𝗦𝗘𝗥𝗣𝗘𝗡𝗧 𝗕𝗟𝗢𝗢𝗗

9: Mi Betty

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Jughead cerró los ojos y maldijo todo lo que pudo en cuanto Betty se fue llorando, corrió detrás pero ella le cerró la puerta en la cara. 

— Betty. —murmuró Jughead recargándose contra la puerta.

— Déjame en paz. —dijo Betty entre lágrimas, ella estaba llorando en su almohada.

— Betts, lo siento. —se disculpó Jughead. — Fui un completo idiota... Abre la puerta, por favor.

— ¡Vete, Jughead! —gritó Betty, aún llorando en su almohada.

— Por favor, mi Betty. —pidió, llamándola como cuando apenas llegó a su vida. — Te quiero mucho.

— Yo no. —bufó entre lágrimas, Jughead sabía que eso no era verdad.

— Betty, los dos nos estamos comportando como niños de tres años. —reconoció Jughead. — Abre la puerta.

— ¡Que te largues, Jughead! —gritó Betty mientras lloraba con más fuerza en su almohada. — Tú y yo ya no somos nada, ¿si lo recuerdas no?

— Déjame abrazarte al menos, no quiero pasar otra noche durmiendo en diferentes camas. —dijo Jughead, esperando que eso fuera suficiente para hacerla abrir la puerta y funcionó.

— Primero vete a duchar, sabes que detesto el olor a alcohol. —dijo Betty.

— ¿Y después dormiremos abrazados? —preguntó Jughead.

— Sí, pero eso no significa que dejé de estar molesta contigo. —dijo Betty recargándose en el marco de la puerta.

— Y si mejor... —Jughead la tomó de la cintura y la acercó a él. — ¿Me haces compañía en la ducha?

— No, Jughead. —Betty negó separándose. — No todo se arregla con sexo.

— De acuerdo, tú ganas. —Jughead se dio por vencido y se fue directo al baño.

Betty estaba acostada en la cama, no podía dormir y se encontraba esperando a Jughead para que la abrazará. Ella aún estaba molesta pero Riverdale era muy frío en las noches.

Aunque Betty después de meditarlo un poco llegó a la conclusión de que el error lo había tenido ella, en muchos aspectos se había equivocado.

Empezando por prohibirle seguir su legado Serpiente.

Por darle la idea a FP de esposarlo.

Por hablarle así de mal y luego hacerse la víctima.

Fue muy infantil e inmadura y todo el problema lo ocasionó ella.

— Deberías de dormir ya, son las tres de la mañana. —dijo Jughead entrando a su habitación con el cabello un poco mojado.

— No puedo dormir, no cuando estoy peleada contigo. —dijo Betty tristemente, Jughead cerró la puerta del cuarto y fue hacia ella.

— Es horrible pelear contigo. —dijo Jughead acariciándole la mejilla.

— No entiendo cómo es que las parejas se pelean, se siente tan feo herir a la persona que amas. —dijo Betty, disfrutando el toque de Jughead.

— Pienso exactamente igual. —Jughead concordó, arrepentido.

— Perdón, fui una infantil e inmadura con todo lo que te dije. —Betty puso una mano sobre la suya. — Es solo que hay veces en las que no puedo evitar ser tan cándida, lo siento Juggie.