Capitulo XIX

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Milena llevaba dos horas, encerrada en la pieza de su abuelo rogando que los rugidos, alaridos y golpes pararan de una buena vez. Aún no sabía cómo es que había conseguido salir de la habitación.

Una vez que Titán habló en tono de reprimenda a Barloc, que se acercaba a ella de manera amenazadora. El vampiro desvió su atención de Milena a Titán y entre los dos empezaron a gruñirse y a decirse cosas en la lengua que ellos hablaban. Xian y Balac se les unieron después y de ahí en adelante todo fue un caos.

Milena apego al niño a su pecho y se escabullo de allí. Cerró con llave la salita que estaba antes de la habitación de su abuelo y luego cerro con llave la pieza. No era ningún impedimento para los inmortales pero tal vez captarían la indirecta y no entrarían sin invitación,  Como si eso fuera posible, penso Milena,  cuál de los cuatro tenía más inflado el ego.

Una vez con los niños, vio lo preocupados y asustados que estaban. Los abrazó y les prometió que todo estaría bien siempre y cuando estuvieran juntos y no se metieran en los líos de los más grandes.

A pesar de ser aún muy temprano para acostarse, Ella estaba agotada y ellos tampoco se veían al cien por ciento y no sabía a qué hora podrían salir de allí.
La cama era extra King por lo tanto todos cabrían. Cerró las cortinas para oscurecer la pieza y prendió la lámpara del lado en el que dormiría ella, Los niños por primera vez en sus vidas dormirían en una cama. Tocaban la ropa y se maravillaban ante lo suave que era. Una vez que Milena los convenció para subirse sin miedo, pues era de ellos y nadie se las quitaría o los echaría de allí, ellos se acostaron y por unos instantes cerraron los ojos para disfrutar de tan maravillosa experiencia. Se fueron acomodando uno a uno hasta que todos estuvieron acostados, incluida Milena y Kita. Los rugidos y golpes no paraban, todo lo contrario, parecían empeorar, pero por alguna ilógica razón, Milena no estaba preocupada como debería. Estaba segura que ellos no saldrían de la propiedad a cometer ninguna barbaridad. Y que lo que estaba ocurriendo tenía que pasar.
Porqué pensaba esto, no tenía idea, pero sabía que todo estaría bien. Al menos con ellos, Kita era otra historia, estaba muy cansado, muy débil, y ella no sabía que más hacer por él.

A pesar de toda la bulla y los estruendos que había al final del pasillo, y que luego se trasladaron al patio, Milena y los niños se durmieron.
Cuando los cuatro comandantes entraron luciendo sus golpes y la sangre que aún manchaba sus rostros, Se miraron incrédulos ante lo que veían. Cuál de todos lucía más placido en aquella cama. Los cuatro adultos no pudieron evitar los celos que sintieron de los niños y la comodidad en la que estaban. Milena en vez de deshacerse en atenciones hacia ellos, y complacerlos en todo por ser fuertes y fieros guerreros, ella había volcado toda su atención en los pequeños como si lo merecieran.

No tenía sentido para ellos que la humana no estuviera muerta de miedo, o escondida en algún hoyo para que ellos no la encontraran.
Era todo lo contrario, se comportaba como si nada y más encima parecía no tenerles ningún respeto. Prueba de ello era la feroz cachetada que le había dado a Barloc nada más conocerlo.

Salieron de la habitación y empezaron a explorar el resto de la casa. Estaban impresionados con todo lo que habían visto hasta el momento. Jamás imaginaron que la humanidad avanzaría tanto como lo había hecho.

Durante sus cinco mil años de cautiverio, se habían dado cuenta que las cosas habían cambiado, pero nunca pensaron que tanto.
No tenían idea como vivir en este mundo moderno. Todo les era desconocido.

*****

Milena durmió increíblemente bien, y los niños también. Cuando despertó ellos estaban viendo televisión y tenían a Kita acostado entre ellos en el sillón. En un primer momento Milena se asustó al no ver al niño, y no se calmó cuando vio que estaba con los otros niños. Aún recordaba las palabras de Ammos.

LA MALDICION DE LOS INMORTALES  (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora