𝗦𝗘𝗥𝗣𝗘𝗡𝗧 𝗕𝗟𝗢𝗢𝗗

3: Someday

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Betty bufó asintiendo una y otra vez como si estuviera escuchando al director. Ella ya estaba harta del discurso de media hora que el director Weatherbee venía diciéndoles pero... Cualquier cosa para saltarse las clases.

— ¿Entendieron? —preguntó, todos asintieron exceptuando a Cheryl.

— Con todo respeto, director Weatherbee.—la pelirroja empezó a hablar. — Creo que no hay motivo o razón para castigarnos a Jay-Jay y a mí. Aquí los verdaderos salvajes son estas... Asquerosas Serpientes.

— Hipócrita. —Betty murmuró, Cheryl volteó a verla.

— ¿Qué me dijiste, Serpiente vulgar? —Cheryl dijo y Betty se levantó de golpe de la silla.

— Te dije hipócrita. —repitió la rubia. — Nos dices "asquerosas Serpientes" cuando tú te revuelcas con una.

— Señorita, Smith. Sientese. —ordenó el director.

— Yo no me metería jamás con un pandillero Serpiente. —Cheryl dijo a modo de burla con su irritante voz.

— Pero sí te metes entre las piernas de una pandillera Serpiente, ¿o no? —Betty se atrevió a decir. — ¿Te suena familiar el nombre de... Toni Topaz?

— ¡Zorra Serpiente! —gritó Cheryl asqueada y Betty le dio una bofetada.

— Ok, ok, detente ya. —Jughead la tomó de la cintura.

— ¿Ven? Ese no es un comportamiento digno de señoritas. —Weatherbee alzó la voz. — Elizabeth, Cheryl, o arreglan sus problemas o pueden irse de Riverdale High por esa puerta.

Betty empezó a caminar hacia la salida, pero Jughead la jaló de nuevo para impedir que se fuera y la abrazó.

— Betty se comportará mientras Cheryl se comporte. —dijo Jughead.

— Cheryl va a comportarse igual. —Jason asintió.

— Bien, su castigo de los cuatro por alterar la paz con su pelea será pintar toda la escuela esta tarde.

— ¿Qué? —Cheryl exclamó.

— La escuela es enorme, no podremos pintarla toda. —Jason se quejó por igual. — No terminaremos nunca.

— Son cuatro, claro que terminarán.

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— Todo es tu culpa, rubia oxigenada. —escupió Cheryl.

— Dímelo de nuevo, arpía peliteñida. —encaró Betty. — Creo que el tinte ya te quemó las neuronas.

— ¡Soy pelirroja natural! —gritó Cheryl indignada.

— ¡Y yo soy rubia natural! —devolvió el grito. 

— Ya, ya, basta. —pidió Jason. — No quiero que nos vuelvan a castigar, mejor cada quien por su camino.

— Bien. —Cheryl asintió.

— Genial. —Betty también asintió.

— Maravilloso. —volvió a decir Cheryl.

— Perfecto. —dijo Betty.

— Fan...

— ¡Ya basta! —gritó Jason. — Cher-Cher vamos a clases.

Betty rodó los ojos y suspiró cuando por fin los gemelos pelirrojos se perdieron por los pasillos.