Impossible /Teen Wolf

treinta y tres.

  The colors conflicted
As the flames, climbed into the clouds
I wanted to fix this
But couldn't stop from tearing it down  

canción: burn it down por linkin park

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LIA esperaba que su amenaza hubiera funcionado. No la ponía cómoda en pensar que tendría que usar sus poderes sin ver nada, mucho menos prender fuego en un lugar cerrado, pero Lia haría cualquier cosa por sus amigos, incluso aunque eso los pusiera en riesgo.

Matt mandó a Jackson a mover a Stiles y a Derek, y a Lia y a Scott los condujo hacia la entrada, justo cuando la madre de Scott iba entrando.

Cuando Melissa entró al lugar, se quedó estática. Matt estaba apuntando con un arma la nuca de Scott, y Lia estaba aferrada al brazo de Scott para sostenerse, con los ojos vendados.

—Mamá, haz lo que dice —dijo Scott tranquilamente—. Prometió no lastimarte.

—Así es. Pero no dije que no lastimaría a Scott —dijo Matt, disparándole de la nada a Scott en el vientre. Lia dio un salto al escuchar el disparo y al perder el agarre en Scott. Inmediatamente movió su mano, dispuesta a quemar el lugar entero, pero una mano se aprisionó alrededor de su garganta.

Matt se acercó a ella, susurrándole en el oído:

—Oh, vamos. Sabemos que puede sanar de una herida de bala ahí. ¿Pero podrá curarse de un disparo en la frente? —Lia se estremeció—. No intentes nada, Lia, o tendremos que averiguarlo.

Lia tragó saliva pesadamente, asintiendo.

—Matt —lo llamó Lia, más tranquila de lo que realmente estaba, cuando por dentro estaba al borde del llanto—. ¿Qué te hace diferente de aquellos que has matado entonces? Hay una delgada línea entre vengador y villano.

Matt dejó ir a Lia, dándose cuenta de que Melissa estaba acercándose a Scott.

—Retrocede —indicó Matt lentamente—. Dije que retrocedieras.

—Scott —susurró Melissa, observando a su hijo tirado en el piso, sangrando.

—Mamá, hazlo. Por favor —suplicó Scott.

—Levántate, McCall —ordenó Matt.

—¡Matt! ¡Escúchame! —gritó el sheriff desde el área de las celdas.

—¡Cállate! —Gritó Matt—. ¡Cállense todos! ¡Levántate, o le dispararé a ella! —Matt apuntó a Melissa con la pistola. 

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—Por favor —suplicó Melissa, después de ser encerrada en una celda, llorando—. ¡Necesita un médico!

—¿Te parece? —dijo Matt tranquilamente.

—¡Escúchame! —exclamó el sheriff, amenazando a Matt.

—¡Estoy bien! —Insistió Scott—. Estoy bien.

—No, cariño. No estás bien —sollozó Melissa.

—No me duele.

—Es la adrenalina. Déjame revisarte. Puedo detener el sangrado...

—No tienen idea, ¿cierto? —jadeó Matt, soltando una sombría carcajada.

—Por favor, déjame revisarlo —suplicó Melissa.