7: ¡Necesitamos un rey!

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Tres días después Betty estaba sentada en el regazo de Jughead mientras le daba suaves y lentas caricias en el pecho y abdomen e intentaba convencerlo.

— Por favor. —pidió Betty tocando su piel, pasando las yemas de sus dedos por sus lindos y pequeños lunares. — No lo hagas.

— Ya te lo dije, esto no entra en discusión. —dijo Jughead acariciando sus caderas y parte de su cintura desnuda.

— ¿Y si te pierdo? —preguntó Betty con dos lágrimas cayendo de sus ojos, tomando su rostro entre sus manos.

— Betts. —Jughead la tomó de la barbilla y la besó dulcemente, Betty no correspondió del todo pero movió sus labios un poco. — Estaré bien.

— No, te van a lastimar. —dijo Betty acariciando los lunares en su cuello. — Por favor, dí que no.

— Hey. —Jughead le apartó las lágrimas y volvió a juntar sus labios suavemente. — Nada me va a pasar.

— ¿Recuerdas aquel chico que quería ser Serpiente hace dos años? —preguntó Betty. — ¡Murió, Jug!

— Soy fuerte, lo soportaré. —aseguró Jughead, acariciando su cuello. — Y entonces me convertiré en tu rey.

— No quiero que lo hagas. —Betty empezó a sollozar. — Las Serpientes estarán bien conmigo por ahora.

— Lo haré, Betty. —Jughead dijo sin más. — Perdón, pero es mi decisión.

Betty hizo una cara de tristeza y le pegó en el pecho, dispuesta a bajarse e irse de ahí pero Jughead la mantuvo contra él.

— No hagas berrinche, Elizabeth. —pidió Jughead sujetándola de las caderas.

— Suéltame. —ordenó Betty molesta con él.

— Betty, no te enojes conmigo. —pidió sin tener planes de soltarla. — No tienes de qué preocuparte.

— Si te pierdo yo... Enloqueceré. —Betty dijo con un puchero en el labio.

— Eso no va a pasar. —Jughead prometió besando su mejilla y bajando para seguir con su cuello.

— Todas las Serpientes tienen que golpearte, Juggie. —dijo Betty mientras Jughead chupaba la piel de su cuello y bajaba un tirante de su sostén para besar su omóplato.

— Y eso no será problema para mí. —dijo mientras su mano subía dentro del sostén y se dirigía a sus pechos.

— Lo será, y después el golpe final... —Betty se estremeció al sentir sus manos alrededor de sus pechos. — ¡¿Me estás poniendo atención al menos?!

— Nop, nada de nada. —Jughead negó, bajando el otro tirante para seguir chupando sus hombros.

— Esto es en serio, Jug. —Betty se bajó de su regazo y empezó a caminar por la habitación de él.

— Betts, vuelve a la cama. —pidió Jughead a la rubia.

— Hoy dormiré en mi habitación. —Betty dijo molesta y arreglando su sostén. — Buenas noches, Jug.

Al otro día, Jughead despertó solo en su cama y maldijo por la pelea que había tenido con Betty. Escuchó el agua correr en el baño, y recordó que FP no estaba en casa.

Betty se estaba duchando, intentando despejar su mente y olvidar la pelea que había tenido con Jughead en la noche. Estaba de espaldas hacia la cortina mientras sentía el agua caliente correr por su cuerpo.

𝗦𝗘𝗥𝗣𝗘𝗡𝗧 𝗕𝗟𝗢𝗢𝗗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora