One Opportunity

01

Y otra vez había llegado el lunes, había pasado una semana desde que el vecino nuevo había llegado, y como era de esperarse no había pasado nada, la última semana de vacaciones estuvo en casa leyendo, un sábado más de ir al grupo de la iglesia y un domingo más de ir a misa. Sí, la vida de Jimin no era la más divertida o interesante, pero era calmada y ordenada, como debía ser, según su madre.

6:45 marcaba el despertador que no dejaba de producir ese desesperante sonido, poco a poco abrió sus ojos divisando la luz que se colaba por su ventana, estiro su mano hasta alcanzar al que producía ese ruido irritante y lo apago, con un poco de pereza deslizo las sabanas de su cuerpo y se sentó en su cama, quedándose así unos minutos esperando el despertarse por completo, los pasos del otro lado de la puerta indicaban que su madre ya había despertado y estaba por bajar las escaleras a preparar el desayuno; se levantó de donde estaba y camino arrastrando los pies fuera de su habitación al cuarto de baño, la puerta estaba cerrada, seguro su hermano estaba, toco la puerta para cerciorarse.

-Jihyun ¿estás ahí?

-Sí, ya casi salgo- respondió una voz del otro lado de la puerta

Al saber que el baño estaba ocupado decidió aguantar un poco más sus ganas de ir a descargar su vejiga, opto por mientras arreglar la ropa que se pondría para ir la universidad. Cuando llego a su habitación nuevamente abrió su armario; camisa de botones blanca, camisa de botones beige, camisa de botones hueso, camisa de botones celeste, sí, bueno, creo que ese día seria de nuevo una camisa de botones y unos pantalones negros de vestir junto a esos zapatos negros bien pulidos.

Que interesante vestimenta Jimin, pensó.

Después de arreglar su ropa y tomar su toalla se encamino al cuarto de baño en donde la puerta ya estaba abierta, entro a este, vació su vejiga y posteriormente abrió la llave del agua caliente y comenzó a desvestirse, entró a la regadera no sin antes probar el agua y la misa rutina comenzaba, shampoo, enjuagar, jabón, enjuagar, cerrar llave, bata, secadora, salir a la habitación y vestir, todo en menos de 15 minutos, tan rutinario y calculado, como su madre quería.

Abotonó el ultimo botón de su camisa y se miró en el espejo ¿qué pasaría si solo ese día iba desfajado? Sí, mala idea, seguro su madre lo miraría mal y rápidamente se dirigiría a él para fajarlo y regañarle por ser un desordenado y que los buenos chicos siempre deben ir bien presentables. Finalmente optó por fajarse y colocar su corbata mirándose así una vez más en el espejo, pero no tanto pues su madre le había dicho que hacerlo tanto era de gente vanidosa y eso a Dios no le gustaba.

Ya listo salió de su habitación bajando al comedor, al llegar pudo ver a su padre sentado, como siempre, en la punta del comedor con su periódico en manos y su humeante taza de café amargo frente a él, al costado estaba su hermano desayunando lo que parecía ser avena y una manzana, obviamente para ser excelentes y buenas personas debían de consumir una perfecta dieta nutritiva para que su salud nunca empeorara, al comenzar a caminar para sentarse en su lugar junto a su hermano su madre salió de la cocina con lo que podía ver era su desayuno, se sentó y su madre puso un tazón frete a él junto a un plato con manzana cortada.

-Es avena y manzana, anda, come, debes de tener energías para rendir todo tu día en la universidad, recuerda que el desayuno es...

No la dejó terminar cuando respondió

-La comida más importante del día, lo se mamá- Volteo a ver a su madre quien ya le dirigía la mirada.

-Así es, pero ¿qué te he dicho de interrumpir a las personas cuando hablan?

-Lo siento- contesto tomando el primer bocado de su manzana y así comenzando su desayuno

-Vamos, apúrense, deben aun cepillarse los dientes, ya son las 7:25 y saben muy bien que ningún Park llega tarde.