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El señor Park dio un último jalón al lazo que sujetaban las maletas en el techo de la minivan y lo amarró bien a uno de los soportes del techo, sacudió sus manos una con otra y giró a ver a su familia y a los dos amigos de su hijo mayor.

- Esta listo ya, suban a la camioneta, es hora de irnos con los abuelos.

La madre se fue acercando con los chicos tras de ella, como ya habían acabado los días de exámenes de mitad de periodo y solo iban a recuperar los que habían reprobado algún examen los jóvenes no habían ido a clases; al llegar al vehículo vio que ellos entraran primero para después volver a hacer un recuento de si no olvidaba nada, bolsa, cartera dentro junto a las llaves, uno, dos, tres, cuatro chicos dentro de la camioneta y un esposo que regresaba de cerrar la puerta con lentes de aviador en su rostro y las llaves de la minivan en mano. Todo perfecto, era hora de irse.

Se adentró en la camioneta y cuando dirigió su vista fuera de la venta pudo ver a sus vecinos en el jardín bebiendo limonada y jugando con ese fastidioso perro que mas de una vez le había sacado un susto en las mañanas que se aparecía entre sus arbustos y que en incontables ocasiones no la dejaba dormir por sus ladridos, en definitiva, por eso nunca había querido una mascota, solo seres molestos.

Saludó con descaro a sus vecinos que le despedían felizmente y les sonrió. La mañana anterior había salido a regar los rosales de su jardín, la Señora Min volvía de su paseo matutino con el cuadrúpedo miembro de la familia y como lo veía venir se quedó a charlar con ella, y como la educada señora que era tenia que aguantar a su molesta y entusiasta vecina.

- ¿Y qué harán mañana? Estaba pensando en invitarte a ti y a tu familia a cenar, he pensado en todo este tiempo que llevamos ya siendo vecinos nunca hemos hecho algo como tal ¿Qué tal una parrillada? – la señora Park era muy buena ocultando su pensar y sentir por ende en ningún momento mostro su disgusto hacía las palabras profesadas por su vecina. – Serviría para que nos conozcamos bien, entre vecinos hay que conocernos para tener una mejor convivencia ¿no crees?

- Si, realmente lo creo – No lo creía. – Pero este fin no podemos, mañana nos vamos a visitar a nuestros padres, iremos a Busan y nos quedaremos allá hasta el domingo, llegaremos hasta la noche.

- Es una lástima – dijo decepcionada. – ¿Qué dices del próximo fin?

- Quizás ese fin si podamos.

- Perfecto, como quiera nos penemos de acuerdo, hasta luego vecina.

- Hasta luego Señora Min.

Sí, eso nunca pasaría, no mientras pudiera evitarlo. Escuchó el motor encender y el viaje comenzó.

La camioneta se alejaba hasta desaparecer de la vista de los Min cuando giró en una esquina.

- Papá ¿me prestas tu motocicleta?

- ¿Ahora sí la pides? – el ceño de Yoongi se levantó y abrió sus ojos en muestra de asombro. – ¿Creíste que no me daría cuenta de que la habías tomado para escaparte en la noche con el inocente vecino? – la señora Min rio, los dos habían visto a su hijo escalar al balcón de Jimin, pero no habían dicho nada, cualquiera alguna vez había ido a ver a hurtadillas a su enamorada, o en ese caso, a su enamorado.

- Bueno, ahora veo que si lo hiciste.

- Lo hicimos, tu madre y yo – el pálido volteo a ver a su madre indignado por no decirle nada y seguir escabulléndose a escondidas de la casa todas las noches, esta solo se limitó a evitar su mirada. – No dijimos nada porque nos hacia gracia todos tus intentos por no hacer ruido y salir de casa a medianoche. – Ambos padres se rieron del gesto de su hijo, asombro e indignación era lo único que denotaba su cara. – Las llaves están donde siempre, hay dinero en el tercer cajón de la cocineta junto al refrigerador, ve a con tu chico – Yoongi se levantó y abrazó a sus padres y corrió al interior de la casa a preparar su mochila para irse e ir por las llaves y dinero.

One OpportunityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora