Consejo

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Al terminar aquella discusión con Kakuzu, el inmortal decidió desquitarse con todo lo que había a su alrededor, tomó su arma de tres filos y sin algún freno destrozó parte del bosque. 

Cuando se cansó de ese gran berrinche, colocó su guadaña en el suelo, mientras que él caía de espaldas en un abundante pasto.  

-¡ESTÚPIDO VIEJO TACAÑO!, ¡TE ODIO, TE ODIO, TE ODIOOOOOO!- gritó el menor agarrándose con fuerza el cabello. 

Sin darse cuenta, aquel escándalo había atraído a ciertos chicos de capa negra y nubes rojas. 

-¡AHHHHH!, ¡ME DUELE LA MALDITA CABEZA!- se quejó el jashinista. 

-Tranquilo, es solo tu cerebro tratando de entender su propia estupidez, hm- 

Esa voz hizo que Hidan se incorporará. 

A lo lejos pudo ver que se acercaban tres de sus compañeros, para ser más específicos, Deidara, Tobi y por último Sasori. 

-¡Hidan-sempai!, ¡Tobi fue a una misión con los sempais y lo hizo muy bien!- dijo el buen chico con mucha alegría. 

"Ni siquiera te pregunte"- pensó Hidan un poco molesto, no estaba de humor para las tontas bromas del enmascarado o para los malos chistes del rubio. 

-¿Qué carajos están haciendo aquí?-preguntó el religioso de mala gana. 

-Escuchamos unos lloriqueos bastante insoportables, nos acercamos para ver de quien se trataba y no nos sorprendió la respuesta, después de todo, eres un maldito dramático, hm- contestó Deidara con un tono burlón. 

-¿¡QUÉ FUE LO QUE DIJISTE?!- y de un salto el creyente quedó cara a cara con el terrorista. 

Pero esa acción no intimidó al artista, solo provocó que sonriera de una forma más exagerada. 

-Ya basta Deidara, acabamos de terminar nuestra misión, no quiero otra estúpida pelea, descansen un rato, el líder no debe de tardar en llamarnos- dijo Sasori tratando de calmar las cosas. 

-Hidan-sempai, ¿por qué estaba gritando?- habló el buen chico ganándose la atención del fanático. 

El chico de los rituales miró un momento a Tobi y para sorpresa de Deidara, este cambió su expresión, ahora parecía preocupado. 

-No es nada, solo déjenme tranquilo- pidió Hidan para volver a tomar asiento en el pasto. 

El menor frunció el ceño, definitivamente algo malo le pasaba a su compañero. 

-Deidara, iré a inspeccionar la zona- dijo el marionetista, dándoles la espalda a los chicos escandalosos. 

"Que sutil eres Danna" pensó el rubio, al parecer también su maestro se había dado cuenta de que Hidan actuaba raro, pero como siempre prefería no meterse en los asuntos de los demás. 

-¡Vamos Hidan-sempai, sabe que puede confiar en Tobi!- gritó el enmascarado incomodando al creyente. 

-Oye Tobi, si en verdad quieres ayudar a Hidan, entonces ve al bosque y consiguele unas cuantas flores rojas, hm- dijo Deidara, haciendo que el buen chico saliera corriendo a toda velocidad. 

-¿Y para qué son las malditas flores?- preguntó Hidan con una ceja levantada.

-Oh eso, solo quería deshacerme de Tobi, hm-

Hubo un momento de silencio, hasta que ambos comenzaron a reírse, al ser casi de la edad, podían entenderse. 

-Que cruel eres Deidara-chan- dijo Hidan tratando de recuperarse. 

El rubio paró de reírse, para luego sentarse al lado del fanático. 

-Bien, cuéntale a tu buen amigo Deidara lo que te pasa, hm- colocó su mano sobre el hombro del mayor a modo de consuelo. 

-En primer lugar no somos amigos y en segunda, ¿por qué piensas que me pasa algo?- al creyente en serio le molestaba que su compañero fuera tan entrometido. 

-Porque estás con una cara que le daría lastima a cualquiera, hm- 

-No es de tu incumbencia, estúpida rubia- 

-Se trata de Kakuzu, ¿no es así?, hm- dijo Deidara, sacándole un pequeño susto al religioso. 

Hidan de inmediato giró su cabeza hacia otro lado, no quería hablar sobre el moreno, sabía que si demostraba ese tipo de interés, sus compañeros nunca lo dejarían tranquilo.   

-Calmate idiota, no pienso burlarme de ti, hm- dijo el menor adivinado los pensamientos de su amigo. Para él no era ningún secreto la relación de los inmortales, solo un idiota no se daría cuenta de que ellos compartían una fuerte conexión. 

Pasaron algunos segundos, pero al final el religioso cedió. 

-Kakuzu esta actuando extraño- dijo Hidan, mandó su orgullo a la mierda. 

-¿A que te refieres con eso? hm-

-No lo sé, es como si ya no le importa nada, quise confrontarlo para que escupiera la verdad, pero me terminó tratando como si yo fuera un asqueroso estorbo- admitió el creyente algo decaído. 

Deidara analizó con cuidado las palabras de su compañero, ya comenzaba a tender toda la situación. 

-Sabes, Sasori no Danna me contó que Kakuzu tuvo cientos de compañeros, hm- 

-Eso ya lo se estúpida rubia, ese anciano los asesino a todos y la única razón por la que sigo siendo su compañero es por mi inmortalidad- 

-Tal vez, pero inmortal no significa invencible, si te cortan en pedazos hasta ahí quedas, créeme que si me hubieran emparejado contigo, desde el primer día te habría hecho explotar para luego tirar tu cuerpo en el fondo del mar, hm-  comentó Deidara, ganándose una mala mirada por parte del creyente. 

-Wow, con esos amigos, para que demonios quiero enemigos-

-Jajajajaja, el punto es, que siento que a Kakuzu le importas tarado, no es alguien paciente pero aun así te soporta, han estado juntos por muchos años, si realmente te considerará un estorbo hace mucho que ya no estarías con nosostros, hm- señaló el artista con una gran sonrisa. 

Eso dejó a Hidan muy sorprendido, pero ahora que lo pensaba, el moreno nunca le había hecho realmente daño, incluso podía dejar a un lado su dinero con tal de curarle las heridas que el mismo se generaba en batalla. 

-Kakuzu es orgulloso, apuesto que quiere contarte lo que le pasa pero no sabe como, tenle paciencia, tarde o temprano que hablar, hm- 

-¿Desde cuándo eres tan sabio, artista de cuarta?- sonrió el fanático. 

En otro momento, ese comentario hubiera hecho enfadar a Deidara, pero ahora solo le daba gusto saber que Hidan estaba mejor,  aunque el idiota lo negara, ellos podían ser grandes amigos y compañeros. 

Todo era felicidad, hasta que de la nada apareció el buen chico sosteniendo una corona de flores, la cual dejó caer en la cabeza del rubio. 

-¡Taran!, ¡Ahora Deidara-sempai es una hermosa novia!- gritó Tobi con mucha alegría. 

Hidan estalló en carcajadas, no solo por la ocurrencia del enmascarado sino también por la cara del artista, que ahora estaba complemente roja por la vergüenza. 

Ahora Tobi corría de un lado a otro esquivando los pequeños explosivos del chico de ojos azules. 

El jashinista paro de reírse para poder co templar la cómica escena. 

"Muchas gracias Deidara"  

















Aquí les traigo el capítulo nwn❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨❤ esperó les guste.

Kakuhidan "la inmortalidad también es una maldición" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora