Capitulo XVII

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Los niños no dejaban de mirar a todos lados, estaba claro que todo era nuevo para ellos, pero no se veían asustados. solo muy desconcertados con todo. Milena los invito a entrar para darles de comer y después llevarlos al segundo piso para que se asearan. La ropa sería un problema, si es que estaban dispuestos a dejar de usar esos taparrabos. Algunos adultos también habían estado usando estas prendas, otros usaban pantalones desgastados y rotos, mientras que otros como el líder de los vampiros y el líder de los demonios , llevaban puesta una armadura. Se veían aún más intimidantes, pero nada era comparado a ver a las gárgolas con las alas desplegadas, ya fuera en forma humana o en su forma animal, eso suponía Milena que eran cuando se transformaban en esas enormes criaturas.

_"Vamos niños, deben tener hambre... luego de comer les mostrare la casa, vamos a la cocina."

Milena paso a la cabeza del grupo y los guió sin más demora, estaba muy preocupada por el pequeñito en sus brazos, se quejaba, se estremecía y gemía sin parar. Debía estarse sintiendo fatal.

Con una mano, Milena sostenía el pequeño mientras sacaba la fuente con carne que encontró en el horno después de una rápida inspección, para ver que podía darles de comer que ya estuviera preparado. Saco los platos y empezó a repartir los trozos de carne que ya estaban cortados. Todos tenían las mismas proporciones, ninguno tendría motivos para sentirse menos ante el otro. Fue una sorpresa para Milena enterarse que los vampiros más grandes no solo se podían alimentar de sangre sino también de carne, pero prácticamente cruda. Sin embargo los pequeños como el que ella tenía en brazos necesitaba la sangre para sobrevivir por lo menos por otros tres años más, hasta poder empezar a alimentarse con comida solidada.

Milena llevó a cada niño a una silla, los acomodo en ella y puso una servilleta en sus piernas, ellos la miraban sin decir nada, pues en lo único que pensaban era en la comida que iban a disfrutar después de tanto tiempo. Y no habían tenido que cazarla y defenderla de los más grandes que siempre se quedaban con lo mejor y a ellos les tiraban los restos. Milena les juró que nadie les iba a quitar su comida ya que había mucha más por si querían, y también había para los adultos. Les aseguro que ninguno de ellos iba a tener que pelear por comida nunca más. Ella se encargaría de que nunca les faltara el alimento.

Puso el plato frente a ellos, con un enorme pedazo de carne al horno, arroz, y papas con mayonesa. puso pan por si que querían y un jarro con agua, otro con jugo de naranja y un par de botellas de leche. No estaba segura que iban a querer beber pero esas le parecieron buenas opciones.

Mientras ellos comían de manera que horrorizaría a cualquiera, pues gruñían y desgarraban la carne de manera salvaje, y sin hacer uso del tenedor o el cuchillo, sus manos y dientes era todo lo que necesitaban. Milena fue al botiquín que había en uno de los cuartos de servicio cerca de la cocina y tomo una jeringa y tres viales. Desde hacia dos años le habían empezado a sacar sangre, cada cuatro o cinco meses para sus exámenes. pero no iba a ningún centro médico. Le sacaban sangre en la misma casa y luego su abuelo los llevaba personalmente a la clínica. Ahora se preguntaba Milena que era lo que realmente habían estado haciendo con su sangre.

Se sentó a la mesa con los niños para acompañarlos y acomodo al pequeño vampiro en sus piernas mientras ella se limpiaba con un algodón con alcohol el lugar de donde se sacaría sangre. Nunca habían tenido problemas para encontrarle la vena, rogaba que a ella le fuera igual de fácil.

Al primer intento lleno un vial y luego siguió con los otros dos. Los niños habían dejado de comer para ver que era lo que estaba haciendo. Milena les explico detalladamente cada paso mientras ellos la miraban atentamente. Una vez que se puso el algodón con el parche, acomodó al pequeño en sus brazos y le dio el primer vial. El niño gruño y se aferro al envase como si fuera una tabla de salvación. Se bebió la sangre en apenas unos segundos Y los otros dos viales no demoraron mucho más en terminarse. El niño se relamía los labios y a ratos suspiraba. Milena lo empezó a mecer hasta que el pequeño se durmió. El otro vampiro se paro a verlo y se sorprendió al ver tan dormido a su hermano.

