BLANCO

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Joan iba al frente, llevaba un bolso con su cámara de rollo, una cantimplora regalo de su madre, algunas otras cosas útiles para su misión y algunas baratijas que compró en el mercado de la ciudad mientras buscaban donde almorzar. Dorian le seguía de cerca indicándole con su mapa y una brújula cual era el camino hacia la cueva que, según habían reportado los lugareños, había aparecido mágicamente. Luisa iba cerrando al pequeño grupo, era su primera expedición y se sentía maravillada con todo lo que veía, no importaba que ella misma se hubiera criado cerca de un bosque parecido, el hecho de que fuera junto a sus nuevos colegas hacía que hasta divisar una mosca le pareciera algo fantástico.

No era un trabajo difícil lo que debían hacer, solo encontrar la cueva, anotar sus coordenadas exactas, ver si había alguna pista de cómo se formó tan repentinamente y volver al centro, luego iría un nuevo grupo con equipamiento especial para explorar a profundidad si es que la cueva era muy profunda o parecía peligrosa.

Cuando llegaron se dieron cuenta de que la cueva iba en vertical, no era rocosa e incluso se veían las raíces del pasto bajar a través del techo, aunque a los lados no hubiera vegetación, parecía como si hubieran levantado un pedazo de bosque y ese fuera el resultado. Dentro solo se distinguía una oscuridad abismante, con las linternas se distinguía poco y nada de las cosas que tenían por delante. Decidieron darle los honores a Luisa, permitiéndole que fuera ella quien posara frente al descubrimiento y luego usara un medidor de gas para decidir si era peligroso tratar de adentrarse un poco y, como esperaban, todo parecía seguro.

Joan encabezó nuevamente la excursión, seguida por Luisa y Dorian, quienes fueron revisando si encontraban muestras de vida, aunque difícilmente habría llegado vida a ese lugar tan pronto. Hacía calor y era húmedo, eso, sumado a que no encontraban nada interesante, les hizo pensar en salir a la comodidad del aire fresco, pero algo les detuvo. 

A lo lejos se veía como una pequeña luz irradiando casi a nivel del suelo, Joan pensó que se podría tratar de una salida al otro extremo de la cueva, pero la altura a la que se debía encontrar y que la luz se viera de un blanco tan puro y constante le hizo descartar esa idea, la curiosidad fue más fuerte y luego de intercambiar miradas decidieron avanzar un poco más. A medida que caminaban la cueva se hacía más húmeda y calurosa, pero el brillo era cautivador, empezaron a verse un gran número de estalagmitas y estalactitas, lo cual era casi imposible a menos de que esta parte de la caverna hubiera existido desde antes que la entrada, pero eso no respondía al cómo se había creado. Dorian, quien era el más precavido de los tres quiso dar la vuelta y regresar, algo no le parecía bien en ese lugar, pero sus compañeras seguían avanzando sin escucharle en lo más mínimo. 

La luz cada vez se veía más y más intensa, encandilándolos al principio, pero pudieron distinguir que provenía de un gran hongo. A Luisa se le vino la idea de comer champiñones, pero prefirió dejar de pensar en eso para centrar su atención en Joan, quien extendió lentamente su mano y, pese a los reclamos de Dorian, uso la punta de su linterna para tocar suavemente la parte superior del hongo, el cual dejo de emitir su brillo de manera instantánea, sacando a los exploradores de su trance, pero en cuanto la líder se dio vuelta los demás pudieron ver como la cueva empezó rápidamente a retorcerse y cerrarse, gritaron y corrieron, tratando de evitar los obstáculos que parecían despertar del letargo. Las linternas parecían alumbrar menos que nunca, el camino se sentía más largo, la salida parecía inalcanzable y ninguno pensaba que sus piernas aguantarían. Joan iba ultima, no pensaba en nada más que en correr, aunque en el fondo aun había un pequeño espacio para la culpa, aunque no entendía el porqué de lo que estaba sucediendo, pero debía seguir por su vida, Luisa había tomado la delantera y Dorian trataba de seguirle el paso, pero en el trayecto había perdido sus lentes y ni siquiera él era capaz de entender cómo podía avanzar sin ellos. Cuando estaban a punto de darse por vencidos pudieron ver la luz del seguro exterior y sintieron como sus cuerpos hacían el ultimo y mayor esfuerzo, salieron casi gateando, pero aun así no dejaron de moverse hasta que escucharon un fuerte ruido a sus espaldas. La cueva empezó a derrumbarse mientras todo temblaba a su alrededor, Joan ni siquiera volteo frente a esto, solo quería asegurarse de que sus compañeros estuvieran bien, Dorian estaba aferrado a la pierna de Luisa mientras miraban asombrados lo que pasaba. Después de eso tardaron unos días en reponerse, se quedaron en una posada del pueblo, apenas habían hablado entre ellos, creían que los tomarían por locos, pero no fue así, en cuanto empezaron a relatar su historia les hicieron detenerse y los llevaron a una sala aparte que ninguno de los tres conocía. Los dejaron irse solo después de contestar a todas las preguntar, jurar que no habían hablado con nadie más sobre el tema y firmar un contrato de confidencialidad, aunque, en verdad, no pensaban en referirse al tema nuevamente en lo que les quedaba de vida. Esa información nunca salió a la luz, el equipó fue mandado inmediatamente a una nueva exploración muy lejos de allí, lo que habían descubierto les abrió la puerta a una nueva sección de investigaciones de las que nunca habían escuchado.

El último informe público sobre ellos solo tenía dos párrafos.

"El grupo de expedicionarios se retiró del centro el lunes 4 de noviembre a las 11:45 hrs hacia la región *****, desde donde se dirigirían hacia lo profundo del bosque con dirección noreste unos 10 kilómetros de distancia de la salida del pueblo ****.

Se tienen testigos y pruebas que los localizan yendo correctamente a su destino ese día, pero no hay registros después de su salida del pueblo. Los expedicionarios nunca volvieron al centro."

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⏰ Última actualización: Nov 10, 2021 ⏰

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