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Los débiles rayos del sol matutino hicieron que Shigeo abriera los ojos de par en par, para enseguida sentir un leve dolor de cabeza. Qué había pasado? recordaba muy poco de lo ocurrido en la noche anterior, llevándolo así a una serie de dudas que por irónico que parezca, se resolvieron apenas paseó su mirada por alrededor.

─...Eh? ─sin duda no estaba en su habitación, ni en su cama ni en su casa; en dónde carajos estaba?

De pronto se vio a sí mismo con una sola camisa, una que sin duda no era suya y le quedaba jodidamente holgada. Por inercia la levantó un poco para suspirar en señal de alivio... por lo menos no estaba desnudo.

Con ese acto el aroma de una persona conocida afectó su sentido del olfato, atando cabos por fin. Estaba en la casa de su maestro, durmiendo en su cama y usando una de sus camisas como pijama. Una especie de calor extraño junto con un sonrojo ardiente le invadieron de súbito, recordando todo lo que pasó ayer y cómo fue que terminó allí. Reigen había sido muy generoso al permitirle pasar la noche en su apartamento, además de que nadie se enteraría de ello, porque su familia creía ingenuamente que él se quedó en casa de Teru.

─Ah, mi celular... ─miró hacia sus costados, habiendo nada más que cosas pertenecientes a su maestro. Con cuidado se bajó de la cama y aferrándose a aquella camisa salió del cuarto, dando directo con la sala de estar.

Sus ojos viajaron de un lado a otro, llegando definitivamente hasta uno de los sofás en los que Reigen se hallaba durmiendo en una posición algo... extraña.

De ahí vio que su mochila se encontraba en una mesa, la cual pensó que sería el comedor, aunque no tenía sillas alrededor. Cauteloso se acercó hasta ésta y tomó sus pertenencias, y de la misma forma regresó a la habitación; cerró la puerta, se sentó en la cama y con un poco de nervios sacó su móvil para llamar a Hanazawa.

Eran las 06:46 a.m., por lo que Shigeo rogó internamente que el rubio le respondiera.

─Kageyama...?─se escuchó una voz somnolienta al otro lado de la línea, para el gran alivio del menor.

─Hanazawa... gracias por contestar─le agradeció Mob en voz baja, mirando en todo momento hacia la puerta─. Ahora mismo me encuentro en el apartamento de mi maestro y... no sé qué hacer...

─Cómo?!─aquello despertó por completo al esper rubio─. Tu maestro te dejó dormir en su apartamento?... en su cama?

─Sí, pero... qué debería hacer ahora? esperar a que despierte o irme sin decirle nada?─insistió Shigeo.

─Debes irte enseguida de allí─le sugirió Teruki, aunque aquello le había salido más como una orden, y por ello agregó─: vete sin dejar rastro, seguro despertará su curiosidad!

─Seguro tienes razón, así que eso haré. Nuevamente, gracias por contestar, sin ti estaría realmente perdido─dijo Mob en respuesta, relajando su voz.

─Descuida, siempre estaré para ti en lo que necesites─le recordó Hanazawa, para cortar luego de oír una despedida por parte del azabache.

Éste se quitó la camisa para proceder a vestirse con su uniforme rápidamente. Un ligero olor a alcohol seguía estando impregnado en su ropa, y al no saber cómo ocultarlo, sus ojos dieron directo con un frasco que a simple vista parecía ser un perfume.

Al acercarse y comprobar qué olor tenía primero, sus mejillas volvieron a enrojecer al darse cuenta de que era el perfume tan exquisito que usaba rutinariamente su maestro. Emocionado comenzó a rociar todo su uniforme de aquella fragancia, para luego dejar el frasco en su respectivo lugar.

Al revisar por segunda vez si todo lo que trajo consigo el día anterior seguía en su mochila, se aproximó sigilosamente hasta la puerta; sin embargo algo lo hizo detenerse, y eso fue sencillamente la camisa del mayor. La miraba con duda y curiosidad, porque lo que tenía en mente lo dejaría como un ladrón.

Diferente | ReiMobDonde viven las historias. Descúbrelo ahora