One Opportunity

18

En su vida hubiera pensado pisar el patio trasero de los Min, pero ahora ahí estaba sosteniendo una bandeja de brochetas listas para ser puestas en la parrilla, donde su esposo platicaba con el Señor Min como si fueran amigos de toda la vida mientras encendían el carbón. Camino a ellos con sus pulcras zapatillas blancas y tendió el plato en la mesa junto a ellos dándoles una sonrisa, extrañamente no había hipocresía en ella.

A eso de las 5 habían llegado a la puerta de los Min, era otoño, sus hijos y su esposo vestían suéteres de cuellos en "V" con sus jeans más cómodos, ella usaba su bonito cárdigan rosa, parecían esa típica familia de TV americana; tocaron y pronto la puerta fue abierta.

— Pasen, pasen. — Le invitó la dueña de la casa. — Los chicos ya están en el patio, permíteme esto — dijo tomando el pay que tenía la señora Park, si los Min se habían ofrecido a invitarles la cena, aunque no le agradase mucho la idea, tan siquiera ser agradecidos y llevar el postre. — se ve delicioso, lo pondré en el refrigerador.

Cuando estuvieron el patio trasero se dio cuenta de lo que significaba "los chicos ya están en el patio", eran poco menos de 20 personas ahí ¿de dónde había salido tanto muchacho?

El lugar estaba adornado con luces blancas colgando por doquier, varias sillas esparcidas formando una "U" y globos amarillos y blancos flotando, a un costado había unas bocinas y en medio de ellas un joven picaba botones y uno audífonos de diadema adornaban su cabeza. Esto no era solo una parrillada de vecinos, era una fiesta entera, casi le reclama a su esposo si no era porque vio a sus hijos correr a donde los demás chicos y entonces apreció una escena que nunca había visto, sus hijos sonreían con verdadera autenticidad, les abrazaban y felicitaban a Jimin ¿Cuándo su niño había hecho tantos amigos?

— ¿No lucen adorable todos? — Escucho a su vecina decirle. — Hacía tiempo que no veía a Yoongi tan feliz con tanta gente, no es de tener muchos amigos, pero me alegra que hiciera unos cuantos.

— No tenía ni idea que Jimin y Jihyun tuvieran tantos amigos... — dijo más para sí misma que para cualquiera.

— Son buenos chicos, — le mencionó la dueña de la casa — conozco a la mayoría, Yoongi suele traerlos los fines de semana, aquellos dos – señaló a Namjoon y a Hoseok — son sus amigos desde la secundaria, no tengo ni idea de como congeniaron con la solitaria personalidad que mi hijo cargaba en ese entonces, pero me alegra que lo encontraran, ahora son inseparables y lo ayudan a mejorar y ser buen chico, — una dulce sonrisa se formó en sus labios — a esos dos pequeños los conocí hace poco, supongo que ya conoce a Tae Tae, – la señora Park asintió — es un dulce chico, que haría lo que fuera por Jimin, es chico junto a él es Jungkook es la cosita más bonita que jamás conocí, es primo de Seokjin, el rubio de allá, aunque parezca despreocupado siempre esta al pendiente de los menores, tiene poco tiempo de conocer a la mayoría y juntarse con ellos, pero ya tan pronto se encariñó, y quién no con semejantes dulzuras.

— Vaya ¿y los demás chicos? — preguntó la señora Park.

La dulce señora Min se dispuso a contarle cualquier cosa que supiera de los jóvenes ahí, sabía que su vecina no confiaba mucho en las personas, menos si lucían como aquellos, cabellos teñidos, perforaciones, ropas holgadas y tenis grandes, pero la vestimenta no define quien eres realmente, había que enseñarle que esos chicos no eran lo que creía, así que siguió diciéndole lo amables, lindos y listos que eran. La señora Park no sabía que pensar ya, amaba a sus hijos y siempre trataba de hacer lo que ella creía era mejor para ellos, que los hiciera unos jovencitos de bien, que la gente deseara fueran sus hijos y los tomasen como ejemplo, pero en todo el tiempo que pensó estaba haciendo lo mejor para ellos nunca habían mostrado expresiones tan sinceras como ese día, eran las sonrisas más puras que alguna vez les vio, quizá como decía la señora Min, no eran tan malos chicos después de todo si hacían lucir tan radiantes a sus hijos.