Mr. Possessive [Taeyong]

03.

Taeyong

Ajusto las mangas de mi camisa en color vino. Aliso la misma cuando creo que ya estoy listo para salir.

Antes de meter mi móvil al bolsillo reviso los mensajes.

Hay uno de Yuta, primo al cuál no he visto desde hace ya un tiempo. Quizá el pretexto de vernos a causa de su futuro compromiso sea bueno.

La verdad traté de desearle lo mejor, sin embargo tampoco soy hipócrita. No creo en esas mierdas del amor. Me comprobaron una vez que no es real. Solo es un puto juego en el que por supuesto no pienso caer de nuevo.

Y ya que tendré la oportunidad de ir debido a un cierre de negocios, pasaré a donde él.

Regresar a Corea me hace recordar una de mis noches favoritas acompañado de una sexy señorita.
Ha pasado un tiempo considerable y sigo sin entender la manera tan decidida de pedirme que no la besara, me sigue resultando increíble. Es decir, ¿que chica no querría besarme?.

Aunque no puedo renegar, ya que también me negué en algunas cosas.
Me habría agradado aún más invitarle un trago después de eso. Aunque por otro lado hubiese sido un problema que formaramos algún lazo por el sexo, resultaría agotador.

     
🍒

─Estaré aquí por unas semanas, sería agradable tener una secretaria. No soy exigente, solo pido que se concentré y trabajé bien

Tras mi petición el señor Choi me sonríe y pide que lo acompañe a la oficina de una de sus mejores trabajadoras, palabras de él, no mías.

Al entrar observo algunas cosas. Puedo notar que ésta persona es muy ordenada. Eso es un gran punto a su favor.
No pasa mucho tiempo para escuchar unos tacones resonar en el pasillo. Me siento en la esquina de su escritorio para verle y pedirle yo personalmente que trabaje conmigo.

Las palabras se quedan atascadas cuando veo ese rostro perfecto frente a mí.

Sus labios ligeramente abiertos y cubiertos con un lipstick en color rojo cereza que de inmediato me provocan de manera cruel.

Escucho como mi asociado se encarga de decir lo que yo quería pronunciar. Me levanto del escritorio aún atónito de éste encuentro.

Sin más, sonrio y le tiendo mi mano.

─Un placer, señorita Hannah

Puedo deducir que duda en tomar mi mano. Pero por cortesía siempre se debe hacer.

Su piel sigue siendo suave como la seda de las sábanas que nos hicieron juego esa noche perfecta de placer.
Es tan jodidamente increíble verla de nuevo.

Tal parece que fue una muy buena decisión venir.