Lluvia

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Luego de ese tierno momento, los inmortales volvieron al camino para ir a su siguiente misión, pero había algo raro en todo esto, y es que el chico de los rituales estaba en completo silencio. 

Todavía no terminaba de digerir aquella, por lo que su mente era un caos. 

"¡Kakuzu, eres un maldito estúpido!" pensó Hidan mientras apretaba los puños. 

Ahora no podía ver a Kakuzu de la misma forma, siempre creyó que sería imposible que ese viejo tan amargado le demostrará algo de interés. Y ahora cada vez que quería abrir la boca para molestarlo sentía una extraña sensación tanto en el pecho como en su estómago. 

El moreno que iba adelante del menor, se extrañó por la repentina paz, así que decidió girar su cabeza para observar a su compañero, llevándose una imagen algo graciosa. Hidan hacía gestos mientras caminaba, como si estuviera teniendo alguna especie de guerra mental, cosa que de cierto modo, al mayor se le hizo tierno y divertido. 

El viento sopló de tal modo que obligó al castaño a enfocar su vista en el cielo. Fue cuando se dio cuenta de que unas enormes nubes grises adornaban el lugar, advirtiendoles que pronto se desataría una tormenta. 

Kakuzu frenó sus pasos, tratando de encontrar un sitio donde pudieran resguardarse. 

Hidan que no estaba prestando atención, chocó contra la espalda del más alto, lastimándose la nariz. 

-¡Mierda!- gritó el jashinista, sujetándose el área afectada. 

-No tarda en caer el agua, sigueme, por allá creo que puedo ver una cueva- dijo el moreno desviándose de la ruta que marcaba el mapa. 

-¡OYE!, ¡ESPÉRAME!- soltó Hidan al ver que su pareja ya se había alejado algunos metros de él.

Y así los renegados llegaron a la cueva, pero no lo hicieron a tiempo, ya que en el camino comenzó a llover. 

-¡CARAJO!, ¡ESTOY TODO MOJADO!- se quejó el creyente. 

Se sacudió la ropa tratando de estar un poco más cómodo. 

-Anciano, ¿ahora que- lo que fuera que Hidan tenía pensado decir, se esfumó al ver  a su compañero sin la capa de Akatsuki, dejando su torso al descubierto al igual que su rostro. 

-¿¡PERO QUÉ DEMONIOS ESTÁS HACIENDO?!- gritó el religioso avergonzado por aquella imagen. 

-Haces demasiado escándalo- señaló Kakuzu, haciendo que su pareja se calmara. 

-¿Por-Por que te quitaste la ropa?- se atrevió a preguntar Hidan ya más tranquilo. 

-Si nos quedamos con la ropa puesta nos vamos a enfermar- aclaró el moreno dejando sus prendas en el suelo. 

-Incluso si me enfermó, recuerda que no puedo morir- dijo el fanático sin la intención de desprenderse de su larga capa negra. 

-Haz lo que quieras, no es mi problema si te congelas- 

Kakuzu buscó en el interior de aquel hueco algo que pudiera arder en el fuego, topandose con algunas piezas de madera, al parecer no habían sido los primeros en llegar ahí.  

En cuestión de minutos, el hombre de ojos verdes formó una sencilla fogata. 

Ambos ninjas estaban sentados en frente del fuego. Kakuzu observó de reojo al inmortal percatandose de que este ya no portaba su uniforme, pero aún así temblaba. 

En ese momento el tesorero tuvo una idea para ayudar a su compañero, pero claro, podría provocar otro lío. 

El jashinista cerró sus ojos tratando de relajarse, pero de la nada sintió pudo sentir que un gran calor invadía su espalda, abrió los ojos de golpe para ver que su pareja se había sentado detrás de él. 

Kakuzu rodeó con sus brazos al menor para acercarlo más a él. 

La cara de Hidan era todo un poema, con sus mejillas completamente sonrojadas y esos ojos que demostraban cierto pánico. 

-Sólo no quiero mueras de frío- aclaró el mayor en un intento de que su compañero no hiciera un drama. 

-Yo, yo no puedo morir, entiendelo de una vez, estúpido anciano- susurro el inmortal. 















Aquí les traigo el capítulo nwn❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨❤ esperó les guste.

Kakuhidan "la inmortalidad también es una maldición" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora