¿Celos?

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La tormenta duró un rato, lo que le permitió a Hidan y Kakuzu conversar sobre diferentes temas, nunca antes se habían dado la oportunidad de conocerse a ese nivel. 

Cuando el clima mejoró, los inmortales volvieron al camino, debían llegar a su siguiente misión. 

El chico de ojos violetas no podía quitar su expresión de felicidad, esos momentos dentro de la cueva lo hizo entender que el moreno en serio lo veía como alguien importante en su vida y eso en serio lo hizo sentir especial. 

Luego de unas horas los renegados se toparon con una pequeña aldea, mientras atravesaban el lugar Hidan pudo notar que habían varios puestos de comida, con precios accesibles, por así decirlo. 

-¡Kakuzu, descansemos un rato, solo mira toda esa deliciosa comida!- gritó el fanático, señalando algunos alimentos. 

Pero antes de que el mayor pudiera negarle aquella petición, su compañero ya se había alejado unos cuantos metros para comprar bocadillos. 

"Es un maldito idiota" pensó Kakuzu para luego colocarse al lado del menor. 

En cuestión de minutos el inmortal ya tenía en su posesión varios platillos, así que tomó asiento en un banco, para acomodar los paquetes. 

-¿En serio vas a comerte todo eso?, al rato tendrás un dolor de estómago muy insoportable- señaló el castaño. 

-Cierra la boca vejete, es mi puto dinero y hago lo que se me da mi maldita gana- dijo Hidan mientras se llevaba a la boca grandes pedazos de comida. 

-¡Juro que un día te- pero los gruñidos del moreno fueron interrumpidos por una suave y tranquila voz. 

-¿Kakuzu-san?- 

El mayor se giró para ver a una mujer de unos 30 años, portaba un elegante vestido blanco, el cual combinaba muy bien con su larga cabellera oscura y esos enormes ojos cafés. 

-¿Tomoko?- soltó el avaro un poco sorprendido por la presencia de esa chica. 

-Ha pasado un tiempo desde nuestro último encuentro, me da mucho gusto verlo, Kakuzu-san- dijo la menor para después acercarse a los inmortales con una gran sonrisa. 

Hidan analizaba a la extraña de pies a cabeza, algo en ella no le agradaba, pero no comprendía que era. 

Tomoko le extendió la mano al chico de los rituales, con la intención de presentarse. 

-Mucho gusto, soy una vieja amiga de Kakuzu-san, tu debes de ser su compañero, ¿cierto?- 

Esa acción molestó aun más al fanático. 

-Mi nombre es Hidan- y con algo de fuerza el jashinista apretó la mano de la mayor. 

La chica de piel clara le dedicó una pequeña sonrisa, incómoda por la brusquedad del religioso. 

-Tomoko, ¿qué tal si hablamos en privado?- dijo Kakuzu apartando a la chica de su compañero. 

-Por supuesto- la mujer alzó la mano despidiéndose del fanático. 

Los mayores se retiraron quedando a unos cuantos pasos de ahí. 

Desde la distancia podía ver como su compañero conversaba tranquilamente haciendo reír a la chica de elegante vestimenta. 

"¿¡Desde cuando eres un maldito caballero, asqueroso pagano de mierda!?, ¡amiga mis huevos, es claro que a esa perra le gustas!, ¡ya alejate de ella estúpida Kakuzu!" pensó Hidan, sin darse cuenta de que sus manos apretaban la comida de tal modo que esta caía al suelo hecha puré. 

Pero hubo algo que el menor ya no pudo soportar y fue la imagen de Tomoko acariciando el rostro de su pareja.

El moreno hizo una leve referencia antes de regresar al banco donde su compañero lo esperaba con una extraña expresión. 

-Oye Hidan, ¿ya terminaste de- pero la pregunta quedó a medias gracias al puñetazo que el jashinista le dio a su compañero justo en la cara. 

El impacto fue tan fuerte que el mayor cayó de golpe en el suelo. 

-¡MUERETE, ESTÚPIDO HIJO DE PERRA!- gritó a todo pulmón Hidan, para después salir corriendo. 

Las personas que habían presenciado tal espectáculo, se hicieron a un lado para dejar pasar al chico de ojos violetas. 

"¿¡PERO QUÉ DEMONIOS PASA CONMIGO!?" 












Aquí les traigo el capítulo nwn❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨❤ esperó les guste.

Kakuhidan "la inmortalidad también es una maldición" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora