𝗦𝗘𝗥𝗣𝗘𝗡𝗧 𝗕𝗟𝗢𝗢𝗗

11: Un líder

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Betty rió a carcajadas cuando Jughead la cargó en sus brazos y empezó a darle vueltas y vueltas, amenazando con tirarla al lago debajo de ellos, ya que se encontraban pasando la tarde en la casa de la madre de Jughead.

— ¡Ya! —Betty gritó entre risas y pegándole en el hombro para que la dejará. — ¡Oh por Dios, bájame yaaaa!

— Te bajaré cuando retires lo que dijiste. —Jughead dijo cargándola sobre su hombro y dándole vueltas cada vez más rápidas.

— ¡Noooo! —Betty negó entre risas y pataleando. — ¡Bájame, voy a vomitar!

— Di lo que quiero escuchar y te bajo. —Jughead rió divertido ante su reacción, continuando con su juego.

— ¡Nunca lo diré! —Betty negó gritando. — N. U. N. C. A.

— Bien, a ti que te gusta el agua fría... —Jughead amenazó con lanzarla al agua, columpiándola.

— ¡Jughead por Dios, el lago siempre está helado! —Betty gritó paranoica, aferrándose a su chaqueta.

— Dilo o... —Jughead la aventó con fuerza, haciéndola gritar, pero la atrapó en sus brazos sin dejarla caer del todo.

— ¡Okay, okay, lo digo! —Betty gritó, con el corazón acelerado. — ¡Eres el más rápido corriendo en la moto y me ganarías con los ojos vendados!

— Lo sé, tú lo sabes, todos lo saben. —Jughead sonrió presumido y la bajó, envolviendo sus manos alrededor de su pequeña cintura.

— Tarado, me hiciste aceptar que eres mejor que yo en la moto. —Betty bufó descontenta.

— Es que lo soy y lo sabes. —Jughead volvió a sonreír, Betty le pegó en la frente negando.

— Eso no es cierto. —Betty bufó.

— Soy el rey de las carreras. —dijo ególatra y haciéndola reír sarcástica.

— De lo único que serás rey es de los estúpidos. —Betty dijo con risas, recordando aquella frase de una de sus películas favoritas.

— Qué graciosa, Elizabeth. —Jughead rodó los ojos y sin más, la aventó al lago con un rápido empujón.

— ¡Ahhhh, imbécil! —gritó Betty, viéndolo mal. — ¡Está helada!

— A ti te gusta el agua fría, ¿o no? —Jughead rió viéndola toda mojada y furiosa.

— Mejor ayúdame a salir, imbécil. —bufó Betty, extendiendo su mano para que la tomara.

Jughead la tomó, dispuesto a sacarla de ahí pero Betty lo jaló hacia abajo y lo tiró junto con ella.

— ¡Elizabeth! —Jughead la regañó, mientras ella reía a carcajadas.

— ¿Está rica el agua, Forsythe? —Betty rió contraatacando, nadando hacia él. — Eso fue porque eres un idiota.

— Y tú una fastidiosa, Elizabeth Jones. —se quejó, mintiendo pero siguiéndole el juego ya que ella odiaba su nombre completo.

— Eres un llorón, Forsythe. —río Betty.

— Y tú una dramática, Elizabeth. —Jughead rodó los ojos.

— Tonto. —bufó.

— Inmadura.

— Te odio. —le sacó la lengua.

— Yo te odio más.

— No, yo más. —refunfuñó divertida. — A mí me chocas.

— Y yo no te soporto. —Jughead contestó, atrayéndola hacia él y tomándola con suavidad de la cintura.