❥ 11

5.6K 565 384
                                    

Había sido más sencillo de lo que creyó. Se había despedido de sus sentimientos con ese simple beso, consiguiendo una plena sensación de felicidad dentro de su pecho. Ahora bien podría estar llorando por el hecho de que su maestro lo haya rechazado, mas Mob no era una persona que pidiera mucho de los demás.

Sonreía de oreja a oreja recostado en su cama abrazado a la camisa de Reigen y aspirando incansablemente el aroma que aún residía en ésta, puesto que era como tener a su maestro allí, a su lado, y eso lo hacía perderse en la adictiva fragancia de su hombre preferido.

Al final de cuentas todo volvería a la normalidad de ahora en más, porque Shigeo tendría el alivio de haberlo intentado a pesar de que todo fuera en vano.

A esas altas horas de la noche el menor dormía plácidamente, aferrándose a aquella prenda de ropa como si fuese un peluche, uno del que jamás se aburriría. Sin embargo, en otro lugar de la ciudad y en ese mismo momento, Reigen se removía inquieto en su cama, teniendo una horrible pesadilla.

Todo parecía irreal, pero algo en su interior le hacía sentir familiarizado con lo que tenía ante sus ojos: Mob lloraba mientras sonreía en su dirección, extendiéndole ambas manos a la par en que se desvanecía, como si su cuerpo estuviese hecho de papel.

Sintiendo una angustia asfixiante que apenas le permitía respirar, Reigen se aferró como pudo al frágil cuerpo del menor, mientras éste se deshacía entre sus brazos; sin saberlo Arataka compartió su llanto en medio de ese abrazo, queriendo desaparecer e irse con él a donde sea que fuesen a parar.

No quería dejarlo ir, pero en cuanto menos lo esperó, Shigeo ya no estaba pegado a su cuerpo, disolviéndose en el aire en miles de trocitos de papel. Reigen no alcanzó a tocar ninguno de ellos, porque algo lo mantenía como un imán contra el suelo.

─Mob!!!─se despertó exaltado, con falta de aire y todavía tratando de asimilar que había sido sólo un sueño.

Entre la oscuridad de la habitación halló su celular, y sin pensárselo dos veces marcó el número del menor. Se mantuvo sentado sobre su cama mientras esperaba aún angustiado a que el responsable de su desvelo atendiera la llamada.

─...Diga?─por la voz de Shigeo y por cómo no le escuchó decir "maestro", Reigen supo que ni siquiera verificó quién lo llamaba antes de contestar.

─Mob, soy yo...

─Maestro Reigen?─preguntó su discípulo alzando un poco la voz, debido a la sorpresa de que lo llamara en plena madrugada.

─...Mob, cómo estás? te encuentras bien?─le preguntó Arataka casi de manera inconsciente, dejándose llevar por los recuerdos de aquella pesadilla.

─Sí... maestro, pasó algo?─Shigeo se reincorporó en su cama mientras todavía sostenía la camisa con su mano libre.

─Nada... nada en realidad─oír la voz tan calmada y viva del chico, hizo que todo en Reigen volviese a entrar en un estado de relajación─. Disculpa por llamarte... sólo me sentía un poco preocupado.

─Todo está bien, descuide─respondió Shigeo en voz bajita, para luego añadir con un leve rubor en sus mejillas─: gracias por llamar, maestro Reigen.

─Buenas noches, Mob─se despidió el mayor.

─Buenas noches, maestro─y con ello el esper cortó.

Había sido muy extraño que lo llamara a tales horas de la madrugada únicamente por preocupación, aunque tampoco se oía borracho ni algo parecido. Con algunas dudas en su cabeza volvió a recostarse y a cerrar sus ojos, perdiéndose una vez más en el aroma impregnado en la camisa de su amado maestro.




Diferente | ReiMobDonde viven las historias. Descúbrelo ahora