Cap. 10: Los recuerdos vuelven

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Hiroomi estaba en la casa de Ryuji ayudándole a hacer los últimos preparativos para su evento de navidad, y se le ocurrió que iniciarían el compartir con unas palabras navideñas, por lo que mandó a Hiroomi a pensar que deberían decir, mientras que él dividiría las actividades en todos sus compañeros de clase.

—No sé que debería decir
—Tú no lo dirás, será otra persona, solo quiero que lo escribas
—Bueno~ -rodó los ojos- dame una idea de qué poner
— ¡Piensa! Para eso te pago –bromeó Ryuji, pero Omi lo miró con malos ojos- ... ok... umm?... qué es la navidad (?)
—La navidad es...

Hiroomi se quedó pensando, pensó en muchas cosas, como... ¿por qué se creó la navidad?, era algo que él siempre se preguntó, pero nunca le dedicó tiempo para pensarlo. También recordó las navidades que pasó con su familia, las que pasó solo, las felices, las tristes, en las que estuvo Takanori y las que pasó solo con Ryuji.
De repente vinieron a su mente unas palabras:

"Deberías saber el verdadero significado de navidad...
yo conozco a Takanori y él sí conocía el verdadero significado,
tú nunca te molestaste en tratar de entenderlo"

Al recordar eso Hiroomi llevó sus manos a la cabeza, le dolía mucho y empezó a gritar, Ryuji, asustado, se le acercó para tratar de calmarlo. Más palabras llegaron a la mente de Hiroomi:

"¡¿qué son ustedes?! ¿De dónde vienen? ¡Su vida es fácil, solo recogiendo cartas y haciendo regalos... ¡ustedes no saben nada de la vida!"

"El que no sabe nada eres tú ¿qué puedes entender de nosotros?
¡Nada! ¡No sabes nada!"

—¿Qué te pasa, Omi? –Ryuji estaba muy preocupado.
—No lo sé –se calmó pero aún le dolía la cabeza- estaba pensando que escribir, cuando de pronto... algo vino a mi mente, era como si tratara de recordar algo, pero todo era borroso, solo escuché voces...
—Cálmate Omi –lo abraza fuerte- mejor ve a tu casa a descansar, yo termino esto, igual ya falta muy poco –le sonrió.

Ryuji le dio un beso en la mejilla a Omi como despedida y para su sorpresa, Omi se lo devolvió, hasta él mismo se sorprendió por lo que hizo, no sabía que le pasaba pero se sentía raro.
Cuando llegó a su casa, fue directo a dormir a su cama.
Aproximadamente dos horas después de lo sucedido, Hokuto y Takahiro llegaron, y el reno de Hokuto también había llegado sin que las estrellitas lo notaran. Estacionaron el pequeño trineo con los dos renos que lo llevaban, en el patio de Hiroomi oculto entre unas ramas. Hokuto entró a la casa sin hacer ruido y quedó embobado viendo como dormía Hiroomi.

—Me gustaría que nos recordara para poder despedirme bien –comentó Hokuto cuando sintió que Takahiro también entró a la habitación.
—Eso no va a suceder, además te trató mal, ¿lo olvidaste?
—Seguro tenía una razón para hacerlo, él normalmente no haría algo así
—Voy al patio, no te demores –salió del cuarto para dejarlos solos.

El pelirrojo se acercó a Hiroomi y le dio un beso en la frente, se arrodilló junto a la cama y también le tomó una foto, esta vez nadie la borraría, se limpió las lágrimas que estaban corriendo por sus mejillas desde hace un rato. Se puso de pie para dejar la habitación y de casualidad empujó un poco a Hiroomi, pero no lo despertó, así que se sintió aliviado y se fue, pero sin que se dé cuenta, por la cama había caído una foto en donde estaba él y Omi durmiendo.

Al instante el renito de Hokuto entró a la habitación por la ventana y empezó a empujar a Omi con su cabeza para despertarlo. El chico despertó y quedó en shock cuando vio al animal, el reno ignoró el estado del humano y le mostró la foto que estaba en el suelo.
Los dolores de cabeza de Hiroomi volvieron al ver detenidamente la foto que tenía el reno en su boca y repentinamente, todos sus recuerdos que fueron borrados volvieron a él. Hiroomi no lo podía creer, ya recordaba todo, y todo se lo debía a aquel animal, aunque no tenía idea de cómo consiguió esa foto si todo fue borrado como si nunca hubiera existido.

—Gracias, reno –abrazó al animal- me has hecho recordar cosas muy importantes, aunque no sé cómo lo hiciste –le sonrió.- ... ¡Ah! , ¿Cómo es que estás aquí? Y esta foto... ¿la tomó ese pequeño idiota?

Salió corriendo en busca de Hokuto y logró verlo afuera de su puerta cerrándola. Corrió más rápido para abrirla la puerta y ahí estaba, el pequeño que le había devuelto las sonrisas y que aún le debía una disculpa, sin decir nada lo abrazó con fuerzas como si fuera lo más valioso que había.

—Lo siento mucho, Hoku-chan –unas lágrimas se escaparon de los ojos de Hiroomi.
—Tú... ¿me recuerdas? –el pelirrojo estaba sorprendido y algo avergonzado.
—Claro que sí –le dio un golpe en la espalda- idiota
—Pero... -lo empujó para soltarse- ¿cómo es que sabes quién soy? Takahiro borró tus recuerdos.
—Así que fue ese desgraciado... me las pagará –dijo juguetón y notó que el joven bajó la mirada- Hokuto, yo... lo siento mucho, de verdad... sé que te lastimé, pero me arrepiento... estoy feliz de recordarte, aún no estoy 100% seguro, pero creo que tú me gus...

Hokuto estaba muy nervioso, sabía que era lo que quería decir Omi, pero era muy lento y encima lo miraba fijamente a los ojos. Hiroomi decidió mejor decirlo con una acción, por lo que se acercó al pelirrojo, agarrándolo por los hombros y acercó su rostro para besarlo, Hokuto se puso rojo como un tomate, nunca había besado a nadie, así que simplemente apretó los ojos y esperaba a que el momento llegara, cuando de pronto, justo cuando ya estaba cerca de besarlo, el reno del pelirrojo salió de su escondite y corrió hacia ellos y empujó a ambos con su cabeza, haciéndoles caer al suelo.
Hiroomi cayó sobre Hokuto, por lo que iba a ignorar el comportamiento del animal y besar al pequeño que tenía frente a él, pero el reno agarró con su boca a Hiroomi de la ropa y de un jalón, lo puso de pie, alejándolo de su dueño.

—¿Qué tiene tu mascota? –preguntó enojado
—No lo sé, nunca se comporta así –dijo desconcertado, Hokuto.

El reno seguía jalando a Omi de la manga de su ropa y pisoteaba con sus patas traseras.

—¡Ey! –gritó Hokuto- ¡Gun-chan, compórtate!
— Se llama ¿Gun-chan? –preguntó Omi, mientras que el pelirrojo trataba de que el animal lo suelte.

El reno empujó a su dueño y salió corriendo hacia el patio, de donde venía Takahiro con cara de pocos amigos.

Futari no ChristmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora