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─Entonces qué sentido tiene seguir con esto?─le había preguntado Shigeo en un momento de arrebato─. Qué caso tiene confesarle lo que siento si de todas formas me rechazará?!─al no haber recibido ninguna respuesta por parte del espectro, el esper le observó con todas las ganas de exorcizarlo─ por qué me diste esperanzas que desde un principio no fueron reales, Hoyuelo?!

En aquel instante Mob se sintió decepcionado, desilusionado y más que nada frustrado. Sí, sus sentimientos seguían ahí y nada los haría desaparecer, de momento. Por un lado le estaba agradecido a Hoyuelo por haberse quedado con él y darle ánimo con sus ideas, y sólo por eso le perdonó la vida; sin embargo, nada cambiaría el hecho de que todos sus intentos habían sido una enorme pérdida de tiempo, ya que su maestro nunca lo vería con otros ojos, siempre lo vería como su discípulo.

Y ahora, estando en la azotea en pleno atardecer, reflexionaba sobre lo que debería hacer con respecto a sus sentimientos, porque incluso si no tenía ninguna oportunidad con Reigen, al final... un último intento no le haría daño a nadie, cierto?

De la nada comenzó a vibrar su celular en uno de sus bolsillos, por décima vez en el día. Su maestro no había dejado de llamarle, seguramente por no encontrarlo en su cama junto con la camisa que le había prestado; tal vez ahora lo vería como un ladrón, pero no le importaba.

Fue así que con el ir y venir de sus pensamientos, una especie de amargura empezó a nacer en el corazón de Mob. Era él quien siempre hacía todo el trabajo cuando alguna petición llegaba hasta la oficina de Arataka, así que no tenía ningún derecho de reclamarle por llevarse una prenda de ropa. Ya era suya, se la había puesto y punto.

Quería hacerle saber a su maestro lo que provocaba en su ser, dejarle muy en claro cómo lo hacía sentir y que no todo era debido a que pasaba por la pubertad. Shigeo jamás se había sentido tan... apasionado? por una persona, porque ni con Tsubomi había experimentado algo así.

Una nueva vibración lo hizo salir del trance en el que se había sumido. Cuando revisó su móvil esperando que fuese otra llamada, sus ojos se abrieron de par en par al ver un mensaje en la pantalla.

"Reigen:

"Mob, en dónde estás? responde, por favor."

Shigeo no quería sonreír, pero la emoción era demasiada para contenerla, sonriendo como un grandísimo idiota ante ese mensaje. Le encantaba que su maestro insistiera tanto por una respuesta suya, y por ello se abstuvo de responder; si no daba señales de vida por algunas horas, Reigen le estaría pensando en todo momento.

Y esa era la idea.

Con la ayuda de sus poderes bajó de la azotea para poner sus pies sobre la acera sin hacerse daño alguno; luego en completa calma y con una imperceptible sonrisa regresó a casa. Aún tenía en mente realizar el último intento, y para ello necesitaría consejos de Teruki esta vez.




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─A qué viene esa expresión de angustia en tu rostro?─le preguntó Hoyuelo a un inquieto Reigen, quien caminaba de un lado a otro.

─Es Mob. No contesta mis llamadas ni responde a mis mensajes.

─Y eso por qué?─continuó preguntando el espectro, con una inocencia admirable.

─Bueno, porque... ─Reigen dudó antes de seguir. Estaría bien contárselo a esa cosa verde? lo difamaría más de lo que ya lo habían hecho?─. Mob tuvo un problema... sí, un problema familiar en casa y al escapar no vio otra opción más que refugiarse en mi apartamento...

Diferente | ReiMobDonde viven las historias. Descúbrelo ahora