Seven

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Habían pasado dos años ya desde el accidente.

Tony Stark estaba trabajando en algunos modelos de nanotecnología, fascinado por la simpleza de aquel método pero también por lo complicado que era establecer los patrones correspondientes.

–FRIDAY, procura guardar la información que llevamos hasta el momento. No quiero comenzar de cero como la otra vez ¿Entendido?

Se asomó un poco más en el pequeño pedazo de metal que tenía sobre sus manos. Sonrió al darse cuenta que estaba creando la revolución tecnológica más importante de la década.

Dentro de su satisfacción también yacía la determinación de su aprendiz en tratar de ser un "buen vecino". Peter era su orgullo, aunque se aseguraba de que el chiquillo no se enterara. Tenía un ego que cuidar.

Respiró profundo. Se sentía tranquilo, después de todo. Por una parte, no sabía nada de Steve, lo que agradecía enormemente. Y por otro, Pepper estaba afianzando su relación con él. Prontamente estaba decidido en pedirle matrimonio.

Quería hacer un paso nuevo. Un aire nuevo. Una vida nueva.

–FRIDAY, iré al piso de arriba. No comiences sin mi.–dijo colocando el metal en la mesa.

–Entendido, señor Stark.

El multimillonario subió las escaleras a pasos agigantados. Caminó hasta una de las mesas de centro para sacar una manzana y poder jugar con ella mientras seguía el ritmo de la música de AC/DC de fondo. El sol se filtraba por la ventana, haciendo brillar el piso, por lo que no tardó en imaginar una pista de baile.

Tenía varios muebles carísimos arrimados en casi todo el lugar. Había una extraña mezcla de decoraciones que contrastaban evidentemente una de la otra. Ni siquiera Pepper pudo convencerlo de cambiar los muebles o venderlos.

No.

¿Porqué lo haría?

Durante su pequeño baile, FRIDAY avisó la llegada de un individuo que lo esperaba en la entrada.

–Si es Fury, dile que no tengo interés en nada de lo que se respecte a su proyecto caído.–contestó Tony masticándo su manzana.–Uh... Y si es Pepper, pues hazla pasar, no seas mal educada, FRIDAY.

–Señor, me parece que no es ninguno de los dos.

Tony paró la música en seco. Definitivamente no se trataba de Rhodey, ni de Peter, ni de Happy, ni de Visión.

Por primera vez en mucho tiempo sintió las ganas de salir corriendo.

–No he pedido nada, FRIDAY.–tibuteó colocándo la manzana en el mesón, mientras estiraba su cuello, intentando dilucidar al sujeto.–...muéstrame las cámaras de la puerta principal.

Sus piernas temblaban. ¿Acaso podía tratarse de...? Se volteó a ver los muebles y palideció. La mala fortuna se le venía de nuevo.

–Aquí está, señor.

Entonces Tony Stark pudo respirar normalmente otra vez.

Se trataba de Everett Ross, su "amigo" diplomático. El hombre que le instó a firmar los acuerdos. Si, ese.

–Hazlo pasar.–dijo Tony volviendo a poner su música habitual.

Cuando vio entrar la cabellera plateada del hombre, no pudo evitar lanzarle una de las manzanas en señal de amistad, aunque éste lo había atajado torpemente sin entender lo que estaba sucediendo.

–Ross.–saludó Tony.

–Stark.–respondió éste, sin saber que hacer exactamente con la fruta.

IRONSTRANGE: Pieces of MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora