Capítulo 9

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Cuarto compartido.

Cada vez que pasaban por un taller de mecánicos no dejabas de preguntar si era el lugar, pero él decía que no y le divertía verte tan entusiasta.

- trata de calmarte, cuando estemos cerca te diré - comentó divertido.
- no puedo calmarme, estoy tan impaciente - respondiste con alegría.

Zeldris sonrió por tu alegría y siguió conduciendo por la calle.
Salieron de la ciudad y llegaron a una antigua gasolinera, Zeldris estaciono el auto y ambos bajaron.

-¿es aquí? - preguntaste decepcionada.
- se lo que parece, pero no juzgues algo por su portada - respondió.

Te tomo de la mano y te llevo a la entrada del lugar, al abrirla y al entrar no parecía más que una simple estación de servicio.
Tu rostro estaba neutral, no sabias que hacer y decir.

Veías desde la entrada como Zeldris tomaba algunas cosas, las ponía en el mostrador y las pago.
Cuando lo tenias frente a ti lo miraste neutral.

- no es aquí, ¿verdad?- preguntaste seria.
- jamas dije que lo fuera - respondió mientras daba una mordida a su caramelo.

Bufaste molesta, regresaste al auto y podías escuchar como se reía a tu espalda.
Regresaron al auto y ya no dijiste nada.

Veías por la ventana como pasaban por algunos locales y al leer un letrero, una pregunta paso por tu cabeza.

-¿el taller esta en otra ciudad?- preguntaste.
- lo esta, por suerte mañana no habrá clases y podremos quedarnos en algún hotel - respondió.
-¿porque esta allá? - volviste a preguntar.
- solíamos vivir allá, pero mi padre decidió mudar la compañía debido a algunos problemas en esa ciudad - respondió.
-¿que tipo de problemas?
- asuntos de familia - por el tono en el que lo había dicho, no parecía ser nada agradable.

Apoyaste tu cabeza sobre su hombro y lo abrazaste por el brazo, entendías que no quería hablar sobre el tema y le respetarias eso, y cuando quisiera hablar, estarías ahí para escucharlo.

Cuando llegaron a la cuidad ya estaba entrando la noche, por lo que, era mejor ir al hotel.

- nos registraremos en el hotel y después nos cambiaremos para ir a nuestra cita - comentó.
-¿mañana conoceré al equipo?- preguntaste.
- sí, y esta noche seras solo para mí - comentó con una sonrisa mientras tomaba tu mano.

Te sonrojaste un poco pero sonreíste por su comentario.
Pero nuevamente tu mente te jugo una mala broma.

"estaras en una habitación de hotel a solas con él" pensaste.

Tu sonrojo empeoro.

Técnicamente, no tenias pensamientos pervertidos y mucho menos eróticos, pero debido a tu cercanía con cierta pelirroja y pelirrosa, tu mente había sido perturbada por ellas, mas de lo que decearias, por lo que ciertos pensamientos sobre lo que pasaría inundaron tu pobre mente.

-¿estas bien?- te preguntó, pues tu rostro estaba rojo a más no poder y no dejabas de verlo.
- estoy bien - respondiste rápido y apartando la vista.

"¿que le enseñan esas chicas?" se preguntó, las conocía demasiado bien, como para saber lo que serian capaces de meterte en la cabeza.

Al llegar al hotel se registraron en la recepción, técnicamente fue Zeldris quien se registro ya que te la pasaste en la sala de espera, le entregaron la llave y subieron al ascensor para llegar al piso de su habitación.
Y mientras más se acercaban a su cuarto asignado más divagaba tu mente sobre lo que podría pasar.
Pensabas solamente en tres opciones:
Compartir cuarto, pero no cama.
Que durante la noche Zeldris se acueste junto a ti y se aproveche mientras duermes, (ese pensamiento tenia muchos finales alternativos).
O simplemente no pase nada y cuando regreses mataras a esas dos chicas por envenenarte la mente con sus perversiones.

Otra cosa que también te carcomía era cual seria tu reacción si pasaba tu segundo pensamiento.
No sabias si te enojarias, le gritarias, lo golpearias o simplemente lo dejarias estar.

"supongo....que se lo dejare a la suerte" pensaste.

Llegaron a la habitación y entraron.
No era un cuarto grande, tenia un armario y una puerta que daba al baño, en el centro de la habitación estaban dos camas pegadas a la pared en los extremos opuestos del cuarto y en medio de estas estaba un tocador con un pequeño cajón y una puerta y arriba del mueble estaba una lámpara.

Tu primer pensamiento había sido el mas acertado hasta ahora:

Compartir cuarto, pero no cama.

Y eso te calmaba, al menos un poco.
Ya que aun había probabilidad de que pasara la segunda opción.

Que entrara en tu cama y se aproveche de ti mientras duermes.

No sabias si eso era algo bueno o malo.

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Hasta el próximo capítulo.

Sayonara.

Carrera contra el tiempo. (Zeldris x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora