¿Quién?¿Tú? [Chilanube/Chamcloud]

Conociendo

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Acabado. Se sentía totalmente derrotado.

WooJin se dejó caer en el asiento destinado a los juegos de PC, pasando sus manos por su sudoroso cabello, genial ahora tendría que llegar a bañarse y había empapado su camisa de escuela; temía más por la cara que pondría su madre al enterarse de que su ropa de deportes estaba sucia y necesitaría usarla al día siguiente que por otra cosa.

A un lado más alejado en el arcade, un chico de mediana estatura,mucho más bajo que él, era aplaudido y vitoreado por esos mocosos de años inferiores a él, realmente se sentía más que molesto y su ego había sido pisoteado.

El señor Kim se le acercó, palmeando su hombro con una evidente sonrisa en su rostro, alejándose con un trapo en la mano.

—Hyung...¡Cuando grande quiero ser igualito a usted!—Se escuchó por parte de un pequeño,logrando que él resoplara.

Tomó su bolso con firmeza, levantándose de aquella cómoda silla, ya no tenía ganas de seguir bailando. Ese chico lo destruyó en segundos.

Aún tenía el recuerdo latente del  mayor comenzando una batalla que creía ganada por la cantidad de pasos largos y precisos que necesitaba aquel clásico juego, pero se había confiado demasiado. No esperaba que el mayor fuera prácticamente un bailarín profesional al bailar, ganando incluso más puntaje que él.

Estaba apunto de marcharse cuando vio por su rabillo del ojo la figura del más bajo acercándose. Quería evitar todo contacto con él, no quería hundirse más en su mísera, pensando por un instante que quizá esa fue la razón por la cual HyungSeop, su maestro de baile, no lo quería para nada. Bailaba pésimo.

—Hey, buena partida—Veía la mano del chico mayor estar en frente suyo, subiendo su mirada para notar los aires de suficiencia que tenía.

No le agradaba.

Como si de una ofensa se tratase, pasó por su lado sin estrechar su mano, mirándolo con evidente desagrado.

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Rechazó su mano...alguien tenía que darle una lección a ese pequeño huraño. Notoriamente se enfadaba y lo hacía notar, su mirada llena de seriedad era algo común pero, por alguna razón extraña él quería verlo tan feliz como cuando lo vió bailar con el pequeño Lee WooJin, a quien conocía cuando apenas era un bailarín de primaria.

Se despidió de todos los pequeños que ahora cursaban su primer año de secundaria, suspirando al notar que las viejas tradiciones nunca se perdían; después de todo, él con sus amigos siempre iban allí, e incluso con TaeHyun a bailar después de la escuela.

Al momento de salir, vió aquella cabellera castaña de cierto chiquillo atractivo pero amargo total sentado en el paradero de autobuses.

El tiempo que sigue avanzando, para que no dejes que se escape..

Su cara se había iluminado en ese instante. Extrañamente se le había ocurrido una parte de la letra para su proyecto de universidad, recordando que tenía que llegar rápido a casa para poder avanzar con un trabajo de otra asignatura.

Casi corriendo llegó al paradero, siendo iluminado por las luces de su medio de transporte; a esa hora de las nueve y treinta de la noche, las luces comenzaban a ser más notorias junto con los ruidos de la vida nocturna en la gran ciudad de Seul.

Subió al autobús, saludó como siempre hacía antes de pagar y dirigirse a cualquier asiento disponible, notando que WooJin estaba ahí, evitando su mirada a toda costa. Pobre del chico si creía que no lo vería más por la línea seis camino a Ilsan, no era posible.

Sacó su teléfono, colocándose nuevamente sus auriculares. Vió la bandeja de mensajes, algunos eran de Jisung, diciéndole que saldría en una cita con HyunBin, respondiendo un "Felicidades hyung, ya era hora". Luego notó que en sus redes sociales tenía notificaciones de mensajes.

La leve sonrisa que se había instaurado en su rostro se desvaneció cuando notó que tenía al rededor de nueve mensajes de su ex novio. Su ojo tembló extrañamente en la parte de su párpado, sintiéndose un tanto nervioso y su corazón latía desbocado.

Se mordía los labios un tanto nervioso. No se supone que hablara con él después de todos los problemas que tuvo antes.

Apagó su celular para dejar de debatirse si mandarle los mensajes de vuelta o no, sería un problema para más tarde.  Ya que no tenía nada que hacer, se dedicó a ver el paisaje que siempre veía camino a casa, debido a que el trayecto hacia allá era largo.

Decir que no la había pasado bien ese día sería mentir, a pesar de haber visto a su ex novio y pelear con el chico que ya no lo recordaba, fue extrañamente un buen día.

Un bostezo salió de su boca hasta que miró la puerta del autobús abrirse, dejando ver a una señora cargada de bolsas. Él inmediatamente se levantó y le dió el asiento en los primeros lugares del transporte,siendo halagado por su generosidad según la adorable ancianita. Le mostró su sonrisa y aprovechó de casualmente sentarse cerca del aún estudiante de escuela, notando que este dormía como si no tuviese preocupaciones.

Observaba como se removía un poco incómodo en los rígidos asientos, notando como su expresión era parecida a una de dolor.

¿Qué estaría soñando?

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—Papá, por favor. ¡No me dejes!—El pequeño WooJin se aferraba a la pierna del señor Park, quien lo alejaba a cada paso que daba hacia la puerta.

—¡Es sólo un niño BoGum! No nos dejes por favor...te lo suplico—Su madre estaba arrodillada en el piso, con un pequeño llorando en su regazo. 

Fueron momentos muy difíciles para su pequeña familia en ese entonces, su padre se había separado de su madre y jamás volvió. Era un tipo arrogante, violento y no aceptaba que su pequeño hijo gustara del baile, mucho menos que estuviese enamorado de un chico. Pero de todos modos era el hombre que lo había engendrado, quien lo quiso por algún momento.

Su hombro fue tocado y repentinamente despertó, un tanto alarmado porque conocía perfectamente el paisaje fuera del autobús, notando que estaba cerca de su casa.

Medio atontado por su sueño pesado, tocó el timbre para bajarse rápidamente sin notar que ese no era precisamente su paradero.

Pasó por el lado del chico del cabello llamativo, frunciendo el ceño porque lo despertó, esperando a que el autobús se detuviera para bajar.

Una vez abajo, notó una mirada de satisfacción en el rostro de ese chico que le ganó en el arcade, despidiéndose de él al agitar su mano desde el autobús en movimiento.

Las luces y la calle indicaban que se había bajado por apuro en dos paraderos antes de su casa. Perfecto, debía devolverse caminando.

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[Holaaaaa... Este es mi saludo de autora. Estoy muy entusiasmada por la historia, me gusta mucho y espero que a los que leen también *-* gracias a los que comentan y dejan su estrellita y a los que no también porque de todos modos todos ignoramos esta parte alguna vez

... sin nada más que decir, nos vemos]