Fui un trovador al recorrer tan perfecto nirvana,
una travesía por un paraíso nevado,
Tu cuerpo desnudo relucía ante tan acendrada nieve,
Como de un ángel tratase,
Tus nebulosas oculares me atrapaban en una limerencia.Mis escuálidas manos tocaban tu silueta,
Perpicaz sobre tu piel,
Tan pura como la nieve,
Tan delicada como el pétalo de una roza,
Tan cálida como tú amor,
Tan poética manifestación.A paso de hormiga saborie tus nalgas,
Limpiando mis manos con el jugo dulce de una cascada, sobre ella se encontraba el fruto perdido,
Y dentro un templo profundo con un trono moldeado con mi miembro.Gemias al penetrar tu inocencia,
Gritabas al corromper entre tus piernas,
Me volvías loco al mirarme con tan acendrada mirada.Yo era tu trono,
Tu esclavo negro,
Montabas sobre mi gran cualidad,
Lo cual masajes ha de hacer en dentro de tu intimidad,
Apoyadas tus manos en mi pecho,
tus nalgas en mi cuerpo,
Tu corazón en mi tormento.Era placer tomar tus muslos,
Penetrar en lo más profundo,
Era amor al sentir tu alma,
Era perfección sentir tu respiración y el anheló de no querer separar nuestros cuerpos.Ahora parece ser un sueño,
Cuánto mi historia como si fuese un cuento de hadas,
"Crónicas de la vida perfecta",
Surcaste mi ser tan perfecta mente que el fruto que planteaste aparece por las noches y me susurra...
"nunca jamás dejar de amarte"