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─Entonces, ambas ideas han tenido un resultado exitoso?─le preguntó Hoyuelo al chico, estando ambos en la habitación de éste último.

─Sí. Después de todo, el maestro Reigen es amable conmigo─comentó Shigeo, mirando de vez en cuando su celular.

─Esperas recibir alguna llamada de él, no? incluso si es sábado?─objetó Hoyuelo.

─Sé que parece absurdo, pero son estos sentimientos...

─Sí, sí, lo sé, no es necesario que repitas lo mismo una y otra vez─le interrumpió el espectro, moviendo sus manos de un lado a otro─. Pero, Shigeo... sólo prefieres conformarte con obtener su amabilidad en lugar de recibir algo más de él?

─Por supuesto que quiero algo más, aunque todavía no sé cómo conseguirlo─corroboró Mob.

─No crees que ya es momento de atreverte a usar las demás ideas? esas que seguramente le moverán el piso a tu maestro?─claro que nada de eso iba a suceder. Hoyuelo sabía que tarde o temprano el chico iba a ser rechazado, pero quizás quedaría conforme con los intentos de lograr conquistar al estúpido de Reigen.

─Cómo estás tan seguro de eso? además... ─Shigeo se sonrojó ligeramente ante una idea─. No es como si mi maestro fuese a caer rendido a mis pies con ejecutar una sola idea, de esas osadas que me sugeriste.

─En cambio tú lo disfrutarás, no? y en mi opinión personal, pienso firmemente que eres irresistible para Reigen─Hoyuelo no dudó al momento de soltar aquello. Le estaba haciendo unas crueles ilusiones al muchacho, y como merecido castigo lo exorcizaría por jugar con sus sentimientos y de paso hacerle perder el tiempo.

La idea que Mob quería emplear era estúpida en sí. Su cuerpo no era lo suficientemente musculoso como para captar la atención de su maestro, y lo peor era que tenía que inventar una excusa bastante convincente para no levantar sospechas.

Seguramente iba a ser muy infantil de su parte, pero no quedaba de otra. Aparte, Hoyuelo le daba todo el ánimo posible para salir victorioso una vez más.






Dos días después...

Todo parecía estar yendo bien, la situación no podía estar más a su favor. El cielo despejado, la temperatura subiendo con el paso de las horas y Reigen con un ventilador puesto exclusivamente a un lado de su escritorio.

Mob dejó caer su mochila al suelo, saludando y comportándose de manera normal, como de costumbre. El calor en aquella oficina parecía disminuir gracias al ventilador, por lo que no debía prolongarlo más. En total calma fue a sentarse en el sofá para dos, y sin muchos miramientos comenzó a sacarse la parte de arriba de su uniforme, incluida la camiseta. Por un lado se sentía más a gusto estando con el torso desnudo, por el calor y porque la ropa estaba hecha de algodón; mientras que por el otro, sentía su cara arder con tan solo exponerse así frente al mayor.

─...Maestro─lo llamó en un tono cohibido, mas perfectamente audible─. Le importa si me recuesto un rato? ya que el calor hace que no pueda usar mis poderes correctamente y necesito recargar un poco de energía.

Reigen lo quedó mirando incrédulo, viendo cómo el menor se recostaba en el sofá dándole la espalda. Realmente el calor lo agotaba de tal manera que hasta afectaba a sus poderes? el calor seguía presente en aquel lugar como para que su discípulo se quitara la parte superior de la ropa, así sin más?

Siempre había sido reservado.

A sus ojos el muchacho estaba durmiendo, pero la realidad era que Mob apenas podía pegar un ojo, ya que dos razones se lo impedían: la primera, el sofá estaba demasiado caliente; y segundo, sentía que su maestro lo estaba mirando, observando su espalda desnuda...

Cerró sus ojos con fuerza esperando cualquier acción, cualquier tacto en su piel por parte del contrario. Se petrificó al percibir que Reigen se levantaba de su asiento, ya que la silla rechinó en el acto; oyó pasos acercándose, y con impaciencia se hizo el dormido. El anhelo era demasiado fuerte, las ganas de sentir aunque fueran sus manos sobre su piel era ya casi como una necesidad... y estaría más que agradecido si volvía a sorprenderlo cumpliendo sus deseos.

Sin embargo, todo lo que pudo sentir fue su ropa cayendo sobre su cuerpo débilmente, para después escuchar:

─Mob, vístete. Qué pensarán los clientes si te ven de esta forma?

Sus ilusiones fueron pisoteadas en un sólo instante. No recibió lo que esperó, tal vez estaba cegado por triunfar en sus dos oportunidades anteriores. En tiempo récord Mob se reincorporó y se vistió, manteniendo la vista fija en el suelo en todo momento.

─Es... es verdad... discúlpeme, maestro─el menor quiso encogerse y llorar en su sitio, avergonzado y decepcionado.

─Descuida. Entiendo que hace calor y todo, pero no estás en tu casa, Mob─le recordó Reigen, dejando entrever la seriedad en su voz.

Shigeo asintió con desgano, sin levantar su mirada y deseando irse cuanto antes de allí. Para su suerte llegó un cliente con el cual su maestro se fue a la sala de masajes, oyendo cosas que ahora mismo no le importaba entender. Apenas se cerró la puerta tras ellos, Mob tomó sus cosas y se fue del lugar, sin esperar su paga ni mucho menos pasar una tarde sumido en un incómodo silencio por culpa de sus acciones.

El chico estaba seguro de no poder sentirse más abochornado y arrepentido por irse a los "extremos" enfrente de su maestro, y ahora no tenía ni idea de cómo lo encararía al día siguiente. El sonido del celular recibiendo una llamada lo hizo detenerse en seco, observando el móvil en sus manos y preguntándose si contestar o no; sabía que era Reigen, con un montón de interrogantes esperándole en esa llamada.

Qué excusa inventaría esta vez? no podía ser tan difícil...

─Maestro─respondió al final de cuentas, con la vista hacia el suelo.

─Mob, qué pasó? por qué te fuiste así de repente?─le preguntaba Reigen con confusión y preocupación al otro lado de la línea.

─Yo... tuve que salir porque Ritsu... sí, mi hermano sufrió un pequeño accidente en la escuela y como último recurso recurrieron a mí. Lamento dejarlo así sin más, maestro. ─Shigeo se oía demasiado convincente, pero por alguna razón Arataka no pudo evitar dudar.

─En serio? y qué tipo de accidente tuvo?─indagó éste último.

─Ah, él... cayó por las escaleras, tropezó y el resto es historia... ─Mob comenzaba a estar en aprietos. Era inusual que su maestro pusiera en duda sus argumentos.

Se escuchó un suspiro a través de la línea. El silencio parecía volverse eterno cuando sólo habían pasado dos minutos.

─Está bien, pero para la próxima avísame si ocurre alguna emergencia que te obligue a salir antes─Reigen suavizó un poco su voz─. Me dejaste muy preocupado, Mob.

El suelo bajo los pies del menor empezó a agrietarse producto de esas últimas palabras. Al menos seguía importándole a su maestro, no lo repudiaba por lo sucedido hace unos minutos atrás.

─Lo siento. No se repetirá, se lo aseguro─le dijo Mob en respuesta, con la voz temblándole cual gelatina.

─Entonces hasta mañana! espero que tu hermano se recupere─y con ello la llamada finalizó.

Shigeo guardó su celular para enseguida retomar su caminata. Finalmente no todo le había salido mal el día de hoy.

Diferente | ReiMobDonde viven las historias. Descúbrelo ahora