran extensión de campo y rodeada de árboles con unos gruesos troncos perfectos para escalar, así si pasábamos por ahí una de las dos, la otra la vería desde arriba y nos evitábamos que un caminante o unas persona no deseada nos viese.

Estaba aún vagando mentalmente cuando comencé a escuchar gruñidos y pasos, muchos, muchísimos. "Esto no va a acabar nada bien"

Me volteé con la ballesta en mano y abrí los ojos espantada, "esto es más que una horda". Yo sola habría podido, pero temía por Sarah, ella no era como yo. Tenía que sacarla de ahí ya.

-¡Sarah! ¡Sarah joder despierta! - exclamaba agitada, estaba disparando a todos los que podía. Saqué la katana y mientras mataba caminantes recogía las flechas que había disparado. Arranqué una flecha y me giré para clavársela a otro, el cual quedó a centímetros de mi cara. - Puaj, que asco capullo, aléjate. - y lo lancé contra otro.

Sarah salió rápidamente de la tienda y se quedó horrorizada al ver el panorama.

-¡Recoge las cosas, y vete de aquí, ya! - ordené al verla ahí parada.

-¿Qué? ¡No! ¡O te vienes conmigo o me quedo a ayudarte! - protestó sacando las mochilas y sus cuchillos.

-¡Hazlo joder! ¡Sabes que tiene que ser así! ¡Iremos al sitio! - repliqué. Me acerqué a ella y continué matando caminantes, eran demasiados si tenía que estar pendiente de ella. - Si no llegamos pasada una semana y media, seguiremos buscando. - dije mirándola a los ojos, y pude ver en ellos miedo a perderme y preocupación, pero asintió con las lágrimas bajando por sus mejillas sabiendo que no iba a ceder.

La vi alejarse entre las ramas con las mochilas. "Ya me buscaré yo algo". Puse la katana dispuesta a atacar y en una milésima de segundo me giré en la dirección por donde se había ido Sarah y susurré - Adiós, mamá.

Me volví a los caminantes y pensé "Que empiece el juego señores, a ver quien acaba oliendo peor" Y comencé con la masacre.

Me movía con rapidez y agilidad, despedazando a todos los que podía, y si lo veía necesario usaba alguna flecha en mano. Era una gran horda y me estaba costando deshacerme de ella, pero lo conseguiría, de eso estaba segura.

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Me senté en el suelo. Había acabado con todos, y estaba agotada. No tenía comida, ni agua y había descansado muy poco, sin contar que las heridas se me estaban infectando, me había hecho dos grandes cortes con ramas, uno en el costado y otro muy profundo en la pierna, estaba sumamente débil. Ah, y la enfermedad.

Me puse en pie con dificultad, decidida a conseguir algo, lo que fuese. Comida, agua, medicamentos, algo. No iba a rendirme por mucho sueño que tuviese y por muy mal que me encontrase.

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Llevaba caminando mucho tiempo, cojeaba, con la ballesta al hombro y la katana al otro. Pesaban más que de normal y eso no era más que otro síntoma de que estaba mal, demasiado mal.

Me senté en un tronco que había por ahí y descanse unos diez quince minutos. Estaba exhausta, perdía fuerzas y cada vez me costaba más moverme. Iba a levantarme cuando escuché los típicos gruñidos y me puse alerta, pero no los oía acercarse, sino, quietos, golpeando algo.

Me giré y recorrí frenéticamente los alrededores buscando el origen de todo aquello. Y casi río de mi estupidez. Estaba tan agotada que no había notado que los árboles dejaban de crecer unos metros más allá y, al fondo del todo, una gran prisión se ejercía fuerte y rodeada de caminantes mientras que dentro, estaba vacía.

Me levanté con ganas producidas por la recientemente adquirida adrenalina, aunque estaba segura que probablemente no pasaría de esta. Cogí mi ballesta y a paso rápido me acerqué a un importante grupo de caminantes y sin pensar absolutamente nada me puse a atacar con la ballesta, disparaba lo mas rápido que podía, y conforme me acercaba, recogía las flechas. Cuando estuve cerca de ellos, saqué mi katana. "Que empiece la función capullos"

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Lo siento muchísimo, tenía todo el capítulo 5 aquí que seria como una segunda parte a este y se me eliminó accidentalmente y estaba genial...

Lo volveré a escribir y lo subiré cuando pueda, pero siento si es muy corto porque realmente era más largo y se me eliminó toda la segunda parte.

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