En las películas que habia visto Milena, las heridas se curaban inmediatamente pero aquí no estaba pasando lo mismo. él respiraba mucho mejor pero los golpes seguían iguales. Milena pensó que quizás necesitaba más sangre pero no sabía de donde conseguirla en ese momento o si solo debía ser de persona. Miró a los niños y recordó que quería asearlos pero no había ropa para ellos, tomo el celular que estaba en la cocina y llamo a la tienda local y en menos de media hora no solo había comprado ropa para los niños, sino que también para adultos. ordeno tallas extra grande para los adultos, pues no recordaba que hubiera alguno de menos de un metro ochenta.

También ordeno mucha mercadería para abarrotar su despensa y que no les faltara nada por un buen tiempo. Pidió carne como para un regimiento, al igual que mucha leche,pan y un montón de cosas más. Aprovecho para llamar a la empresa de electricidad para que enviaran a alguien a arreglar los cables rotos. No había electricidad en toda la propiedad.

Agradeció saber la clave de la tarjeta de crédito de Oscar. De otra manera le sería imposible. El dinero que tenía en su cuenta no era poco, pero no sería suficiente para mantener la casa y todos los gastos que habría en el futuro cercano. Sabía que la orden tenían bastante dinero, no Había un solo miembro de su "familia" que no tuviera una lujosa casa y vacaciones en los mejores lugares del mundo y autos ultimo modelo.

En ese momento recordó que todos habían estado como huéspedes en la casa, por lo tanto sus cosas aún estaban en los dormitorios. Un escalofrío la recorrió de pies a cabeza. Pues sabía que sus muertes eran su culpa , ella era la asesina de todos ellos. Durante unos instantes sintió que no podía respirar ante tal verdad. No había dudado ni un segundo en despertar a Titán, no le importó nada más. Tenía grabado en la memoria el grito de Oscar cuando vio lo que ella iba a hacer.

Milena acomodó al niño en sus brazos y trato de quitarse esos pensamientos, no le harían ningún bien. Ya había hecho las cosas, ya fuera para bien o para mal, no había vuelta atrás, tendría que saber salir adelante y enseñarle a los inmortales como vivir en el mundo moderno, y que no asesinaran ni cometieran ninguna barbaridad, además por supuesto de que consiguieran un trabajo, pues esa enorme mansión no se mantendría sola.

Se puso de pie y sin dejar al pequeño cargo la lavaplatos y guardo las cosas para dejar limpia la cocina. Los niños no le quitaban la vista, miraban con suma atención todo lo que ella hacía y como lo hacía. Después de cinco intentos recordó que no había electricidad, la lavaplatos no iba a funcionar jamás de esa manera.

Una vez que salieron de la cocina, Milena los guió por la casa hasta las escaleras que daban a los pisos superiores. Ellos miraban todo y Milena los miraba a ellos divertida de sus caras, pero no entendía nada de lo que decían pues hablaban en otra lengua. Cuando llegaron al segundo piso se toparon con un enorme espejo que había a un costado a la subida de la escalera. Saltaron hacia atrás y gruñeron a su propio reflejo, Milena intervino antes que alguno de ellos decidiera atacar al espejo pensando que era algún enemigo. Se paró frente a él y los niños abrieron mucho los ojos al ver a dos Milenas y ambas hacían gestos al mismo tiempo. Ella llamó a uno de ellos y le dijo que se parara a su lado y tocara su nariz mientras se miraba al espejo. Con desconfianza el niño lo hizo y se sorprendió al ver que el "otro niño" hacia lo mismo que él. Después de varios minutos explicándoles lo que era un espejo ellos entendieron que se estaban viendo a si mismos. Se miraron con otros ojos cuando vieron como eran físicamente.
Estaba claro que jamás habían estado frente a un espejo. Tocaban su cara, su cabello, sus heridas y cicatrices, se miraban unos a otros a través del espejo y la miraban a ella que los miraba pacientemente y con una sonrisa en su rostro.

LA MALDICION DE LOS INMORTALES  (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora