Primera parte.

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—Tres cosas —comenzó a decir mientras restauraba su compostura y su postura en aquella sala de reuniones—. La primera es que no entiendo cuál es el problema realmente, no le veo sentido claro a gastar más —continuó, cerrando su pluma estilográfica y repasando el bentley grabado en la tapa con su pulgar derecho—. Segundo, ¿por qué necesitamos a alguien nuevo en el equipo? ¿No le parece a usted que llenamos todas las exigencias de cada cliente con este equipo? Y tercero, ¿una diseñadora de muebles? Usted, Volterra, sabe más que nadie que los clientes tienen fijación por los muebles ya hechos; además, ¿en qué proyecto la introduciría?

—No entiendo por qué se altera tanto, licenciada Kim. ¿Acaso tiene miedo a dejar de ser la consentida del jefe? —intervino aquel novato; Harris.

—Arquitecta. No me ofenda, licenciado —lo corrigió con aquella mirada hiriente mientras hacía énfasis en la ofensa y en el título.

—Harris, habría esperado que con dos semanas en el estudio ya supieras que la arquitecta Kim está a cargo del proyecto de Boston y ahora con el de la 5ta. Avenida —interrumpió el engreído ingeniero Segrate—. Aunque eso no le quita lo consentida...—susurró para sí mismo.

—Como sea, Harris puede compensar su confusión amateur con tan sólo adaptar la oficina él mismo para que tú, Jennie, y Lisa estén en tu oficina, ¿verdad? —preguntó el arquitecto Volterra, el jefe, presidente y dueño del estudio.

Los nueve presentes salieron de la sala de reuniones. El primero fue Harris; apenado y cabizbajo por su mala elección de palabras, no se explicaba por qué había llamado "licenciada" a alguien en un estudio de arquitectos e ingenieros. Después salió la "Trifecta", como se les conocía en el estudio a los ingenieros Bellano, Pennington y Segrate, la arquitecta Ross, arquitecto Volterra junto con su aprendiz; la arquitecta Fox, y, por último, la arquitecta Hayek, quien molestaba a susurros a la arquitecta Kim.

Jennie Kim no era considerada peso pesado hasta que pasó de ser la asistente de Volterra a tener un puesto de asociada en el estudio, todavía se convirtió en peso inminente cuando le ofrecieron el proyecto de Louis Vuitton de la 5ta. Avenida; proyecto al que había aplicado Volterra mismo. Últimamente, en lo que a los últimos dos años se refería, Jennie se había destacado tanto por su pasión por la arquitectura como por su excelente creatividad única para cada cliente.

Jennie era una persona de procedencia complicada; su padre era de procedencia eslovaca que residía en Italia, en donde era uno consultor financiero reconocido. Por otro lado, su madre era curadora en el Vaticano. Jennie había estudiado arquitectura en la Sapienza y había estudiado un Máster en Diseño de Interiores en ISAD Design School. A sus cortos veinticuatro años, Jennie había conseguido el puesto por el que la mayoría de los arquitectos novatos matarían, el puesto de asistenta del inigualable arquitecto Volterra, más que todo por su sueño de vivir en Nueva York; en donde no veía límites económicos que pudieran frenar todas y cada una de sus locuras creativas y arquitectónicas.

Si bien era cierto, Jennie venía de buena familia, pero ella había buscado la manera de no valerse de ello, más porque tenía un eterno enojo con su padre después de haberle pedido el divorcio a su madre porque alegaba que la vida pública no era ni para ella ni para sus tres hijos. Sí, tenía un hermano mayor, Marco, con quien nunca había tenido una buena relación por ser igual a su padre y tenía una hermana menor, Lauren, que había sido únicamente capaz de estudiar un año para después decidir que estudiar no era lo suyo, sino la filantropía, o más bien gozar de un sol veraniego en Creta, cuya única filantropía era el "por favor" y el "gracias". Su padre, por otro lado, siempre se interesó más por Marco por ser parecido a él, pero desde que Marco había cometido fraude, o mejor dicho: "traspapeló las cuentas de tres clientes", Stefano, el padre de Jennie, había decidido sentirse orgulloso de Jennie y buscar su aceptación, intentando comprarla con dinero o bienes, pero la arquitecta no era muy fácil de convencer ni de satisfacer.

Arquitectura  → jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora