Capítulo 3

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Terquedad.

Estaban en la entrada de la escuela, no querías entrar.
Estabas avergonzada por lo que paso la otra noche, tus padres te habían gritado frente a todos los presentes, por lo que te sentías bastante avergonzada.

La idea de darte media vuelta y faltar un día a la escuela fue tentadora, pero dos manos se pusieron en tu espalda y te empezaron a empujar hacia la escuela, era Zeldris.

— no te acobardes — comentó.
— no quiero entrar — respondiste con un puchero — no puedes obligar me.
—¿quieres ver?— preguntó.

Te dio media vuelta y te cargo como costal de papas, algo que te sorprendió bastante, porque pese a que era dos centímetros más chico que tu, realmente era fuerte.

Trataste de safarte de su agarre, pero era en vano, te tenia bien agarrada.

Intentabas patalear y le pedías que te soltara, pero se negaba a hacerlo.
Al llegar al salón te bajo, quedando cara a cara y le lanzabas una mirada de reproche, después hizo que le dieras la espalda, te tomo de los hombros y te empujo hasta llegar a tu lugar.

— no me obligues a sentarte — comentó divertido.

Te reíste por los bajo y te sentaste.

— de haber sabido que me aceptarías en el  grupo por vencerte, lo habría hecho desde un principió — comentaste divertida.
— solo diré que estamos a mano — respondió — Derriere dijo que tu abuelo fue piloto.
— Si, así es — respondiste — me enseño desde pequeña.
— lamento tu perdida — comentó.
— gracias.

Comenzaron a hablar de otras cosas para distraerte, y se reían debes en cuando, ya que contaban anécdotas de cuando habían aprendido a conducir.

Del otro lado del salón los observaba una rubia de ojos claros, quien había terminado con su novio un día atrás.
Al ver que su exnovio entro al salón contigo en los hombros como juego, sintió cierta molestia, ya que quería regresar con él.

— es bueno ver que se llevan bien — comentó Derriere al llegar — Alison, escuche que estas vendiendo cosas de tu casa.
—¿que?— preguntaste.
— Si, son cosas tuyas que se están vendiendo en el jardín de tu casa.

Te levantaste de golpe, tomaste tus cosas y saliste corriendo del salón, siendo seguida por el moreno y la pelirroja.
Sacaste tu teléfono y llamaste a la policía.

— hola, perdón por la molestia, pero están hallanando mi casa, cuando lleguen encontrarán varias cosas afuera y que hasta le dio tiempo de venderlas, eviten que la gente se las lleve y no escuchen a la mujer, dirá lo que sea para evitar problemas — después de darles la dirección colgaste.

Apenas llegaste afuera de la escuela un auto sonó el claxon, era Zeldris y Derriere.

—¡sube!— dijo la pelirroja.

Entraste al auto y acelero.
A los pocos minutos ya estaban fuera de tu casa y pudiste ver como tu madre era detenida por dos oficiales de policía, las personas habían dejado las cosas que tenían pensado comprar y se fueron, creyendo que las cosas eran robadas.

Saliste del auto y te paraste frente a los oficiales.

—¿puedes decirle a los oficiales que esto es un error?— preguntó tu madre.
— no es ningún error — respondiste furiosa — entraste a mi habitación y vendiste mis cosas sin mi permiso, eso es hallanamiento.
— la señorita tiene razón, aunque sea su familiar — comentó un policía.
— pueden llevársela — dijiste haciendo que los policías se la llevaran detenida.

Revisaste tus cosas y pudiste ver que los autos de tu abuelo ya no estaban, no había ninguno.
Con lágrimas en los ojos recogiste tus cosas y las metiste dentro de tu casa.

Carrera contra el tiempo. (Zeldris x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora