Libres

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El menor se apartó bruscamente de su novio, esa propuesta lo había tomado por sorpresa. 

-No entiendo nada, ¿de qué estás hablando?, ¿en verdad quieres irte de Akatsuki?- la cabeza del jashinista era un completo caos. 

Kakuzu le dedicó una pequeña sonrisa al creyente, la verdad es que se esperaba esa reacción. 

-Hidan, he estado pensando esto por un tiempo, lo cierto es que hace años quise dejar esta organización, pero no tenía un propósito, caí en la cuenta que si me iba de todos modos terminaría en un sitio como este, un trabajo donde el dinero sería abundante pero aquella desagradable sensación seguiría presente, por eso me resigne y seguí siendo el tesorero de Akatsuki- explicó el moreno sujetando la mano de su pareja. 

El creyente no podía creer lo que escuchaba, jamás hubiera imaginado que Kakuzu se sentía así de infeliz. 

-Pero cuando vi lo aterrado y perdido que estaba Deidara por la muerte de Sasori, me di cuenta de que no quería volver a estar solo, esta inmortalidad ya no me es suficiente, te necesito Hidan- 

El moreno tomó con ambas manos el rostro de su amante para luego acercar sus labios y darle un tierno beso. Transmitiendo a su chico todos esos sentimientos que por mucho tiempo guardó en su corazón. 

Poco a poco los amantes se separaron, aún faltaba que Hidan diera su respuesta. 

-¿Si sabes que esto es una locura?- soltó el fanático mirando los ojos de Kakuzu. 

-Lo sé- contestó el mayor. 

-Si hacemos esto nunca podremos regresar- esa idea lo ponía nervioso, ahora sí estarían por su propia cuenta. 

-Hidan, dejemos todo esto atrás, podemos conocer el mundo, vivir a nuestro modo, los dos finalmente seremos libres- Kakuzu junto su frente con el jashinista, quería darle confianza, que entendiera que todo iba a estar bien. 

-De acuerdo, hagamos esto- aún estaba inquieto, pero sabía que Kakuzu iba protegerlo de cualquier cosa. 

-Al sur de este lugar se encuentra una pequeña cascada, te veré allá a media noche, solo lleva lo esencial- 

-Jejejeje no te preocupes anciano, ahí estaré- 

************ 

Las horas pasaron y en aquel lugar solo se encontraba el moreno, el cual ya no traía puesta la capa de akatsuki y tampoco su capucha. Ahora vestía una chamarra gris, tenía un cubre bocas negro, sus pantalones eran oscuros al igual que sus sandalias. 

"Ese idiota ya se esta tardando" pensó Kakuzu algo desesperado. 

Estaba por ir a buscarlo, cuando la presencia de otra persona lo hizo detenerse. 

-Que sorpresa, jamás imaginé que tú nos seguirías- el tono de Kakuzu era realmente tenebroso. 

-Así que en serio planean dejar la organización-  

-¿Vas a detenernos?, entonces, pelea de una vez…Itachi- 

















Quedan 7 capítulos para el final
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Kakuhidan "la inmortalidad también es una maldición" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora