19. Puede que en verdad sea hija de Hipnos

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Apenas era capaz de sentir lo que estaba pasando. Después del destello de luz blanca, del sonido atronador, no sentí nada. No recordaba que Leo- de alguna forma- había retirado las rocas que tenía encima y me había sacado en brazos. Eso básicamente porque estaba totalmente inconsciente. Desde este punto en adelante todo se vuelve extraño. Como si la niebla de May me hubiese dejado lo que podía ver o sentir cubierto por humo denso. Imagina que tomas una foto para Instagram, pero no estás contenta con el resultado. Entonces la atiborras de filtros de todo tipo y quedas con una foto completamente saturada y borrosa que ya parece un "dank meme". Así sentía que era todo a mi alrededor. Una foto sobresaturada, poco clara, surreal.

Cuando recuperé la conciencia, un par de días después en el campamento, me explicaron como pudieron todo lo que había pasado.

Leo había usado una bomba con fuego griego, echando gran parte de la caverna abajo y mandando a los drakones al Tártaro. Había sido una gran conmoción para todos vernos salir con vida y luego sentir ellos mismos el efecto de la detonación, pero nadie resultó importantemente herido. La más afectada había sido yo, pero no me podía quejar porque estaba casi en coma.

Nos había pillado el amanecer, y con él, mi padre. Apolo había llegado en su deportivo rojo y al ver tanto alboroto no tuvo más remedio que ayudar. Mientras los campistas que habían llegado a apoyarnos y las cazadoras de Artemisa volvieron al campamento por su cuenta (pegasos y demases), May y Leo volvieron en Festus y Hestia y yo en el auto de Apolo que, tristemente para él, tuvo que convertir temporalmente en una ambulancia.

Hestia y yo fuimos atendidas por mi padre y mis hermanos. La diosa apenas requirió de néctar y ambrosía para sentirse mucho mejor. Yo en cambio la tenía mucho más difícil.

Aquella tarde cuando desperté en una de las camillas de la enfermería me encontré con May y Apolo mirándome acongojados. Creía que moriría en cualquier minuto por lo que, sin importar mi estado físico ni mental, le hablé a Apolo con la mayor claridad posible:

- Apolo, dijiste que si sobrevivía me hablarías de mi madre...

Apolo y May se sobresaltaron y se acercaron a mí. Con un gesto, el dios del egocentrismo le pidió a mi hermana que saliera un momento para dejarnos a solas. El momento de la charla padre e hija había llegado.

- Siento que voy a morir en cualquier momento- le dije- Por favor dime algo antes de que eso pase- supliqué.

- No, no vas a morir aún- me prometió tomándome de las manos- Escucha... Tu madre era una chelista muy conocida y yo bueno, un dios maravilloso. Nos conocimos en una fiesta. Yo estaba tocando y cantando con unos tipos y ella apareció y pues, todo fue muy rápido. Luego su padre se la llevó de la ciudad y traté de buscarla mucho tiempo...

- Apolo- lo interrumpí- Esa historia es de la película August Rush. Yo quiero la verdad.

- ¿En serio? Bueno, es que, yo inspiré parte de esa película así que...

He de suponer que la mirada que le di, enferma y todo, fue suficiente para hacerlo callarse y tratar de hablar en serio. En momentos como ese realmente deseas ser una humana normal. O que, como mínimo, tu padre sea alguien más centrado. El problema es que prácticamente ningún dios lo es. Hurra.

Sin embargo, la mirada asesina fue demasiado para mi misma y me quedé dormida antes de que Apolo pudiera inventar otra historia.


...


Percy me dijo una vez que era muy común que los semidioses tuvieran sueños medio raros. Siempre trataba de recordar si había soñado cosas extrañas antes de llegar al campamento, pero tal parecía que mis sueños eran bastante normales. Aquel día, sin embargo, tuve el sueño más largo y vívido de mi breve existencia. No sé qué tanto poder tenga Apolo sobre los sueños, pero estoy segura de que al menos en parte fue gracias a él.

Hijos del Sol y el Fuego [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora