Thirteen

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—Mi señor..—Kaecilius se arrodilló frente a un portal, tratando de mantener la compostura.—...hemos destruido el santuario de Londres, pero Hong Kong y Nueva York están protegidos por maestros mucho más poderosos.

Frente a él, la presencia omnipotente de Dormammu lo vigilaba silenciosamente, mezclándose en la oscuridad de su propia dimensión, siendo sus grandes ojos los únicos que brillaban con una luz extraña y sigilosa. La decepción se reflejaba en ellos, tal como el menosprecio y la ira.

—¿Acaso debo hacerlo todo yo?—gruñó la criatura, haciendo que Kaecilius retrocediera.—Pensé que Ancestral habría criado a buenos maestros, pero por lo que veo, no son más que un conjunto de mundanos débiles y sin cerebro.

—Mi señor, yo...

Sin embargo, era demasiado tarde para el ex monje. Las tinieblas de Dormammu lo rodearon y aprisionaron, impregnándose en su cuerpo como una suave pero cortante tela. Kaecilius no pudo evitar lanzar un grito de agonía en cuanto la energía oscura de la criatura lo atravesó, hasta destruirle el alma. El cuerpo cayó sin vida. Dormammu entonces se acercó y fue absorbido por el cuerpo.

Kaecilius entonces abrió los ojos. Solo que ésta vez, su alma no estaba en él, si no que era simplemente tinieblas y oscuridad. Dormammu se había apoderado de él.

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Tony despertó un poco mareado. No se acostumbraba mucho a la zona horaria. Se removió en la cama, deseando no haber despertado tan temprano, pero apenas sintió un movimiento a su lado, abrió los ojos a la par. Se giró levemente, asustado. Stephen Strange estaba sentado, mirando hacia la ventana, pensativo. ¿Habían dormido juntos? Tony se reprendió mentalmente. Claro que si. Stephen había llegado cansadísimo y cayó en un profundo sueño y pues, dado a las circuntancias, Tony se durmió junto a él. No tenía un significado más profundo que ese.

—Buenos días.—saludó el hechicero amablemente.

—Buenos días.—respondió Stark, disimulando su vergüenza.—No puedo creer que me haya dormido en la misma cama con un mago. Mientras más tiempo pasa, más extrañas se vuelven las cosas.

Stephen asintió.—En algo coincidimos.

La habitación de Stephen era pequeña en comparación con las del resto de los estudiantes. Tenía lo justo y necesario. Una cama, un velador, un mueble para su "ropa" —Tony creía fervientemente que el tipo debía cambiar su estilo de moda.— y un pequeño escritorio con algunos libros y escritos en él. La única cosa que parecía actual era la laptop. Y la armadura, claro, que ahora yacía en el suelo sin energía.

—Debemos estar más que alertas.—dijo Strange sacándose la parte de arriba de su ropa. No había ni una pizca de vergüenza por ser observado ante los ojos de un extraño. Bueno, en realidad ya no lo podía considerar como un extraño. Las cosas estaban en un juego de dinámica.—Iré al baño. No toques nada.

En cuanto Stephen salió, Tony se paró de un salto. Sacó su chaqueta y prendió la armadura. Tenía que volver con Pepper. Quizá estaba preocupada.

Respiró por algunos segundos, mirando a su alrededor. A pesar de la crisis en la que estaban pasando los hechiceros de artes místicas, Kamar-Taj mantenía un aire pacífico, casi dulzón. Entonces recordó que debía terminar su "conversación" con Strange. Después de todo, ambos tenían que trabajar juntos. ¿El doctor aceptaría una salida? Por ahora no se sabía nada de Kaecilius y Ancestral podría ocuparse de él. Una salida a un Mc Donalds no haría daño.

—¿Regresarás a tu humilde morada? —la voz de Wong lo hizo saltar del susto.

—Oh, eres tú...—murmuró Tony recuperando el aliento.—Ninguna palabra sobre esto.—amenazó con su dedo.

IRONSTRANGE: Pieces of MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora