Impossible /Teen Wolf

cuarenta.

  When you fall, I'll take my turn
And fan the flames
As your blazes burn  

canción: burn it down por linkin park 

🔥🔥🔥

Gerard aulló de dolor, pero sonriendo victorioso alzó su brazo donde la mordedura aún estaba marcada. Derek cayó al suelo. Hubo un tenso momento donde todos estaban expectantes, sin saber qué sucedería después.

Lentamente, sangre comenzó a correr por la herida. La sangre era de color negra, putrefacta. Gerard tardó en darse cuenta, solo notando que algo iba mal al ver cómo las miradas de todos se tornaban en asqueadas y confundidas.

—¿Qué? —Jadeó Gerard, bajando lentamente su brazo—. ¿Qué es esto? ¿Qué hiciste?

—Todos decían que Gerard siempre tuvo un plan —respondió Scott, encogiéndose de hombros, sonriendo levemente de lado—. Yo también tenía un plan.

Gerard comprendió rápidamente lo que había sucedido. Sacó del bolsillo de su chaqueta el bote donde guardaba su medicina, recordando que se le habían caído en la comisaría y que Scott le había ayudado a recogerlas. Scott había llenado previamente capsulas idénticas a la medicina de Gerard de ceniza de montaña, y las había intercambiado por la medicina real del más viejo de los Argent.

—¡Ceniza de montaña! —gritó Gerard, enfurecido, haciendo trizas las capsulas en sus manos, volviendo a transformarlas en lo que eran: ceniza de montaña.

El hombre cayó de rodillas, sangre negra escurriendo de sus ojos, sus oídos y su nariz. Empezó a jadear, y en un segundo, estaba vomitando litros de sangre putrefacta. Lia soltó un gritito, dando un salto hacia atrás, sin poder evitar hacer una mueca. Finalmente, Gerard cayó tirado al suelo.

—¿Por qué no me dijiste? —preguntó Derek.

—Porque puedes ser un Alfa, pero no eres el mío —respondió Scott, como si fuera así de simple. Lia se acercó a su lado, entrelazando sus dedos con los suyos, ofreciéndole su apoyo silenciosamente. Estaba muy orgullosa de él.

Gerard comenzó a arrastrarse, vomitando sangre en el proceso, y gritó, ordenándole al kanima:

—¡Mátalos a todos!

Gerard se desplomó. El kanima se quedó estático, sin saber cómo actuar al estar su amo inconsciente. Lia rápidamente detectó que la que estaba en una posición más vulnerable era Allison, pues el kanima aún la tenía sujetada por la garganta, sus garras a centímetros de perforar su piel.

Abrió los ojos de par en par al cruzar miradas con Allison y ver su intención. Iba a zafarse, lo que probablemente solo haría que el kanima se espantara y se pusiera a la defensiva. Lia negó levemente con la cabeza, pero Allison la ignoró.

Aprovechando que el kanima estaba desorientado, Allison se zafó de su agarre golpeándole con toda su fuerza con el codo.

Lia vio cómo todo sucedía lentamente. El kanima, furioso, iba a atacar a Allison con sus garras. Al instante, Lia supo que tenía que actuar. Acortó la distancia entre ella y Allison corriendo y empujándola fuera del camino.

—Nadie se mueva —ordenó Lia, tragando saliva pesadamente. Todos sus amigos tenían la vista puesta en ella, sin saber exactamente cómo intervenir.

El kanima tenía sus garras a centímetros de distancia de la garganta de Lia, dispuesto a atacar, pero había algo que lo detenía.

—Por favor, Jackson —suplicó Lia quedamente—. Por favor. Soy yo.