Mientras caminaba hacía mi habitación logré divisar a un hombre que conocía perfectamente, recargado en la puerta.
—¿Qué haces aquí? —le pregunté en cuanto estuve a un lado de él, lo que ocasionó que se sobresaltara.
—Creo qué hay mucho de lo que tenemos que hablar —Colm se pasó una mano por el cabello en un gesto frustrado.
—Que curioso, yo creo que no tenemos nada de lo que hablar —me miró con mala cara—. Ahora ¿podrías hacer el favor de apartarte de mi puerta?
El susodicho se movió sin replicar nada, lo que agradecí. Giré el pomo de mi puerta e ingenuamente creí que Colm se quedaría afuera, lo que obviamente no sucedió.
—¿Ahora si es un buen momento para que la princesa me diga lo que le sucedió en el rostro? —habló detrás de mí mientras cerraba la puerta tras de él.
—Si tanto insistes pregúntaselo a tu madre, porque sinceramente por más que lo he pensado no logro entender por qué lo hizo.
Al terminar de hablar volteó para notar su expresión de asombro —¿mi madre te hizo eso? —Colm está escéptico.
—Creí haber sido demasiado clara con mi comentario —respondo secamente—. Y antes de que lo preguntes, sucedió aquella ocasión en la que casi me besas antes de apartarte abruptamente.
—Esto no quedará impune, te lo prometo —toma un largo suspiro antes de seguir hablando—. Y sobre el beso.
—No tienes que decir nada sobre eso.
—Tengo que hacerlo —me corta—. Yo de verdad quería besarte.
—¿Entonces por qué no lo hiciste?
Colm me mira con intensidad y me doy cuenta de lo tonta que acabo de ser con mi comentario. Acorta la distancia qué hay entre nosotros y se detiene a escasos centímetros.
—¿Querías que lo hiciera? Porque llevo demasiado tiempo deseándolo, pero sería incapaz de hacerlo si tú no lo quieres.
Por supuesto que quería que me besara, sería una estúpida al no quererlo, pero mi compromiso con Daeryn me recordaba que no podía hacerle eso a un hombre tan bueno como él, por más que mis anhelos lo exigieran.
—Deja de pensar y responde —Colm deslizó suavemente una mano por mi mejilla.
—Estamos comprometidos con otras personas —susurré al sentirlo tan cerca.
—Al diablo con eso, no fue lo que pregunté.
Me estremecí al sentir su respiración sobre mí ¿cómo siquiera podría pensar con claridad estando en esta posición?
Me dediqué a contemplarlo, sus ojos oceánicos estaban escépticos de cualquier movimiento que pudiera realizar, su boca estaba ligeramente abierta, su cabello dorado se encontraba desordenado gracias a que hace algunos minutos lo había desacomodado, su pecho subía y bajaba en una fuerte respiración, tan hermoso.
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El Castillo de Sangre
FantasiaCuando los reinos son grandes, suelen ser mas deseados. Cuando la gente es avariciosa, mueve aquí y allá esperando ganar. Cuando un reinado termina, el reino se vuelve el punto de todas las miradas. Pero si de dicho linaje aun hay alguien con vida...