aquellos prados de poesía
transformados en campos oxidados,
con lluvias de tinta coagulada,
vientos de ausencia,
y atardeceres magníficos.
grita a llantos la madera vieja,
testigo del paso cansado de este cuervo,
ya no existen arboles,
tampoco instrumentos ni chocolates,
siquiera la cama compartida.
se prende un ultimo cigarrillo,
en honor al pasado y a lo perdido,
la botella de whisky en la mano
con las botas bien puestas
y el chaleco ya desteñido por los años.
"ya no te amo"
tallo en la madera de aquel palafito,
ultimo trago
ultimo verso,
ultimo suspiro.