capitulo 4 (1/2)

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el Halcón había pasado la noche en lo más alto de un risco, apretujandose contra la roca de la cornisa en la que estaba. Durmió con las plumas esponjas para mantener el aire caliente atrapado cerca del cuerpo.
  Cuando el cielo se iluminó los primeros leves rayos de amarillo y Amber surcaron la oscuridad azulada del horizonte, la hembra abrió los ojos y volvió a convertirse en el eficiente depredador de líneas definidas y aerodinámicas: una silueta perfecta. Sacó el pecho; la profunda curva era indicio de los músculos poderosos que se encontraban debajo de las plumas y la piel. Inclinó la cabeza de un lado a otro y miró con curiosidad sobre los riscos de las montañas. Luego, con un movimiento de las alas emprendió el vuelo, y se elevó rápidamente sobre las corrientes que provenían del fondo del Valle. Empezó a planear; el sol brillaba sobre él pálido dorso mientras bajada en picada y giraba, y en ocasiones su reclamo hAsia ecko por todo el barrio: un agudo kik, kik, kik.

  También Michael se levantó temprano; cruzó el río y escaló un alto promontorio rocoso, dónde se sentó a contemplar el lugar por el que había llegado. Estaba sudoroso por haber escalado y le dolía el pecho a causa del aire frío. Cuando el cielo se iluminó, alcanzó a distinguir su casa desde donde se encontraba sentado, y no muy lejos, entre el bosque, vio la casa de su vecina; salía humo de la chimenea. Cuando él era niño hay vivía una pareja de ancianos.
Recordó el día anterior, cuándo se detuvo a recoger al chico qué andaba por el camino. El ofrecerse a llevarlo había sido una reacción natural.
   -- Está bien, puedes subir --mencionó cuándo el niño no se movió --. Es un camino muy largo. --añadió casi en seguida.
Había comenzado a preguntarse qué le ocurre al chico. Su silencio no parecía natural; era algo más qué simple timidez, qué fue lo primero qué pensó Michael.
   -- Vamos, sube  --dijo de nuevo. Y entonces el niño se acercó y con renuncia abordo el vehículo. En el trayecto no pronunció una sola palabra; luego, cuando llegaron, el chico bajó del auto sin dirigirle ni un vistazo y desapareció atrás de la casa.
  Estaba a punto de ir a su casa para llamar a alguien, cuando la madre del muchacho y el policía llegaron; la mujer tenía el miedo grabado en el rostro: le temía a él.
  Turbio muy mal pensando en ello. Trató de olvidar eso; entonces hoyo un chillido agudo y volvió la mirada al cielo. Observó al alcohol describir círculo por encima de su cabeza, con las alas extendidas. Estaba seguro de qué era la misma vez que vio antes.
  El Halcón dio la vuelta y se colocó cómo si se concentrara en algo más abajo; Michael busco con la mirada por la pendiente. En este momento, una sombra parda se elevó a varios cientos de metros de distancia y voló hacia los árboles batiendo las alas; casi al mismo instante, el halcón se enfilo hacia abajo. Entonces se oyó un disparo, muy sonoro, qué provenía de un sitio cercano; el halcón comenzó a desplomarse girando fuera de control. Cayó como una piedra, entre aleteos vanos, y desapareció detrás de unos árboles mientras su presa volaba a salvo, en la dirección contraria.

  Michael llegó a una hondonada dónde las rocas se habían acumulado en el fondo de una pendiente cubierta de nieve. Al principio no vio nada; entonces un movimiento en la sombra de un peñasco llamó su atención. El halcón estaba parado en el suelo, camuflado entre las rocas y la nieve, con Los brillantes ojos clavados en él. Se acercó con cautela, sorprendido de que el animal aún estuviera con vida. Un ala le colgaba inmóvil desde el hombro hasta la nieve y había dejado un rastro de sangre que teñia el fondo blanco.
  El halcón nunca nekito los ojos de encima: vigilaba cada uno de sus movimientos con cautela, pero sin temor. Era obvio que ya no podía volar, pero la idea d acercarse a aquellas garras y pico tan afilados cómo navajas ponía nervioso a Michael, de manera que se quitó el abrigo y avanzó poco a poco, de rodillas. Presentir lo que el hombre intentaba, el halcón arremetio contra su mano mientras él le lanzaba el abrigo como si se tratara de una red. Lo cubrió de tal modo qué pudo acercarse y tomar al halcón en brazos dentro de la prenda. Luego Michael inicio el camino de regreso, hacía el río.

El Halcón de las NievesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora