FUEGO

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La luz se colaba por la ventana y se podían ver las motas de polvo suspendidas en el aire, Elia no tenía verdaderas ganas de levantarse tan temprano pero sabía que tenía un deber que cumplir. Era imposible no recordar lo sucedido cuando pasaba frente a su hermano y veía la larga marca que el fuego dejo en su brazo derecho, había veces que se olvidaban de eso y eran dos personas comunes y corrientes pero nunca duraba demasiado. A ninguno de los dos les gustaba hablar sobre el incendio que destruyó su casa pero todos ya lo sabían, en un pueblo pequeño las noticias vuelan.
Dicen que para ser bombero hay que ser muy valiente y aunque Elia no lo era del todo y estuviera nerviosa por su primer día tenía la motivación de ayudar a los demás así como lo hicieron con ella cuando era niña.

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