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Un día antes del viaje

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Un día antes del viaje.

El viaje duraría sólo un mes, pero para Shigeo significaría una eternidad estar separado de la persona que amaba, y Reigen podía comprobarlo al percibir la desesperación con la que el menor buscaba sus labios y del mismo modo en el que se aferraba a su cuerpo, como si no quisiera dejarlo ir.

Jamás.

Las caricias sobre su piel parecían ser insuficientes para el esper, y por ello intentaba memorizarlas para cuando se encontrase a kilómetros de distancia de su maestro. Por otro lado, Reigen lamentaba tener que mantener como un recuerdo la voz apacible y melodiosa del menor pronunciando su nombre, dejando escapar suspiros tras sus acciones.

Muy en el fondo Arataka se arrepentía de haber dejado a su discípulo ir a ese viaje, aunque bien sabía que si se hubiese negado, los problemas no habrían tardado en llegar.

Y ahora, entre esas cuatro paredes y a escondidas de todo el mundo, Reigen y Shigeo volvían a unirse una vez más, sintiendo como si fuese la última vez.

Mob en ningún momento reparó en regresar a casa después del último día de escuela, por lo que directamente se dirigió hasta el apartamento del mayor sabiendo que no abriría la oficina hoy. Las tortuosas cuatro horas de clases ahora se veían recompensadas al estar así con el hombre que amaba.

A Mob le hacía feliz causar ese tipo de sensaciones en su maestro.

Cuando menos lo esperaron, ambos terminaron sumergidos en un dulce éxtasis, sin poder sentir nada más que placer mutuo, uno que les servía como único consuelo antes de tener que decirse adiós.

─Yo... ─la voz de Shigeo repentinamente se quebró, despertando enseguida la preocupación de Reigen─. Realmente no quiero... alejarme de ti.

Las lágrimas corriendo por las mejillas del esper hicieron que el corazón de la persona a su lado se apretujara, como reacción al no poder cambiar lo inevitable que mantenía en ese estado de tristeza a su pequeño. Sin demora Arataka se recostó a un costado para al instante atraer al menor hacia su cuerpo, dejando que éste llorara todo lo que quisiera entre sus brazos.

Tampoco es como si Reigen no se sintiera triste por verse en la obligación de dejarlo ir, e incluso pensaba que Mob estaba exagerando un poco la situación. Sin embargo seguía siendo un adolescente, y por lo mismo comprendía cómo se sentía.

Mas no le gustaba verlo así. Añoraba verlo sonreír otra vez.

─Tranquilo... ─Arataka lo tomó de la barbilla con cariño, encontrando una mirada completamente entristecida─. Estoy aquí contigo, Mob. Aún podemos permanecer juntos por algunos minutos más.

Reigen... ─pronunció Shigeo en un hilo de voz, escondiendo su rostro en el pecho del susodicho─. Ojalá pudiéramos... quedarnos así para siempre.

Diferente | ReiMobDonde viven las historias. Descúbrelo ahora