Vigésima quinta parte.

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— ¡Jennie! —gritaba Jisoo—. ¡Espera! —gritaba, tratando de mantener el paso apresurado de Jennie, el que iba contra la marea de gente en el Fumicio. Jennie se detuvo de golpe y Jisoo y Roseanne se tropezaron con aquella menuda espalda—. Parece que te vas haciendo del vientre —suspiró Jisoo, tratando de recuperar el aliento, para darse cuenta de lo que había dicho y estalló en una carcajada junto con Jennie y Roseanne.

—No me voy "haciendo del vientre", Kim Jisoo, simplemente me estresa toda la gente, me sofoca —dijo, afianzando, a la manija de su carry-on, el agarradero de su bolso negro—. ¿Dónde está Lisa?

—Aquí estoy —dijo, emergiendo atrás de Jennie con una sonrisa amplia.

—Bien —exhaló la arquitecta, sonriéndole y reanudando el paso.

Jennie realmente estaba nerviosa, sentía que hiperventilaría en el momento en el que su mamá conociera a Lisa, en el momento en que inhalaran el mismo oxígeno, que compartieran el mismo espacio, aunque también se preocupaba por las demostraciones de afecto entre Jisoo y Roseanne en público que, de un tiempo acá, parecía que no les importaba, como si la palabra "compromiso" les viniera en gracia y les diera libertad para no disimular su deseo.

Lograron llegar a migración, en donde sólo Jisoo y Roseanne fueron retenidas por una fila de quince minutos mientras a Jennie y a Lisa simplemente les marcaban la entrada a la Unión Europea, puerto Roma, en sus respectivas Identificaciones. Recogieron el equipaje, risible para Jennie pues, a pesar de ser mujer y lo que eso estereotípicamente implicaba, viajaba relativamente ligero, pues sólo llevaba su carry-on, igual que Lisa, mientras que Jisoo, como que si hubiera llevado su clóset entero: un carry-on de cabina, un Duffel y un carry-on de equipaje, mientras Roseanne, como la buena persona y mujer enamorada que era, se encargaba de lo que Jisoo no podía manejar y todavía se encargaba de su propio Duffel. Salieron de la Terminal y se quedaron paradas unos momentos.

— ¿Sabes? Ahí están los taxis —sonrió Roseanne al oído de Jennie mientras ella veía con escepticismo el panorama.

—Yo sé qué es un taxi y cómo se ve... más en mi ciudad —su tono era como de enojo, de desesperación.

— ¿Qué esperamos entonces? —preguntó Rosé.

—Dame un minuto para respirar, ¿quieres? —murmuró, levantando su mano y colocándose sus Walnut Aviatior a los ojos para distraer a sus acompañantes de su mirada de querer matarlas a todas por igual, o tal vez sólo se quería matar ella.

Rosé dio un paso hacia atrás y se dirigió de hombros encogidos hacia Lisa, que fumaba un cigarrillo con Jisoo a la par de un basurero. ¿El encendedor? Pues Lisa se había extraviado en el aeropuerto en busca de una cajetilla de cigarrillos y un simple encendedor que le había costado casi un riñón.

Una X3 vermilion metálico se aparcó frente a Jennie mientras ella, distraída, buscaba su teléfono en su infinito y profundo bolso Balenciaga negro, y, Rosé, viendo la escena de reojo mientras sacaba un cigarrillo de la cajetilla, vio salir a una mujer un tanto baja, alrededor del 1.60, de cabello rubio claro y liso hasta un poco por arriba de los hombros, vestida en una blusa negra ajustada de las mangas y holgada del torso; estilo murciélago, pantalón beige un tanto ajustado hasta los tobillos, mocasines café oscuro de cuero; una señora en forma, pero ya acorde a su edad, que no se podía describir su rostro por sus oversized sunglasses que dejaban ver, claramente, el encaje de las "F" que eran para Fendi. Jennie levantó la mirada y, quitándose sus gafas, se arrojó a su mamá con alegría, como si tuviera una vida de no verla.

— ¡Mami! —gritó, riendo mientras la abrazaba por los hombros y la mecía de lado a lado en aquel fuerte abrazo.

—Tesoro —sonrió, enseñando la misma sonrisa perfecta y gomosa de Jennie al aire sin notar a las tres recluidas ahogarse en el humo de sus cigarrillos de la impresión, de ver cómo Jennie se le arrojaba a su "mami" para abrazarla—. Perdón el retraso, tuve un problemita que ya solucioné —sonrió, tomando a Jennie por su mejilla derecha entre sus nudillos para luego darle un beso en ambas mejillas.

Arquitectura  → jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora