One Opportunity

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- Amén – dijeron al unísono todas las personas presentes en la misa después que el padre pronunciará la bendición que indicaba que la celebración había finalizado.

Sus ojos pesaban y su cuerpo se sentía cansado, pese que le gustaba ir a la Iglesia ahora lo único que anhelaba era irse a casa. El bullicio de la gente saliendo detrás del padre hizo que el dolor en su cabeza, por no dormir bien, aumentará. No recordaba a qué hora se había dormido, pero sabía que fue tarde pues la felicidad que invadía su ser no le dejaba ir con Morfeo y tardó un buen rato para finalmente cerrar sus ojos y descansar. Poco le duró el gusto pues escuchó su alarma, 8:00 am, era hora de empezar con la rutina dominguera y cuando menos lo espero ya se encontraba a las afueras del templo.

Como cada domingo se quedarían un rato a las afueras del lugar charlando con las personas que asistían, su madre se iría con el grupo de señoras al que iba y hablarían de sus maravillosas vidas y discutirán las lecturas y el evangelio afirmando que todo lo que contenían era muy sabio y verdadero. Su padre, entonces, charlaría con los esposos de las mujeres estiradas con las que hablaba su madre y estos le invitarían a uno de esos grupos para hombres y a uno que otro encuentro matrimonial, que el Señor Park rápidamente rechazaría con alguna excusa de trabajo. A veces pensaba que su padre sólo iba a la Iglesia porque su madre así le decía y ni por gusto propio, quizás sólo no quería discutir.

Por otra parte, su hermano iría de un lado a otro coqueteando con las chicas que le hablaban ¿qué le veían todas ellas a su problemático y bobo hermano menor?

Y finalmente él, como siempre estaría en el círculo de jóvenes, en su mayoría mimados y que no hacían nada por sí mismos, no le agradaban mucho que dijéramos, pero no debía juzgar a las personas, el único que puede juzgar a alguien es Dios, o eso había escuchado decir a su madre, así como al párroco, esa era su única razón para soportar a esos chicos. También mantendría como cada semana la esperanza de que a Taehyung le dieran ganas de ir a misa y acompañar a su abuela, si sus padres preguntaban sobre su amigo el respondería que iría más tarde a misa el sólo y ellos aceptarían, después de todo la vieja señora Kim no dejaría a su nieto faltar a la fiesta del Señor Todo Poderoso ¿o Sí?

Por suerte esa vez no había sido así y su castaño amigo se encontraba caminando hacia a él con una pequeña viejecita que se prendía de uno de sus brazos, pero no sólo se sostenía de él, sino también de otro alto joven que ya conocía.

- ¿Por qué Jungkook sostiene a tu abuelita también? – Preguntó Jimin.

- Una mujer debe de estar siempre bien acompañada cariño – habló la Abuela Kim soltando su agarre y apretujando las mejillas de su nieto y su amigo.

- Ya abuela – dijo Tae dándole una tierna sonrisa a su abuela y girando la vista a Jimin. – Que por qué está él aquí – con su dedo pulgar alzado apunto en dirección al castaño oscuro. – Bueno, ayer me quedé en su casa después de que jugamos ese nuevo juego que le llegó, cuando desperté me acordé de que tenía que llevar a mi abuela a la Iglesia porque le tocaba leer y mis padres se fueron a no sé dónde y pues yo soy el único en casa, así que le dije que debía ir por ella y me acompañó.

- Aparte quería salir – dijo Jungkook haciendo un gesto de indiferencia con sus hombros.

- Es un chico muy dulce – dijo la abuela Kim. – Mi Tae tiene muy buenos amigos – habló sonriendo a los dos chicos. – Por cierto, cariño ¿cómo están tus padres?

Esa pregunta hizo que su mente mandara a funcionar su engranaje y encender el foco de las ideas y ahora tenía una grande.

Si la Abuela Kim decía que su nuevo amigo era una buena persona, dulce y amable, daría un plus a que lo dejarán salir ahora con la compañía del menor de todos, además que encontrarlo en la iglesia y decirle a su madre que había ido a la misa sería la situación perfecta y no dudaría en decirle que su nuevo amigo era agradable y que podía salir con él.