Capítulo 4.

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Charlotte

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Charlotte.

Esa misma tarde, luego de que los chicos se vayan a sus casas a contarle la nueva noticia a su familia, me excuso de mis tíos y subo a mi habitación. Quitándome las botas, me dejo caer sobre la cama y cierro los ojos. Pero entonces todo lo sucedido las últimas 48 horas se reproduce en mi cabeza como un torrente sin fin de cosas negativas.

Abro los ojos y me levanto de la cama. Camino hacia una de las maletas y hurgo a través de uno de los bolsillos hasta que encuentro mi teléfono, entonces me siento en el borde del colchón y me quedo mirándolo. Respiro profundamente y lo enciendo, y al instante soy bombardeada con mensajes y noticias que no quiero ni puedo oír.

Noah: Llámame, por favor.

Noah: Nena, ¿dónde estás? Tenemos que hablar de lo que pasó.

Ali: ¡Lottie! ¿Dónde estás? Oh, Dios. Tengo algo que contarte.

Emma: ¿Lottie? ¿Qué demonios sucedió con Noah? Por favor, llámame.

Ali: Lottie, acabo de hablar con Scott y me dijo que te fuiste a Francia ¿Qué sucedió? Por favor llámame, estoy preocupada.

Ali: Demonios chica, Noah fue a tu casa pensando que habías vuelto. Matt y Scott se pusieron como locos cuando se apareció por allí, tienes que ver como dejaron su rostro.

Con un suspiro, le respondo rápidamente a Ali.

Estoy bien. Discutí con Noah, pero esta vez es definitiva. No voy a volver en una buena temporada.

Luego, con dedos temblorosos y un peso en el corazón, le envío un mensaje de texto a Noah.

Por favor, deja de enviarme mensajes.

Antes de que pueda dejar el teléfono sobre la mesita junto a mi cama, este emite un sonido y miro hacia la pantalla. Un mensaje de texto nuevo.

Noah: Diablos no, Lottie, no lo haré. ¿Tienes alguna idea de lo preocupado que estaba? Ali nos dijo que te fuiste a Francia. ¿Estás bien?

Lottie: Necesito tiempo.

Noah: Contesta mi pregunta. ¿Cómo estás?

¿Cómo estoy?

—¡Hecha una mierda! —le grito al teléfono, y pulso una y otra vez el botón de «Eliminar» hasta que me duele el dedo.

En un acto de pura rabia, lanzo el móvil a la otra punta de la habitación y ni siquiera parpadeo cuando choca contra la pared y se hace añicos.

Jadeo violentamente por aire mientras me recuesto sobre la cama y cierro los ojos. Siento una lágrima deslizarse por mi mejilla y caer sobre la almohada.

Unos minutos después, un golpe suave suena en la puerta de mi habitación antes de que esta se abra.

—¿Cariño?

—Creo que necesito un móvil nuevo —susurro sin levantar la cabeza.

Escucho como entra en la habitación y cierra la puerta detrás de ella antes de recostarse en el colchón junto a mí.

—Cariño, ¿estás bien?

Sacudo la cabeza y muerdo mi labio, abrazando la almohada más contra mi pecho. Ella se pone sobre su costado y desliza una mano sobre mi cabello en suaves caricias.

—Todo estará bien. Sé que es duro, pero al menos estarás a salvo.

La miro, y luego asiento suavemente—. ¿Crees que estoy cometiendo un error?

—¿A qué te refieres linda?

—Al haber venido aquí —susurro, sabiendo que ella entendería a lo que me refería—. Sé que Matt te contó todo lo que sucedió.

Asiente y me mira con sus ojos afligidos mientras se incorpora y recuesta su espalda contra el cabecero de la cama—. Lo hizo, pero sólo escuché lo que tus hermanos sabían. Sé algo, pero no toda la historia. Habla conmigo.

Poco a poco me enderezo e imito su postura, llevando el almohadón a mi regazo y mirando a mi preocupada tía a los ojos—. No estoy segura de que pueda. Todo es tan doloroso.

—Será bueno para ti. —Desliza un brazo detrás de mí y me empuja hacia su cuerpo, frotando una mano suavemente en mi espalda.

Sintiendo un ardor en mi pecho, echo un vistazo hacia donde los trozos de mi móvil se encuentran y mis ojos se difuminan en la avalancha de recuerdos corriendo a través de mi mente.

—Yo... No podía quedarme más allí. Mis pesadillas habían comenzado a hacer estragos en él. Salía todas las noches, bebía... —Cuando mi voz se quiebra miro a mi tía, cuyos ojos marrones me miran sin poder hacer nada—. Llegó un momento en el que me detuve a pensar en todo lo que Matt y yo pasamos, y en cómo estaba viviendo ahora, y entonces tomé conciencia de que no me pasé toda mi vida huyendo de alguien que abusaba de mí y de mi familia para terminar eligiendo a alguien exactamente igual a él.

—Cariño, ese muchacho dista mucho de ser como tu padre. —Hace una pausa durante un largo rato—. No sé qué sucedió entre ustedes dos, y estoy segura que cuando te sientas cómoda para decírmelo lo harás, pero se notaba en sus ojos cada vez que él te miraba que su amor por ti no era tóxico.

Aspirando con fuerzas y tartamudeando, le digo—: Estoy segura que la gente opinaba lo mismo de mis padres cuando ellos eran jóvenes.

El rostro de Lorraine palideció—. ¡Oh no, querida! Se notaba a leguas que James era un controlador obsesivo ni bien lo conocimos. Es algo que la gente nunca puede ocultar.

—No creo que eso importe. Ya no. No voy a volver a verlo.

—Linda, puedes privar a tus ojos de su rostro todo lo que quieras pero no puedes prohibirle a tu corazón que siga sintiendo cosa por él.

—Te olvidas del refrán "ojos que no ven, corazón que no siente".

—No se sufre por lo que no se sabe. —Asiente en comprensión. Sus ojos se suavizan y atenúan con tristeza mientras murmura—: Pero cariño, este no es el clásico caso en donde tu corazón no siente nada de lo que pasa, porque simplemente lo desconoces. Lo amas. Y lo seguirás haciendo.

Mi corazón repentinamente da un vuelvo ante sus palabras—. ¿Qué? —susurro, necesitando oírla de nuevo.

Sus ojos me contemplan con simpatía.

—El amor no es algo que uno puede sacarse del corazón.

Cierro mis ojos y descanso mi cabeza en su hombro.

—Pero necesito hacerlo.

—No puedes detenerlo. Los sentimientos ocurren, incluso cuando no se suponen que lo hagan.

Dispuesta A AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora