CAPITULO V

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Milena estaba ansiosa por la llegada del abuelo Oscar.


Él siempre la había tratado como si fuera normal, ni siquiera sus padres la trataban así. Que decir de sus primos, tíos o tías. Todos la miraban de manera extraña. Su abuelo era la única excepción, le contaba historias antiguas de Dioses, Ángeles, Demonios o Seres sobrenaturales y Milena había fantaseado con cada uno de sus relatos. En ellas, Milena conocía a cada una de estas criaturas y formaba parte de sus vidas y ellas de la suya. Lo mejor de todo, era que en sus fantasías estas criaturas la trataban con cariño y respeto. Ellos la querían a pesar de ser solo una humana. No la miraban de manera extraña o la hacían sentir fuera de lugar.

Las visitas de su abuelo siempre la dejaban por las nubes, y anhelando algo que no sabía que era. Se durmió ansiosa por la llegada del siguiente día.

_ ¡¡Abuelo, abuelo!!

Grito milena cuando vio a su abuelo bajar del taxi. Tenía auto pero odiaba conducir. El hombre sonrió a su nieta y abrió los brazos para que fuera hacia él. Milena corrió y se abrazó a Oscar. Él la tomo en sus fuertes brazos y fue a saludar a su hijo John y a su nuera Laura.

Apenas entraron a casa, Milena lo bombardeo con preguntas. Sabía que a su abuelo le encantaba recorrer el mundo, principalmente buscando objetos para sus colecciones de antigüedades. Según sabia, su abuelo era millonario. Lo había oído sin querer hace unos años, pero al parecer nadie podía saberlo. Su madre se enojó mucho con ella cuando hizo mención a esto, y le prohibió volver a repetirlo. Milena nunca más volvió a hacer un comentario acerca de este tema.

Después del exquisito almuerzo que Nora, su nana había preparado, salieron a la terraza a comer el postre y a hablar de todo un poco y a ponerse al día con las novedades.
Milena oía con atención todo lo que él decía y esperaba un día ser como su abuelo. Claro que él era valiente y audaz, ella no.

Las pocas horas que Milena pasaba con su abuelo eran increíbles, el tiempo jamás parecía ser suficiente cuando estaba con él.


Ya cuando estaba a punto de atardecer el abuelo fue todo suyo. Le contó de su último viaje por Europa y las antigüedades que había encontrado allí.


_ ¿Alguna interesante? pregunto milena.

Su abuelo la miro sonriendo y asintió afirmativamente.


_ ¿y bueno...? Pregunto Milena al ver que su abuelo se había quedado pensativo.


_ ¿qué tal si vamos a dar una vuelta por la plaza? Quiero comer uno de esos helados que tanto te gustan a ti.


Milena se paró de un salto, no ante la alegría de salir con el abuelo, o comer un helado. Era la emoción de ver a Titán lo que la alegro. El abuelo volvió a sonreír y la mando adelantarse, iría a avisar a sus padres que saldrían un rato.

Al llegar a la plaza Milena se sentía llena de vida y feliz, solo estando cerca de Titán se sentía así.

Su abuelo siempre le había contado historias y leyendas típicas de los lugares que visitaba. Las que más le gustaban a Oscar, eran Las leyendas mapuches. Tanto así que había investigado cada una de ellas. A Milena también le habían gustado, y asustado. Pero sus favoritas seguían siendo las de Gárgolas, Demonios y Ángeles. Esas eran sus historias preferidas.


Se sentaron a los pies del pilar de Titán y disfrutaron de su helado con una que otra conversación. Paso una pareja muy enamorada delante de ellos, su abuelo los siguió con la mirada durante un buen rato.

LA MALDICION DE LOS INMORTALES  (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora