CAPITULO XII

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Milena no dejo de mirar hacia el suelo hasta que llego a su habitación. Como era posible que no hubiera muerto de vergüenza. no lo sabía. Una vez que Franco termino de arreglar su ropa, no tuvieron más remedio que enfrentar a los demás. La mirada de furia de su madre, había sido lo de menos para Milena. Ver a casi un centenar de personas observándolos fue espantoso.

Franco tomó su mano y ella se aferró a él sin soltarlo en ningún momento.

El camino de vuelta a la casa fue eterno. El resto de la familia había caminado tras ellos mientras su abuelo iba al lado de Franco en silencio. Milena había querido salir corriendo de allí y llorar sin parar hasta que no tuviera más lágrimas, pero obviamente no lo había hecho, y se arrepentía profundamente de haber salido de la casa para correr por el bosque.

Una vez en su cuarto pensó que Franco se iría pero no fue así, Entro y cerró la puerta tras él. Milena levanto la vista y vio su rostro de rabia pero también de indecisión. Claramente se veía que no sabía si marcharse o retomar lo que había quedado inconcluso por la interrupción de su familia.

Milena Tampoco sabía qué hacer. Sabía que no amaba a Franco, pero por una vez en mucho tiempo se había sentido conectada a Alguien, se había sentido realmente viva y había deseado a Franco con desesperación.

Avanzo hacia él y reclamo su boca para un beso, para así ver si era capaz de volver a sentirse como hace unos minutos. Su deseo se avivo nuevamente y ambos se besaban con desesperación, de un momento a otro estaba de espaldas en su cama y Franco sobre ella. La duda se empezó a apoderar de Milena pero se rehusó a darle importancia. Estaba segura de oír una voz en su cabeza diciéndole con gruñidos feroces que se detuviera, pero ella se dijo que solo eran desvaríos de su mente.

Franco sentía como Milena trataba de seguir adelante y él estaba más que dispuesto a ayudarla. Le quito el vestido y empezó a acariciarla y a besarla con más desenfreno. Cuando Milena llevo las manos a su camisa y empezó a desabotonarla, él se sintió como si se hubiera ganado el premio de la lotería, ella por fin se entregaría a él, y sería por voluntad propia. Tan concentrado estaba en Milena, y ella en tratar que las cosas funcionaran, que ninguno de los dos oyó a John entrar como una tromba a la habitación. Tomo a Franco del cuello y lo arrojo hacia atrás.

Antes que Franco reaccionara le dio un puñete, lo tomo de sus ropas y lo puso de pie, acto seguido Lo arrojo fuera del cuarto y cerro de golpe la puerta al salir. Milena estaba acostada cubriéndose con una almohada mientras trataba de entender lo sucedido, había sido tan rápido, que no alcanzo ni siquiera a tratar de disculparse con su padre por lo que había estado haciendo con Franco, o a reaccionar de cualquier otra manera, excepto a cubrirse con la almohada. Se quedó aguardando a que su padre o su madre entraran, pero nadie fue en ningún momento a reprenderla por su escandalosa conducta. Aquello le causó extrañeza, pues su familia vivía metida en sus asuntos y ni siquiera eran disimulados al respecto.

Después de una larga ducha se puso su pijama y se sentó en el sofá de su habitación a pensar en todo lo sucedido y en como era su vida. Nada tenía sentido y estaba segura que la amnesia no tenía nada que ver. Cada día estaba más segura que había algo más, y esa voz que había empezado a oír en su cabeza desde que llegara a la Mansión de su abuelo, solo empeoraba las cosas. Era ruda y le daba órdenes, y cuando no eran ordenes, le gruñía como un verdadero animal rabioso.

Milena estaba segura que estaba enloqueciendo y su familia se negaba a decírselo.

Se acurrucó en el sofá pero no fue capaz de dormir. Se levantó cuando el reloj dio las seis de la mañana, estaba decidida a enfrentar a su familia para que le dijeran que era lo que realmente estaba pasando con ella. No podía seguir viviendo así.

Puso su pie en el alfeizar de la ventana para amarrar su bototo, pero un movimiento llamo su atención, al mirar vio a su madre y a franco caminando por la arboleda. Inmediatamente pensó que era mejor hablar primero con ellos dos, después con el resto de la familia.

Bajó corriendo las escaleras y salió por la puerta de la cocina para acortar camino y salirles al paso. Cuando oyó las risas dio gracias a Dios porque su madre se hubiera levantado de buenas. Paró de súbito cuando al rodear el enorme tronco de un roble vio a Franco y a su madre besándose.

Estaba con la boca abierta sin creer lo que veía. Durante unos segundos estuvo segura que se había quedado dormida en el sofá, y lo que veía era solo un sueño, o más bien una pesadilla atroz. Dio un paso más para enfrentarlos, pero se detuvo al ver que su madre interrumpía el beso y tomaba de la mano a Franco y lo tiraba para que la siguiera. Él no se hizo de rogar mucho, la siguió sin ningún problema.

Milena los siguió sin que ellos se dieran cuenta, al cabo de unos minutos llegaron hasta la casa que su abuelo estaba construyendo para ella y Franco una vez que se casaran.

Milena apenas podía respirar, tenía una mala sensación en el pecho, un nudo en el estómago y la extraña idea en su cabeza, de que había algo muy familiar en lo que estaba pasando.

Una vez que ellos entraron en la casa, Milena entro por la puerta de la cocina, o la que sería la cocina, la puerta aún no la instalaban. Avanzó lentamente teniendo cuidado con los materiales de construcción que había a su paso.

Nuevamente tuvo la sensación de familiaridad ante aquellas cosas esparcidas por todo el lugar. Al oír el portazo en el segundo piso fue enseguida hacia allá. Las lágrimas corrían por sus mejillas pero ella no sabía en realidad porqué, aunque en ese momento tenía una buena idea de lo que estaba pasando. De repente tuvieron sentido los cambios de humor de su madre cuando la veía con Franco o ese desmedido cariño que sentía por él, La rabia de su padre cuando lo veía llegar a casa. ¿Acaso estaba pasando algo entre ellos? Milena subió las escaleras lentamente rogando estar equivocada.

Cuando llego a la puerta de la habitación ya no tuvo ninguna duda, su madre y Franco eran amantes, y no podía siquiera imaginar desde cuándo.

Salió sin pensar en un rumbo fijo, solo salió de allí y empezó a caminar. Un fuerte dolor de cabeza vino a ella como si le hubieran asestado un terrible golpe. Cayó al suelo apretando su cabeza con ambas manos. Apretaba los dientes para no llorar o gritar. El dolor era insoportable y a cada instante era peor.

Al cabo de unos minutos se revolcaba de dolor en el suelo sobre las hojas húmedas a causa del rocío matutino. El  dolor  que  sintió   en  la  cabeza al mismo  tiempo  que  en  el corazón, la dejo  casi  al  borde  de  la inconciencia pero  llevo  a su  mente  millones  de imágenes, recuerdos  y  todo  lo que había  olvidado.

Una vez que sus dolores empezaron a desaparecer los recuerdos se  fueron  ordenando  en  su  mente  y  Titán  fue  en  todo  en  lo que  pudo  pensar.

Recordó las  palabras  para despertarlo, y  se  dijo  que  eso  haría.

LA MALDICION DE LOS INMORTALES  (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora